En el Perú se registran aproximadamente 57 casos de violencia sexual a niños, niñas y adolescentes a diario, según datos del MIMP. En un país tan desigual como el Perú, la falta de cámaras Gesell limita el acceso a una justicia adecuada para víctimas de abuso infantil, sobre todo para quienes viven en zonas rurales. Mientras Lima Metropolitana cuenta con 33 de estas instalaciones, en Áncash, Junín y Madre de Dios las pocas que tienen están inoperativas.
Las cámaras Gesell, también conocidas como salas de entrevista especializadas, son una herramienta de investigación forense que consiste en habilitar un espacio donde se lleva a cabo entrevistas con víctimas de abuso sexual, violencia familiar, trata de personas u otros delitos graves. Su importancia radica en que permiten que los testimonios de las víctimas, en este casos infancias y adolescencias, sean grabados en un entorno seguro y controlado, para ser utilizado por las diversas partes de un proceso evitando la revictimización, ya que los menores afectadas no tendrán que repetir los detalles traumáticos de su caso durante el proceso judicial.
Pese a su relevancia, el Perú solo cuenta con 118 cámaras Gesell, la mayoría ubicadas en zonas urbanas. Más de un tercio de las regiones tienen instalaciones Gesell inoperativas: Áncash, Ayacucho, Cajamarca, Callao, Junín, Lima, Madre de Dios, Piura y Puno. Esto crea un vacío crítico en la protección de niños, niñas y adolescentes (NNA) víctimas de abuso.
De estas, son tres las regiones que tienen el total de sus equipos inoperativos: Áncash, Junín y Madre de Dios. Es decir, los menores que denuncian abuso sexual, físico o psicológico no tienen espacios adecuados a los que acudir. Alrededor de 2 millones y medio de personas que viven en estas regiones están privadas del acceso a la justicia en condiciones dignas.
¿Cómo funcionan las cámaras Gesell?
La cámara Gesell está conformada por dos habitaciones divididas por una pared con un espejo unidireccional. Este permite ver, desde la sala de observación, lo que ocurre en la sala de entrevista, donde se realizan las preguntas a los niños, niñas y adolescentes. En ambos espacios existen equipos de audio y video que graban lo sucedido y sirven para las investigaciones pertinentes.
El Protocolo de Cámara Gesell del Poder Judicial peruano señala que a la sala de entrevistas solo ingresan el psicólogo/a, el menor de edad y un traductor, de ser necesario. Ello con el objetivo de que fuentes externas no puedan manipular el testimonio del menor. Asimismo, el espacio es acondicionado para que la víctima se sienta cómoda y, en lo posible, no pase por una experiencia revictimizadora contando lo que vivió. Por ello, esta entrevista solo se realiza una vez.
Este método no solo protege al menor del estrés adicional de enfrentar a su agresor en una sala judicial tradicional, sino que también ayuda a obtener testimonios más claros y fiables. La ausencia de cámaras Gesell en varias regiones del Perú implica que muchos niños se enfrentan a la revictimización, al ser obligados a relatar sus experiencias traumáticas en contextos menos protegidos y en múltiples instancias del proceso de denuncia.
“Le decimos la verdad siempre (a NNA). Les decimos que están ahí, para qué objetivo y con qué función. (…) Les preguntamos sobre su vida, sus gustos, preferencias, algunas situaciones que den cuenta de la capacidad de recuperar recuerdos recientes. Generalmente les preguntamos qué hicieron ese día, a qué hora se levantaron, qué comieron y después vamos a recuerdos remotos, ya sea un cumpleaños o alguna fiesta, alguna Navidad, Año Nuevo, para que espontáneamente surja del relato algo que nos permita poder poner a prueba estas condiciones que es necesario evaluar en esa primera etapa”, explica una psicóloga especializada que realiza entrevistas en cámaras Gesell que prefirió mantener su identidad en reserva.
Añade que en la entrevista no se pueden realizar preguntas que confundan al menor o que manipulen su relato. “No se puede introducir información que no haya surgido, que no se desprenda del relato. Por ejemplo, si el niño está contando que vivió una situación de abuso con su papá al que ve porque están separados de la madre en la casa y no nombra otras circunstancias, yo no puedo decirle ‘tú tienes un padrastro que lo ves en otro lugar, ¿no será él? o ¿cómo te llevas?’. No puedo introducir esa información”, resalta.
Cifras alarmantes
De enero a mayo de 2024, los Centros de Emergencia Mujer registraron 8512 casos de violencia sexual a menores de edad, lo que representó el 68.4% del total de casos atendidos. En lo que va del año, se han reportado un aproximado de 57 casos al día de violencia sexual a niños, niñas y adolescentes, según datos del MIMP.
Áncash registró 343 casos; Junín, 400; Madre de Dios, 77. ¿Quién garantiza un trato digno para los más de 800 NNA que denunciaron ser violentados? La falta de estas instalaciones en el Perú no solo refleja una brecha significativa en la infraestructura de justicia, sino que también perpetúa una desigualdad regional profunda. En áreas donde no existen cámaras Gesell, los menores y sus familias deben viajar largas distancias para acceder a una justicia que debería estar a su alcance localmente. Este desplazamiento no solo es costoso, sino que también puede desincentivar a las familias a seguir adelante con los procesos judiciales, debilitando así el sistema de justicia en su conjunto.
“La posibilidad de acceder a la justicia es parte de esa recuperación y no debe ser un episodio tan o más traumático como el que ya vivió la persona” resalta Jennie Dador, secretaria ejecutiva de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos.
La presencia de cámaras Gesell tiene un impacto positivo en la efectividad del sistema judicial. Las pruebas obtenidas en estas instalaciones suelen ser de mayor calidad, lo que facilita la resolución de casos y contribuye a una mayor tasa de condenas justas. Sin la adecuada infraestructura, el proceso puede verse comprometido, y los casos pueden no avanzar como deberían. Esto tiene consecuencias graves para la justicia y el bienestar de los menores, quienes merecen una protección integral y un proceso judicial eficiente.
Es esencial que el Estado y las autoridades locales prioricen la instalación de cámaras Gesell en cada región del Perú. Este paso es fundamental no solo para garantizar que todos los niños, sin importar su ubicación, reciban una justicia adecuada, sino también para construir un sistema judicial más equitativo y sensible a las necesidades de las víctimas menores de edad.
Intentamos comunicarnos con el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables para consultar si se estaban dando procesos para implementar más cámaras Gesell y garantizar que NNA accedan a un proceso digno, pero hasta el momento de la publicación de esta nota, no contestaron.