Lizzete, Gitla, Clara y Grecia son solo 4 de cerca de una decena de mujeres que aseguran haber sufrido violencia obstétrica y negligencia a manos del doctor Erle Mongrut-Steane de la Clínica Montesur. Al día de hoy, Erle Mongrut cuenta con un proceso abierto por homicidio culposo por el sufrimiento fetal y posterior muerte de un bebé de 7 meses.
Por: Danitza Alipio
En 2019, Gitla Hochman tuvo que ver partir a su bebé de tan solo 7 meses, después de una larga agonía que se inició incluso antes de su nacimiento por una serie de negligencias y malas prácticas de las que acusa a su ginecólogo, Mongrut-Steane. Casi dos años después de iniciar el proceso penal, continúa esperando justicia, pero ahora acompañada de otras tres mujeres que aseguran haber vivido situaciones similares de violencia obstétrica y mala praxis médica. Las cuatro madres señalan como responsable de sus pérdidas y dolor al mismo doctor: Erle Mongrut-Steane.
El caso de Gitla y Josecito: “Él quería que mi bebé se muera”
Tres días antes de su último control prenatal, con 38 semanas de un embarazo sin riesgos y saludable, y habiendo cumplido con 10 controles prenatales, Gitla dejó de sentir los movimientos fetales de su esperado hijo. Inmediatamente se comunicó con Mongrut-Steane, el doctor que monitoreaba su embarazo. Según cuenta Gitla, Mongrut-Steane minimizó su preocupación alegando que era “normal perder los movimientos fetales cuando el bebé está a término debido a que, como está tan grande, no tiene espacio para moverse”.
Otras alarmas no atendidas por el ginecólogo, narra Gitla, fue la pérdida de líquido amniótico sanguinolento que presentó días después de su último control prenatal. Mongrut ya le había advertido que si perdía líquido debía ponerse un pañal porque las embarazadas “se orinan”, minimizando nuevamente su preocupación y obviando su sintomatología. El día que empezó a eliminar líquido, Gitla cuenta que el doctor le aconsejó que se quedara en casa, porque según su último control aún no había dilatado.
Según la Guía de Práctica Clínica (GPC) para la Atención de Emergencias Obstétricas del Ministerio de Salud (MINSA), la pérdida de líquido es parte de un cuadro clínico de ruptura prematura de membranas y debe ser atendida por un médico. Gitla, sin tener conocimiento de ello en ese momento, pero impulsada por su instinto, acudió a la clínica a las 8:30 am, pero no recibió atención sino hasta dos horas después, momento en el que recién inician el monitoreo de los latidos fetales, pero según denuncia, de forma inadecuada. Fue entonces que Gitla empezó a experimentar pérdida de un líquido amarillo verdoso, que según la guía del MINSA está asociado a sufrimiento fetal. En ese momento, el hijo de Gitla se estaba asfixiando en su vientre.
Gitla asegura que a partir de ese momento se dieron otra serie de negligencias, tanto en el monitoreo fetal, como en el posterior parto y durante la atención del recién nacido. Negligencias que han sido confirmadas por la Superintendencia Nacional de Salud (SuSalud). En una resolución del 2021, SuSalud lista las negligencias médicas cometidas por Mongrut y la clínica Montesur. Son 36 los hechos clínicos, que tanto el médico como la clínica, pasaron por alto en la atención del parto y del recién nacido, lo que provocó que su hijo naciera con asfixia severa, síndrome convulsivo e insuficiencia renal – según el primer diagnóstico del 12 de diciembre, 8 días después de su nacimiento-.
Antes del parto.
Entre los hechos clínicos sancionados se encuentran: no elaborar el perfil biofísico del feto; no aplicar antibióticos, pese a que ya existía una ruptura de la bolsa y pérdida de líquido amniótico con señales de heces del feto; evaluación clínica incompleta a Gitla Hochman, pese a su ingreso por emergencia; aplicación de oxitocina sin evaluar los riesgos en un feto que ya se encontraba con disminución de latidos cardiacos y asfixia, y sin maduración de la cérvix.
