La empresa Las Bambas inauguró un «camión minero rosa» como símbolo de su compromiso con la equidad e inclusión. Sin embargo, entre las personas más afectadas por sus operaciones están las mujeres del corredor minero sur andino.

Redacción Wayka

A través de sus redes sociales, la minera Las Bambas anunció que sus trabajadores habían adecuado un camión pintándolo de color rosa. «Para demostrar su compromiso personal y el de Las Bambas con la equidad, la diversidad y la inclusión», indicó su comunicado.

Esa decisión fue replicada por la revista Energiminas y otros medios como «un freno al racismo, al machismo y la intolerancia». Pero ¿cómo se refleja el compromiso de Las Bambas en sus operaciones mineras?

Las Bambas

La empresa opera en la región Apurímac, en las provincias de Cotabambas y Grau. Pero el impacto de la actividad minera va más allá de ese territorio, pues el transporte de minerales afecta a más de 170 centros poblados que viven cerca al corredor minero. Es decir, además de las provincias mencionadas, a Espinar y Chumbivilcas en Cusco.

Discurso sin acciones

En 2019, un grupo de mujeres declaró a la ONG CooperAcción que las operaciones mineras afectaban sus cultivos, sus animales y la salud de sus familias. La razón: el ruido y la polvareda que generan los cientos de camiones que transportan cobre extraídos por Las Bambas.

“Antes nuestro producto daba normal, ahora apenas se cosecha. Han muerto cuatro ganados y como 60 chivos. Les atropellan, también toman el pasto con polvo y el agua que dispersa los camiones cisterna que riegan la carretera. Sus estómagos comienzan a hincharse y mueren”, declaró Guadalupe Soto, comunera de Cotabambas, a Gran Angular en 2016. Un problema que, de acuerdo a diversas organizaciones sociales, Las Bambas no ha solucionado.

En 2015, las protestas en contra de la minera resultaron en tres muertes y múltiples heridos y denunciados. Virginia Pinares, defensora de Cotabambas, espera conocer cuál será su sentencia cuando se reanude el juicio. A inicios de este año, se absolvió a un grupo de comuneros acusados de dañar propiedad de Las Bambas, pero otros como Virginia aún enfrentan las consecuencias de la criminalización.