Solo detrás de Haití, el país más pobre de la región, el Perú y sus aproximados 37 mil pacientes de tuberculosis se posicionan en el segundo lugar con mayor cantidad de enfermos a nivel latinoamericano. Un reciente informe de la Contraloría de la República revela los detalles de la problemática.

Además de identificar las fallas del Ministerio de Salud frente a la atención a los enfermos de TBC, el informe de la Contraloría trae también conclusiones alarmantes. Inicialmente, el Minsa se propuso erradicar la enfermedad en mil 500 pacientes por año. Sin embargo, las 500 personas que anualmente se contagian de tuberculosis demuestran el notorio fracaso de la primera meta del Minsa.

Según el informe, de los 268 mil casos de tuberculosis que se han registrado en el continente, Perú concentra el 14%, es decir, más de 37 mil 500 enfermos.

Sobre las fallas del Ministerio de Salud, según lo identificado por la Contraloría de la República, consiste principalmente en la ineficiencia y en la demora de los centro de salud para identificar detectar la tuberculosis en sus pacientes. No solo eso. El informe también advierte deficiencias en los tratamientos a las personas con la enfermedad, pues el 91% de los diagnosticados no asiste a los controles médicos ni toma sus medicinas respectivas.

“En el Departamento de Neumología ya no hay camas. El número de niños que en los últimos años se han contagiado de la enfermedad ha aumentado considerablemente. No hay presupuesto para atenderlos y por el momento se han tenido que suspender las operaciones”, alarmó el jefe del Departamento de Neumología del Hospital del Niño, Hernán Del Castillo, para un semanario.

Y es que los costos para curar a un paciente de TCB no son nada accesibles. En el caso de una persona de tuberculosis resistente, su tratamiento bordea los 200 mil soles. Y en el peor de los casos, para las personas que necesiten que les extirpen el pulmón, la operación no baja de los 225 mil soles.

“El país no tiene ni un albergue para personas con tuberculosis. Los que están infectados con cepas de mediana o baja resistencia suelen estar como si nada en sus casas. Esta indicación es contraproducente porque, al estar en contacto con sus familiares, terminan contagiándolos. Esta situación se ve muy seguido”, concluyó alarmado Del Castillo.