Durante el parto.
En cuanto a los hechos negligentes en el parto, SuSalud sancionó que este se haya realizado de forma vaginal 17 horas después del ingreso de la paciente al hospital sin valorar los indicadores de asfixia del bebé. Así mismo, se sancionaron dos acciones que son consideradas formas de violencia obstétrica (trato deshumanizado a pacientes en procesos reproductivos y reconocida como una forma de violencia de género desde 2016 en Perú): el mayor número de tactos vaginales a lo recomendado por la Guía Práctica de atención de emergencias obstétricas del MINSA, y el uso de la maniobra de Kristeller, un procedimiento violento desaconsejado por la Organización Mundial de la Salud debido a los daños que provoca al feto.
Con respecto al recién nacido
SuSalud sancionó no haberle brindado tratamiento de hipotermia que, según el Instituto Nacional Materno Perinatal-Maternidad, reduce los riesgos de muerte o discapacidad. También sancionó no haberle dado masaje cardíaco, pese a que el menor nació sin llanto y con latidos menores a 100 por minuto, y no brindar oxigenoterapia, lo cual resulta esencial para la atención de insuficiencia respiratoria, según el Grupo de Trabajo de Técnicas de la Sociedad Española de Neumología Pediátrica.
La resolución de SuSalud que sancionó a la clínica a nivel administrativo con más de 300 UIT, impulsó a Gitla Hochman a iniciar un proceso penal contra el médico. Esta vez no solo por negligencia, sino por intentar ocultar la negligencia adulterando datos médicos.
“Esto fue un homicidio doloso”
La denuncia fue interpuesta en la Segunda Fiscalía Corporativa Penal de Santiago de Surco por el presunto delito de lesiones graves y falsificación y omisión de documentos. Esta última acusación debido a que, según lo expuesto en la resolución número 05 del expediente 0652-2020/IFIS de SuSalud en el caso de Gitla y su bebé, la clínica Montesur y Erle Mongrut-Steane alteraron los datos de la historia clínica y omitieron información relevante respecto a su atención, incluso cayendo en contradicciones entre la obstetra y Mongrut, y los médicos neonatologos tratantes.
El fiscal Nilo Paredes Chávez (actualmente removido del caso por una queja puesta por Hochman), formalizó la acusación contra el médico y contra la clínica como tercero civilmente responsable. La acusación es por el delito de homicidio culposo, que según el código penal hace referencia a quien “por culpa, ocasione la muerte de una persona”, y cuya sanción es de mínimo un año y máximo cuatro. Según Gitla Hochman, debería ser por homicidio doloso, por haber intentado ocultar la negligencia original intentando que su bebé muriera antes de nacer.
El informe pericial presentado por Hochman, realizado por el especialista en ginecología y obstetricia Jorge Ricardo Caycho Ortiz, quien analizó el partograma y evidenció las alteraciones entre los registros de Mongrut y la obstetra a cargo, señala que el sufrimiento fetal era evidente, así como la desaceleración cardiaca y la disminución de movimientos fetales.
Así mismo, indica que “después de 10 horas de ruptura de membranas, líquido amniótico meconial (con heces del feto), 5 episodios de desaceleraciones de latidos fetales y sin tener evidencia del bienestar fetal” constituía un alto riesgo inducir al parto utilizando oxitocina. Así como la aplicación de analgesia epidural. También señaló que la insistencia en un parto vaginal con tantos indicadores de sufrimiento “constituía la Crónica de un desenlace perjudicial”.
Además, al realizar la comparación del control de frecuencia de latidos cardíacos fetales anotados por Mongrut-Steane y la obstetriz en la historia clínica, y lo que muestra el monitor electrónico fetal, el especialista concluyó que “la diferencia de registro de la frecuencia cardíaca fetal en el período expulsivo por parte del personal que atendió el parto, su significancia y consecuencia es un hecho que supera la negligencia y su esclarecimiento debe determinar la Autoridad Judicial competente”.
