Por Amanda Meza, periodista.

Kenji Fujimori. No hay que hablar de Kenji sin mencionar su apellido. No es un nombre aislado. Es un político con una personalidad ficticia. Su imagen se ha creado en los últimos años a base de campañas de marketing que han utilizado sobre todo las redes sociales para atraer a jóvenes, pero también con una asesoría puntual de su padre dictador, y seguramente de su ‘tío Vladi’ desde la Base Naval ha logrado cautivar a un sector de la prensa con aparentes ‘coincidencias’ políticas.

Nadie sabe quién es Kenji en realidad. Es, al igual que su padre, de poco hablar. Sin embargo, no ha sido obstáculo para poner en crisis al país. De la misma vena autoritaria que su hermana, mientras ella y sus 73 otorongos ponían en vilo al país con el intento de vacancia, Kenji asestó el puñal a la Nación concretando un pacto infame con Kuczynski. Las consecuencias nefastas las vemos hoy con un país en incertidumbre, polarizado al máximo, cuya bandera es la impunidad aunque lo traten de negar con encuestas y mensajes pomposos.

A Kenji Fujimori nunca le importó el país, solo la liberación de su padre. Y ello no es un acto de heroísmo. Es un ADN de impunidad, incapaz de reconocer los delitos del padre, que además son delitos de lesa humanidad, incapaz de reconocer el significado de justicia. Al igual que su padre, Kenji no ha hablado nunca de los crímenes y no tiene el menor respeto por las víctimas, tal es así que habla de “catarsis” como si fuera una cuestión de caprichos, quejas e insatisfacciones exigir justicia para el ser amado torturado y asesinado por órdenes de su padre, el dictador.

Pero, esa imagen trabajada en redes, con avatares y ridículas referencias heroicas en medio de una crisis, son parte de esa misma estrategia que tuvo su padre en los 90. Fujimori tenía que ser el salvador y después traicionó a todos y encima dio un golpe de Estado que fue el inicio de más de una década de terror y megacorrupción.

De los escándalos de su perro puñete en la niñez, Kenji reapareció ya adulto para victimizarse como un joven que habría sufrido bullying. Pero, luego, aparecerían los primeros escándalos que han quedado sin concluir. 100 kilos de cocaína hallados en los almacenes cuya propiedad comparte con su hermano Hiro.

Limasa se había fundado en el 2009 con 40 mil soles, y solo en un año y medio incrementó su capital a cerca de un millón de soles. En los años siguientes subió como la espuma. Las investigaciones se ampliaron hasta Almacenes Internacionales SAC (Alinsa), que tiene como socios a Hiro y Kenji, y al alemán Mark Koening, esposo de Sachie Fujimori.

En el caso del asesinato del fotógrafo Luis Choy, el ‘Destructor’ Carlos Timaná  declaró a la Dirección de Investigación Criminal (Dirincri) de la Policía Nacional que un político involucrado en narcotráfico” estaba vinculado con el asesinato. Se trataba de Kenji Fujimori, precisó luego y señaló que esa versión la escuchó de boca de Lindomar Hernández, ‘Puerto Rico’, asesino confeso de Choy. Esta pista quedó allí.

Hiro, Keiko, Alberto, Kenji y Sachie Fujimori luego del indulto.

Ojo al piojo con los Fujimori. César Hildebrandt destaca que no ve en Kenji a una persona malévola. Discrepo. Cargarse a un país y dejarlo en zozobra para lograr la impunidad del padre, no solo es malévolo, que me parece una frase sin rigor, sino que evidencia el verdadero ADN fujimorista que solo conoce la impunidad.

Como sí lo dice Hildebrandt –y allí coincidimos-: “El fujimorismo tolerante, democrático y conviviente no existe”.

VILLANOS

Kenji Fujimori tiene a sus Avengers. Flaco favor. Bienvenido Ramírez aquel de “leer mucho causa Alzheimer” es más un tonto útil que un buen consejero político, Maritza García ya está quemada con lo de “los agresores sanos” que le valió perder la presidencia de la Comisión de la Mujer, Guillermo Bocángel denunciado por negarse a dejar el cargo en la universidad de Huánuco., y otros con antecedentes de cuestionado calibre. Sigue la lista con varios impresentables. La corte del hijo menor de Alberto va de homofóbicos, misóginos, quebranta leyes y demás.

NO CONVOCA

Kenji Fujimori a estas alturas también debe estar aprovechando a las encuestas que le hacen un favor poniéndole mayor aprobación que su hermana que va a la baja; y digo favor porque la credibilidad de las encuestadoras está por los suelos. Lo cierto es que en la práctica no convoca, no aglutina masas y eso se puede ver en la última marcha a favor del indulto y de PPK en la que participó. La gente que fue, en su mayoría, tuvo que ser llevada en buses y con pagos de almuerzo y 50 soles, como lo informó la prensa.

Por eso también la estrategia de Kenji será buscar la reconciliación con su hermana que tiene bases populares.

Los Fujimori se fraccionan y juegan a pelearse, pero tienen más coincidencias que desencuentros. La posibilidad de llegar al poder está en la unión que seguro promueve su padre con Montesinos, este último ha revivido con el indulto y comenta más seguido en Facebook a través de su abogada.

Kenji juega a ser ‘políticamente correcto’. A todo lo que su hermana dice sí, él dice no; pero igual se beneficia de la bancada mayoritaria. No importa si vota en contra porque tiene  a 72 más para que igual se cumplan los deseos de Keiko y ambos se benefician finalmente.

Ese juego macabro de lo ‘políticamente correcto’ nos pasará la factura más temprano que tarde. Jugar al hijo bueno, al hermano solidario y convocante, al ciudadano moderno, al ciudadano compasivo, versus la ingenuidad y desmemoria nacional, nos llevarán por ese círculo vicioso y perverso de la historia si no decimos antes ni Alberto, ni Keiko, ni Kenji.
#FujimoriNuncaMás