Redacción Wayka

Fuerza Popular y Perú Libre ya están en la campaña de segunda vuelta electoral. Durante estas próximas semanas, las alianzas políticas y posibles cambios de discursos jugarán un principal rol para convencer al miedo y a los indecisos.

Tras saberse los resultados electorales, Keiko Fujimori apareció en el local de Fuerza Popular en la avenida Colón en el centro de Lima. Desde allí lanzó un discurso conciliador pero sin inmutarse pidió acabar con el odio, la venganza y el enfrentamiento que ella misma desencadenó desde que le ‘deseó suerte’ a PPK para mantenerse en el Gobierno durante el último quinquenio y ser la voraz oposición que terminó vacando a dos presidentes, dejando 16 leyes inconstitucionales, un Congreso disuelto y otras vergonzosas intervenciones que han quedado en la memoria.

Mientras Keiko se muestra ahora como una candidata religiosa, conciliadora, que rechaza la confrontación, sus socios políticos hacen el trabajo sucio de asimilar a Pedro Castillo a Evo Morales, al Chavismo y la ultraizquierda. Sin embargo, el trabajo duro del fujimorismo será convencer a los otros partidos políticos que no le abrirán la puerta tan fácilmente como el Partido Morado y Victoria Nacional. Con las alianzas de Avanza País y Renovación Popular, al fujimorismo no le alcanzaría para ganar la segunda vuelta.

Patricia Zárate, investigadora del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), dijo a Hildebrandt en sus Trece que “los fujimoristas se han alegrado de que Keiko haya pasado con Castillo a segunda vuelta, pero no creo que sea tan simple como para decir que toda la derecha se unirá para que ella gane. Los grupos más de derecha extrema no son tan mayoritarios. Aquí se van a mezclar muchos otros factores. También aseveró que los votantes de Rafael López Aliaga podrían seguir a Castillo. “Ambos comparten un discurso más confrontacional. Keiko no la tiene fácil”, dijo Zárate.

Sin embargo, para Hernán Chaparro, investigador y catedrático de la Universidad de Lima, “si el fujimorismo se confía y sigue radicalizando su discurso, yo creo que le hará un favor a Castillo”. Para Juan de la Puente, periodista y analista político, “la idea de las coaliciones es la de procurar una mayoría que sea cómoda y suficiente para ganar. El giro conservador no es suficiente para una victoria. Y del mismo modo, tampoco es suficiente el voto contestatario para producir una alternativa de gobierno. Me parece que en una segunda vuelta con números tan bajos de votos ninguno la tiene fácil”, dijo a Hildebrandt en sus Trece.

Pedro Castillo salió desde el resultado del mismo día de las elecciones en Chota, Cajamarca, desde donde dijo que no cambiará su discurso ni firmará una hoja de ruta, como Ollanta Humala en 2011. “Sería ir contra mis principios y contra el mismo pueblo”, dijo Castillo. Ha invocado a los empresarios peruanos conversar para que apoyen su candidatura. A cambio, ha ofrecido ‘seguridad jurídica y potenciales económicos’. “Hemos puesto en agenda la revisión de contratos con las empresas transnacionales y vamos a dar prioridad a las empresas nacionales, a la economía de la patria”, dijo el candidato de Perú Libre.

Sobre sus posibles alianzas, Castillo contó que se ha comunicado con portavoces de Renovación Popular y Avanza País. Sin embargo, Rafael López Aliaga de RP adelantó que no apoyará a Perú Libre.  El candidato cajamarquino dialogará con Juntos por el Perú quienes “están evaluando colectivamente y también esperando conversar con Perú Libre”, dijo Álvaro Campana, secretario general de Nuevo Perú. Mientras que en Victoria Nacional, están divididos y no tienen nada claro. Sin embargo, su candidato Forsyth tuvo un discurso de renovación política ¿Se aliarán con la ‘mismocracia’?

Sobre Pedro Castillo, Hernán Chaparro dijo a Hildebrandt en sus Trece que “está buscando dar un mensaje que lo saque de esa imagen más estereotipada de radical, aunque asumo que estas conversaciones se van a dar como una negociación sindical. Castillo se ha preocupado en contrarrestar una sobrerreacción de las personas que nunca entendieron qué pasó durante la primera vuelta”. 

Patricia Zárate de IEP dice que “a la gente no le interesan los planteamientos serios ni las hojas de ruta. Le interesan los discursos que apelen al “yo soy como tú”, “yo te entiendo”, “la salud no debería ser un privilegio”, “la educación menos”. Castillo es un maestro rural y conoce estos problemas de cerca. Keiko Fujimori no puede decir lo mismo”. Sobre el miedo al extremismo de izquierda, Zárate no cree que afecte la candidatura de castillo porque ese miedo está en las clases altas de Lima. “¿Qué miedo va a tener la gente que no tiene nada?”, se pregunta.

En la primera vuelta, el antifujimorismo no estuvo activo contra Keiko porque no era una amenaza debido a su bajo porcentaje de votos. “Ahora que está en el escenario, con todas las luces puestas sobre ella, no es de extrañar que todo el sentimiento antifujimorista, que no solo es de centro, vuelva a jugar un rol importante”, dice Hernán Chaparro. En 2011 y 2016, el antifujimorismo impidió la victoria de Keiko ante Ollanta Humala y PPK. A pesar de estar acusada de lavado de dinero, crimen organizado y obstrucción de la justicia, el fujimorismo se cree el “mal menor”. Además, Keiko Fujimori apuesta por una mano dura que reinvidica a su padre el dictador Alberto Fujimori, a quien ha prometido indultar de llegar al poder

Si en algo están de acuerdo ambos candidatos es en contra del enfoque de género, el matrimonio igualitario y el aborto. “El mundo de las libertades, el centro político y los movimientos sociales esperan de él (Pedro Castillo) una apuesta clara contra la derecha y contra cualquier forma de autoritarismo político y moral”, aseveró Juan de la Puente.