Pero no fue el único informe presentado por Hochman. En otro informe pericial, los médicos Roberto Daza y Noé Vizcarra también concluyeron que los múltiples procedimientos que Mongrut-Steane omitió, provocaron una encefalopatía en el menor, lo que constituye una lesión grave, seguida por la eventual muerte del bebé.
Por todo esto, para Gitla y su defensa, la cadena de acciones realizadas por Mongrut-Steane sobrepasan la negligencia médica, y es por ello que solicitó se tipifique el delito contra el médico como homicidio doloso y no culposo, como hasta ahora.
“Yo a la fiscalía le digo que esto es dolo. Hay conocimiento y voluntad de que mi bebé se muera. ¿Y por qué digo esto? Porque él al ver que a las 5 de la tarde mi bebé tenía daño cerebral, en vez de decir he cometido un error, no me debí ir, puede venir con daño cerebral y hay que hacer una cesárea de emergencia, él en vez de hacer eso, dijo ‘voy a acabar a este bebé rápidamente’ ¿para qué? Para poder tergiversar como él quería la historia médica; segundo para que ningún otro doctor lo vea, porque al ser un bebé nacido no vivo, él iba a ser el único doctor que iba a controlar su historia médica (…) Él quería decir que todo estuvo bien en el partograma y decir que se murió súbitamente, una muerte súbita, accidental. Una muerte porque no pujó bien la mamá, como él quiere decir. Él hizo todo lo posible para que mi bebé falleciera en el vientre”.
Sin embargo, la fiscalía no ha tomado en cuenta estos elementos como suficientes para considerar la afectación y posterior muerte del hijo de la señora Gitla como un delito doloso. Lo que, según, el abogado de la denunciante, Wuilliam Rey Medina, “favorece muchísimo al médico investigado”.
El caso de Clara: Me dijo que mi bebé murió por daño genético, era mentira
“En este país no hay justicia” es lo primero que dice Clara García al intentar contar su propia experiencia con el médico Mongrut-Steane, quien controló y atendió su primer embarazo desde el inicio, y quien le anunció, durante su último control prenatal, que su bebé ya no presentaba latidos.
Cuatro días antes de ese control, Clara sintió contracciones. Ella decidió llamar a la ambulancia para ser trasladada de emergencia a la clínica Tezza donde se atendía, y además, se comunicó con su médico tratante, Erle Mongrut-Steane. Según su testimonio, el doctor Mongrut-Steane se limitó a decirle que debía descansar, y le recetó una pastilla para que “se relaje”. Dado los casi 20 años que han transcurrido desde ese hecho, Clara no logra recordar qué pastilla le recetó el ginecólogo, sin embargo, afirma que en evaluaciones posteriores otros médicos le informaron que esa pastilla no debe darse a las mujeres embarazadas.
Además, Clara cuenta que presentaba unos miomas, por lo que varios familiares médicos le mencionaron que ella debía ser intervenida antes de que el embarazo llegara a término, debido a los riesgos que representaban estas tumoraciones. Pero ella no los escuchaba, por la confianza que tenía en el médico Erle Mongrut-Steane y porque esas opiniones no eran de especialistas.
Sobre ello, la Decana Regional del Colegio de Obstetras, Ginger García, explica que en este tipo de casos, como el de Clara, tener miomas uterinos deben ser controlados por el personal médico, quien es el encargado de informar a las gestantes sobre los riesgos que implican. “Lamentablemente en nuestro país se han minimizado los factores de riesgo al punto que se ponen en riesgo a estas mujeres y sus bebés”, asegura.
Clara recuerda que el día de la funesta noticia “tenía una sensación horrible”, mezclada con confusión al no entender lo que le estaba pasando. Ese día le hicieron una cesárea para sacar de su vientre a su hijo fallecido. Según su testimonio, el médico le dijo que ella y su hijo tenían males congénitos. Sin embargo, su esposo no se quedó tranquilo con ese diagnóstico y le hizo una necropsia que arrojó sufrimiento fetal agudo en su bebé.
