Testimonios de 5 niñas piuranas narran las violentas situaciones que vivieron luego de haber quedado embarazadas víctimas de abuso sexual en el 2022.
Por: Malú Ramahí
En el 2022, la región de Piura registró un total de 87 casos de menores de 14 años que se conviertieron en madres, esta alarmante cifra es la más alta de los últimos 10 años en la región. Y este año, aunque la cifra es menor, sigue en aumento. Una investigación a cargo de la ONG Centro Ideas, realizada durante el 2022 y el 2023, refleja la difícil realidad detrás de estas estadísticas.
“La tragedia de las niñas menores de 14 años con embarazos forzados y parto vaginal, en el departamento de Piura”, es el título de la publicación que recoge 5 testimonios de niñas víctimas de abuso sexual que fueron obligadas a ser madres y que no recibieron información sobre su derecho al aborto terapéutico.
El informe recoge también otros aspectos relacionados a la situación de riesgo que siguen viviendo las menores debido a la falta de políticas y protocolos para atender a niñas víctimas de violencia.
Les ocultaron sus derechos
Según el informe de Centro Ideas, el cual estuvo a cargo de los obstetras José Pablo Juárez Vílchez y Cecilia Beatriz Bustamante García, en los centros de salud a ninguna de las entrevistadas les llegaron a informar que podían acceder al aborto terapéutico, a pesar de la grave afectación psicológica y física que sufrieron antes y durante el embarazo forzado.
“No me informaron nada. Si yo hubiese sabido que había esa posibilidad, sí le hubiese pedido a mi mamá que me ayude. Yo creo que mis padres sí me hubiesen ayudado para hacérmelo”, contó una de las menores de 14 años, de seudónimo “Artemisa”.
Artemisa también sufrió una grave afectación psicológica. ”Yo no quería ir al centro de salud porque no quería estar embarazada. Yo me sentía muy mal emocionalmente, me quería morir”, narró la menor a los investigadores.
“Atenea” es otra menor que contó su testimonio de violencia. “Cada día es más difícil entender lo que me está pasando…en algún momento me ofrecieron ayuda muchas personas, pero a medida que va pasando el tiempo me siento más sola, solo con el apoyo de mi madre”, indica Atenea, quien no ha podido regresar a su colegio.
El estudio también resaltó que, luego del parto, las niñas tuvieron que vivir procesos revictimizantes al momento de atender a sus bebés, debido a que sus cuerpos no estaban preparados para dar a luz y atender a un nuevo ser.
“La niñas no están preparadas para atender un embarazo a tan temprana edad, el embarazo impuesto a esta edad les juega muy adversamente a su calidad de vida, en sus expectativas de vida”, menciona a modo de conclusión el obstetra José Juárez Vílchez, investigador del informe.
Cabe señalar que la OMS, en el 2020, indicó que tener hijos a una corta edad está relacionado con un mayor riesgo de padecer “anemia materna, infecciones, eclampsia y preeclampsia, partos de emergencia por cesárea y depresión posparto”.
Personal incapacitado
José Juárez Vílchez, quien también contó lo difícil que fue recoger estos testimonios, señaló para Wayka que los centros de salud no están preparados para atender casos delicados como el embarazo infantil, y que esto agrava aún más la situación de riesgo en la que se encuentran la menores.
“Estudiamos la calidad de respuesta de las instituciones que debieron haberle brindado el soporte. Lamentablemente Estos embarazos han terminado con una secuencia de actos discriminatorios e incriminatorios por parte del personal del salud al no reconocer que es producto de una violación sexual sino más bien adelantar el juicio de que son ellas las causantes de su embarazo a tan temprana edad”, sostiene Juárez Vilchez.
“La doctora que me atendió me decía que era muy chiquita para andar pensando estar de novia y tener un hijo. Eso fue lo que me sorprendió… y allí le tuve que contar a mi mamá que yo no había tenido enamorado y mucho menos que quería embarazarme. Atenea, de 13 años
También, las menores afirmaron haber sido víctimas de violencia obstétrica, como en el caso de Hera, una menor de 13 años que formó parte del estudio. “Cuando estaba ingresando para que me atiendan, unas doctoras de color guinda me decían por qué era tan descuidada, decían que estaba muy chiquita para andar pensando en tener hijos…que debería estar estudiando y no abriendo las piernas para que me hagan hijos”, recuerda Hera.
La justicia nunca llegó
Otro de los aspectos que trabajaron los investigadores fue el entorno y la situación legal de sus agresores. Según los datos de los CEM que se presentaron en el foro “Violencia sexual a niñas, niños y adolescentes menores de 14 años (2019”), en el 51% los agresores eran familiares de las víctimas.
De este porcentaje, que ocupa más de la mitad de la cifra total, los agresores fueron el tío (25,3%), seguido del padrastro (23,5%), el padre (19,9%), los primos (12,9%), los hermanos y abuelos (4,6%). Cabe señalar que en 2019, año en que se realizó el foro, se registraron más de 60 casos de embarazo en menores de 14 años.
En el caso de los testimonios presentados por Centro Ideas, todos los agresores pertenecían al entorno familiar de sus víctimas, y tan solo uno había sido condenado por el delito de violación a menor de edad, todos los demás seguían prófugos, hostigando constantemente a las víctimas y a sus padres para que no denuncien.
“Los testimonios de las niñas participantes una vez más nos muestran que el problema clave es que las víctimas de violaciones no tienen acceso a la justicia… es por ello que los Estados deben adoptar un enfoque centrado en la víctima y que los funcionarios de orden público y judiciales reciban la formación pertinente para poder ocuparse de estos casos”, mencionan en el informe.