En medio de una semana difícil para el cine peruano, y en un contexto donde se aprobó en el Congreso de la República su nueva ley, nuestro país se hizo visible en uno de los festivales más importantes del mundo: Cannes, y en el marco de Quincena de Realizadores; una selección que se destaca por mostrar un cine de más rigor y distinto. Esta tarde en el teatro Croisette del hotel Marriot, se realizó el estreno mundial de Canción sin nombre, film de la cineasta peruana Melina León. El debut del largometraje se realizó en una sala llena y en la cual, tras la función, recibió minutos de aplausos.

Filmada en un impecable blanco y negro para recuperar el espíritu de orfandad y decadencia de los años ochenta de toque de quedas y bombas, Canción sin nombre -más que la investigación periodística en la cual se inspira- es una mirada desde la perspectiva de dos personajes que sufren las consecuencias de una sociedad en anomia; fruto del caos político, la inflación económica y la barbarie de Sendero Luminoso. Dos historias: la de una mujer con una hija recién nacida raptada, y la de un periodista. Ambas historias se cruzan en un drama que no tiene la intención de ser una indagación policial, sino más bien transmitir esas sensaciones de imposibilidad en un entorno hostil.

Tampoco es casual que el film se denomine “canción”, ya que las atmósferas musicales compuestas por Pauchi Sasaki, quien estuvo incluso en vivo tocando en los previos de la presentación en Cannes, le dan el clima más bien de réquiem, mezclado con danzas de tijeras y huaynos que aparecen en algunas escenas.

Al final de la proyección, la cineasta Melina León dijo que este film estaba dedicado a su padre, el periodista ya fallecido Ismael León. Este fue resultado de una investigación realizada en los ochenta, y que terminó descubriendo una red de tráfico de recién nacidos.

Por su parte, la protagonista Pamela Mendoza, que encarna a Georgina Condori, sostuvo que participar en este film fue «una gran oportunidad». Además dijo: «Conozco a Melina de Villa El Salvador, al sur de Lima; y mis orígenes, mi familia, son como el grupo de actores que acabamos de ver en la película. Y doy las gracias a las conquistas que ellos han hecho, a pesar de toda la violencia vivida, a pesar de todo el dolor a los que tienen que estar enfrentadas siempre las familias migrantes en el Perú, gracias a ellos yo estoy aquí», indicó.

La actriz Pamela Mendoza también sostuvo que en Canción sin nombre “quise mostrar la esencia de la fuerza de la mujer de los Andes, de las provincias, del barrio, de la organización popular, que a pesar de toda la violencia que sufrimos, tenemos esas armas para construir oportunidades, y para, sobre el dolor, resistir y seguir adelante. Entonces, me he acercado mucho a las historias personales de las mujeres en mi familia y de mujeres que yo admiro en Lima Sur y Villa el Salvador y en el barrio de donde yo vivo, Villa María, para entender el dolor, pero también las energías y las rebeldías de ellas”.

Por su parte, el actor Tommy Párraga, que encarna al periodista, señaló que para hacer su rol tuvo que reunirse con varios periodistas e indagar sobre ese contexto en que se ejercía la profesión. “Nosotros hemos vivido esos años, recordamos a nuestras familias sufriendo ese caos, los apagones, los coche bombas, y no me fui difícil acercarme a esa época, en recuperar esos miedos”, sostuvo.

El reconocido fotógrafo peruano, Inti Briones, que radica en Chile y también participa en la coproducción del film, indicó que el trabajo que hizo en blanco y negro se inspira en los temores de aquellos años. Y sí, el film posee un blanco y negro que tiene sus puntos más altos en el registro de esa Lima de humedad y niebla.

Canción sin nombre ganó el Concurso Nacional de Proyectos de Largometraje de Ficción del Ministerio de Cultura en el 2014, cuenta con producción de España, EE.UU., Chile y Perú,  apoyo del Programa Ibermedia en  2015. Y en esta edición, compite por el premio Cámara de Oro, dedicado a la mejor ópera prima de toda esta edición del Festival de Cannes. Aún faltan unos días para ver qué se decide.