“Cuando obtuve el resultado de la necropsia fui a buscarlo para preguntarle de qué daño genético me hablaba, y nunca lo encontré. Entonces, yo ya lo denuncié y el fiscal me dio la razón, lo acusó por homicidio culposo. Incluso en un momento fue declarado reo contumaz porque no iba”.
En conversación con Wayka, Mongrut-Steane confirmó que fue su médico, pese a que en otro medio periodístico señaló que conoció a Clara el mismo día de la cesárea, sin embargo mencionó que él no tuvo nada que ver con la muerte del bebé de la denunciante: “a la señora se le murió el bebe dentro del útero, yo no tuve ninguna participación ahí(…) ese caso se judicializó y terminó ya hace un montón de años”, aseguró.
Según lo narrado por Clara, el juez llamó 3 veces a sentencia, con intervalos de aproximadamente 6 meses, por lo que al final el delito prescribió y Mongrut-Steane nunca pudo ser debidamente sancionado. Su sospecha es que tanto el juez, como el fiscal, dilataron el proceso a favor del médico. Al día de hoy, por salud mental, decidió eliminar toda la documentación que guardaba del procedimiento judicial, y solo espera que Gitla pueda conseguir justicia a nombre de todas las otras víctimas.
El caso de Lizette: Perdió a sus bebés gemelos
Dieciocho años después de lo ocurrido con Clara, y tan solo cuatro años desde la muerte del bebé de Gitla, una nueva mujer asegura haber sido víctima de Mongrut-Steane. Lizette Larrabure narra que perdió un embarazo gemelar de 3 meses, tras no ser diagnosticada a tiempo por una infección urinaria severa.
Según el propio testimonio de Lizette, durante sus controles, Mongrut-Steane no se mostró diligente, y por el contrario, minimizaba el dolor que ella presentaba, indicando que tome coca cola para que la cafeína le ayude a sentirse mejor. Tras insistir en una revisión, el médico la diagnosticó con una vulvitis ( inflamación de la vulva), y le recetó una crema.
Días después, llegó a la ecografía de rutina con su hija de trece años, que quería conocer a sus hermanitos gemelos. Fue en ese momento, que le informaron que los bebés no tenían latidos fetales, y le indicaron un legrado. Tras realizarle el procedimiento quirúrgico también le indicaron, al igual que a Clara, que sus hijos venían con males congénitos.
Fue debido a la insistencia de Lizette que Mongrut-Steane indicó un urocultivo, el cual arrojó que su infección era por la bacteria Escherichia Coli con betalactamasa, la cuál la llevó a estar hospitalizada por la gravedad de su estado.
Mongrut-Steane señaló sobre este caso que la infección fue posterior a la pérdida del embarazo, “que eso no tuvo nada que ver”, y que es un caso que también se cerró tras un procedimiento administrativo en el que intervino SuSalud. Según Lizzette, la entidad nunca le informó que el médico tenía otras denuncias por negligencia.
Además, Lizzette insiste en que la sintomatología de la infección existió previo a la pérdida de su embarazo, y que no fue atendida de forma correcta por el médico.
La Decana Regional del Colegio de Obstetras, Ginger Garcia, señala que cualquier infección, desde una infección molar hasta una genital, vaginosis o cualquier otra, puede producir un aborto si se da muy temprano en el embarazo, antes de las 20 semanas, o un parto prematuro si ya el embarazo está avanzado, “porque la fiebre genera contracciones uterinas”.
El caso de Grecia Salas: Operada sin anestesia pese a sus gritos y reclamos
La cuarta víctima que dialogó con Wayka cuenta que sufrió un dolor físico inimaginable al ser operada antes que la anestesia le hiciera efecto. Con tan solo 20 años en ese momento, Grecia Salas narra que sintió claramente el primer corte realizado por Mongrut-Steane mientras le practicaba una cesárea.
Salas cuenta que llevó sus controles con el médico denunciado debido a que era familiar de la familia de su entonces esposo. Inicialmente, ella había solicitado una cesárea porque sufría de convulsiones y su neurólogo le indicó que un parto natural sería riesgoso, sin embargo, Salas asegura que Mongrut-Steane se negó a programar la operación.
Cuando por fin Mongrut-Steane aceptó Grecia Salas fue trasladada a sala de operaciones, donde le cubrieron la cabeza con una sábana e iniciaron el corte sin que la anestesia le hubiera hecho efecto. Ella narra que gritó lo que sentía, y que fue gracias a que ingresó el papá de su hijo a grabar el parto que recién le pusieron anestesia general para continuar con la operación.
Al ser preguntado sobre este caso, Mongrut-Steane no niega que esto ocurriera pero responsabiliza de la situación al anestesiólogo, señalando que él es quien indica en qué momento operar.
Sin embargo, Grecia asegura que cuando despertó y contó lo sucedido, el médico alegó que ella se había “imaginado” el dolor debido a que se encontraba “muy nerviosa”: “El doctor minimizó lo que me había pasado, y como era la familia de mi entonces esposo le creyeron a ese doctor. Fue el peor dolor de toda mi vida, yo ni siquiera quería volver a salir embarazada por miedo”, relata.
Grecia no denunció formalmente por miedo a que él minimice la situación, sin embargo al ver el testimonio de Gitla, decidió contar su propia experiencia en apoyo a su lucha por justicia.
Gitla espera justicia
Gitla Hochman decidió contar su historia a través de redes sociales y fue gracias a ello que conoció las otras 3 historias aquí recogidas, además de las historias de varias otras mujeres que mencionan haber recibido trato o acciones negligentes por parte del mismo médico, Erle Mongrut-Steane, tanto en la clínica Tezza como en la clínica Montesur.
Ahora ella teme que Mongrut-Steane esté preparando su fuga. Hochman asegura haber recibido comentarios de pacientes que confirman que el doctor ya no está programando partos en la clínica Montesur, en la que a pesar de todo continúa atendiendo. Según manifiesta, también, fuentes cercanas al médico le han informado que él ya está anunciando su retiro.
Para Gitla y su defensa esto refleja un inminente peligro de huída. Por ello, han solicitado que se dicte una medida cautelar e impedimento de salida de Erle Mongrut-Steane del país, adjuntando como medios probatorios documentos que dan cuenta de la venta de sus bienes. Sin embargo, el juez ha negado esta solicitud alegando que no ve necesaria la medida.
Por otro lado, tampoco se han efectuado las acciones de cobranza a la Clínica Montesur con respecto de la resolución favorable que tiene por SuSalud. De hecho, la Clínica Montesur decidió presentar una demanda contencioso administrativa que llevó a SuSalud a suspender las actividades de cobranza. La defensa de Gitla alega que dicha demanda ya fue juzgada, y que es una acción ilegal debido a que las acciones de cobranza solo pueden suspenderse si hay una medida cautelar por parte de un juez, situación que no se ha presentado pues eel proceso sigue en trámite según la propia respuesta de SuSalud a los padres denunciantes.
Gitla y su familia esperan el cumplimiento de la sanción administrativa como parte de su camino hacia la justicia. Pero para ellos no es suficiente, pues esperan lograr la sanción e inhabilitación del médico.
Como parte de su búsqueda de justicia, su caso también ha sido elevado a la comisión de Salud del Congreso, por la congresista Katy Ugarte. Sin embargo, hasta el momento no ha obtenido respuesta.
Según Erle Mongrut-Steane Goicochea, el nacimiento del pequeño Josecito con afectaciones cerebrales, se debió a que a la hora del parto la madre no pujó, y según su descargo, la madre tardó más de 20 minutos en aceptar la episiotomía. Además, contradiciendo el documento de SuSalud, Mongrut-Steane sostuvo que la sanción de esta entidad es solo por fallas administrativas; y contradiciendo a otros profesionales médicos, dijo que la pérdida de líquido meconial no es signo de sufrimiento fetal.
También negó responsabilidad en la muerte del hijo de Gitla, argumentando que fue por broncoaspiración, pretendiendo incluso culpar a sus cuidadores de la muerte del bebé: “él ha muerto 7 meses después, murió porque se ha aspirado, ¿no? No sé, usted ha visto que hay personas que viven en cama sin aspirarse durante años y años y no se aspiran, si una persona postrada se aspira, uno le echa la culpa al responsable que no lo cuidó bien, ¿no?”, señaló.
Así mismo, como parte de su defensa legal, Mongrut-Steane presentó un informe de Tanatología Forense que concluye que todas las atenciones fueron adecuadas; y un informe pericial de parte, que indica además que las guías del MINSA no son de cumplimiento obligatorio y que la señora Gitla presentó un comportamiento “condicionado y poco colaborativo” al realizar su plan de parto, lo que complicó el periodo expulsivo del mismo.
Sin embargo ambos informes han sido quejados por Gitla Hochman en sus alegatos finales. Con respecto al informe de Tanatología Forense, Hochman argumentó que el documento no es legítimo debido a que medicina legal no contaba con la historia médica de la atención del 3 y 4 de diciembre del 2019, días en los que precisamente estuvo en trabajo de parto. “No se han derivado los documentos esenciales del caso, como mi historia médica, como el certificado de defunción de mi bebé, donde está la causa de muerte y es por eso que existió un proceso de observación al fiscal y ahora (ese fiscal) ya no continúa. (…) Esto genera un pronunciamiento totalmente inválido”, señala la denunciante acerca del informe forense presentado por Mongrut-Steane.
Mientras sobre la pericia de parte presentada por el médico, Hochman señala que es totalmente ilegal, ya que se basa en el solo testimonio del médico, y asegura la denunciante, narra hechos que nunca ocurrieron y que se consideran hasta difamatorios. “¿En base a qué hacen esa pericia? A una entrevista que le hacen al mismo Erle Mongrut-Steane y en la que él se encarga de mentir a diestra y siniestra, y utilizan esas mentiras, falsedades, calumnias y difamaciones que hace sobre mi Eerle Mongrut-Steane, para hacer esta mal llamada pericia (…) que no tienen prueba de carácter inicial, como dice SuSalud”, asegura.
Cabe señalar que lo argumentado por Mongrut-Steane y la Clínica Montesur, acerca de que las Guías del MINSA no son de cumplimiento obligatorio, es desmentido por Susalud en la resolución Nro 9 del caso en la que menciona que “de acuerdo a lo establecido en el numeral 5.2 de la Norma Técnica de Salud para la Elaboración y Uso de Guías de Práctica Clínica del ministerio de Salud – NTS N° 117-2006MINSA/DGSP-V.01, aprobada por Resolución Ministerial N° 302-2015/MINSA; “las Guías de Práctica Clínica que aprueba el Ministerio de Salud, mediante resolución ministerial, son documentos normativos”.
Gitla Hochman ahora se encuentra a la espera de acceder a la acusación fiscal, que según una notificación reciente fue formalizada en mayo, pero de la que aún no le ha llegado información sobre su contenido.
Gitla y su familia exigen que Erle Mongrut-Steane sea inhabilitado por la muerte de su bebé, inhabilitado para que no siga da˜ãndo a otros bebés y familias, pero que además pague con cárcel por los delitos de los que se le acusa: “Yo exijo que no quede impune, porque si se queda impune corre peligro la vida de los bebés y de las mamás. Hago un llamado para que todas nosotras, las víctimas de Erle Mongrut-Steane, tengan paz finalmente al ver que se ha sancionado al criminal de nuestros hijos”, dice con firmeza.