Se dice ¿los ciudadanos? o ¿las ciudadanas y los ciudadanos? Este desdoblamiento del lenguaje se discute en una comisión del Congreso peruano, donde un proyecto de ley busca invisibilizar a las mujeres en los documentos oficiales y materiales educativos. Aquí te explicamos de qué hablamos cuando nos referimos al lenguaje inclusivo.

Verificado por Roxana Loarte 

En nuestro país aún es poco lo que se discute sobre el lenguaje inclusivo y de los usos en el español que genera más de un debate en el mundo hispanohablante. Sus detractores argumentan que estos cambios en el lenguaje no resuelven la discriminación contra la mujer y que significan una “aberración”, como lo dice Mario Vargas Llosa. Mientras que sus defensores afirman que este modo de comunicación promueve la igualdad de género y combate los prejuicios de género, como señala la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Pero… ¿Qué es el lenguaje inclusivo?

La organización de las Naciones Unidas hace referencia al “lenguaje inclusivo en cuanto al género” como un modo de comunicación que se realiza de manera oral y escrita, formal e informal, donde se busca la no discriminar por razón de sexo, género social o identidad de género. Además, agrega que “el lenguaje es uno de los factores clave que determinan las actitudes culturales y sociales” por lo tanto su uso contribuye a la paridad de género.

Varios estados de América Latina a través de sus gobiernos han implementado manuales y guías para un lenguaje no sexista que destierre la exclusión de género. Argentina, Chile, México, Uruguay y hasta Perú se han adherido a establecer orientaciones sobre su uso en el sector público y en algunos casos al privado.  

En nuestro país, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) publicó a fines de 2013, una guía sobre lenguaje inclusivo titulada “Si no me nombras, no existo. Promoviendo el uso del lenguaje inclusivo en las entidades públicas». Esta edición actualizada y ampliada le precede a otro documento elaborado en 2011.

El MIMP define el lenguaje inclusivo como el “conjunto de propuestas de uso de la lengua castellana que busca personalizar la presencia de mujeres y hombres al escribir, hablar y representar”.

Guía sobre el lenguaje inclusivo publicado por el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP)

En la guia del MIMP también se menciona el término de sexismo lingüístico, que se intenta combatir. Según las investigadoras María Cristina González y Yamile Delgado, en un artículo publicado en la revista Comunidad y salud de la Universidad de Carabobo de Venezuela de 2016, explican que el «sexismo lingüístico» es un fenómeno social que empieza a estudiarse y debatirse en la década de los setenta. Pero además, que el sexismo no radica en la lengua sino en el uso que se hace de ella. También sostienen que hay una confusión entre el género gramatical y el sexo de las personas. Es así, que se considera discriminación lingüística, al uso del masculino como forma gramatical genérica. Un ejemplo es cuando decimos «los hombres” para referirnos a mujeres y varones.

Por otro lado, una de las normas pilares que ha permitido implementar el uso del lenguaje inclusivo en Perú, es la Ley de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres – Ley N.° 28983 publicada en 2007. En la ley se especifica que es el “rol del Estado incorporar y promover el uso del lenguaje inclusivo en todas las comunicaciones escritas y documentos que se elaboren en todas las instancias y niveles de gobierno”. También está el Plan Nacional de de Igualdad de Género 2012-2017.

Ley N.° 28983 – Ley de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres publicada en 2007

Proyectos de ley en Perú

En los últimos tres años se presentaron dos proyectos de ley en el Congreso de la República referidos al lenguaje inclusivo. En 2021, el excongresista César Gonzáles Tuanama de la bancada de Descentralización Democrática propuso el “Proyecto de Ley que prohíbe la alteración de la gramática y lingüista y enfoque de género en el sistema educativo, en aras de garantizar el correcto uso del lenguaje, en salvaguarda de la integridad psicológica de la niñez”.

Esta iniciativa establecía la prohibición de cualquier modificación en la gramática española para «proteger» a los estudiantes en las escuelas. La propuesta se presentó en la comisión de Educación, Juventud y Deporte, pero a los pocos meses fue archivada como figura en la web del Congreso.

Otra iniciativa fue presentada en la misma comisión en noviembre de 2022. Se trata del proyecto de la congresista Milagros Aguayo de Renovación Popular, quien propone la “Ley que precisa el correcto uso del lenguaje inclusivo evitando el desdoblamiento del lenguaje para referirse a hombres y mujeres en textos escolares”.

De acuerdo a la exposición de motivos de Aguayo, sería incorrecto e innecesario el desdoblamiento del lenguaje en los libros escolares de nivel inicial, primario y secundario. Es decir que expresiones como “las ciudadanas y los ciudadanos”, “las niñas y los niños”, “las y los congresistas” constituirían un “uso indebido del lenguaje”, según el proyecto. La propuesta fue expuesta en febrero de este año, pero aún no llega al pleno.

Si bien ambos proyectos, tanto de Gonzáles Tuanama y de Aguayo apuntan al lenguaje inclusivo, difieren en que en el segundo caso sólo se hace referencia al desdoblamiento de las palabras. Además, la iniciativa de Aguayo pretende modificar la Ley de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres – Ley N.° 28983.

¿Es correcto o no usar el lenguaje inclusivo?

Existe un debate sobre si es correcto o no modificar el lenguaje con el fin de eliminar la discriminación lingüística por razones de género. En el “Informe de la Real Academia Española sobre el lenguaje inclusivo y cuestiones conexas” publicado en 2020, señala que la Academia tiene entre sus tareas el “buen uso del español”, sin embargo, también menciona que:

“No está, en cambio, la de impulsar, dirigir o frenar cambios lingüísticos de cualquier naturaleza. Es oportuno recordar que los cambios gramaticales o léxicos que han triunfado en la historia de nuestra lengua no han sido dirigidos desde instancias superiores, sino que han surgido espontáneamente entre los hablantes”.

Pese a esta aclaración, la RAE ha sido crítica en el uso de ciertas formas del lenguaje inclusivo a las que considera incorrectas o inadecuadas, según las normas lingüísticas. Pero también acepta que la lengua española tiene sesgos sexistas. Así lo dio a conocer en 2012, cuando el pleno de la RAE suscribió un artículo de Ignacio Bosque, miembro de la institución y catedrático de la Complutense. En ese artículo, el autor también expresa su preocupación de los cambios en el lenguaje que podrían afecten la eficacia comunicativa.

Para Ernesto Cuba, lingüista y candidato a doctor en la The Graduate Center (CUNY) de Estados Unidos, el lenguaje inclusivo tiene otro sentido que abarca “el conjunto de prácticas para representar en igualdad a las personas de todos los géneros mediante el lenguaje”.

Ernesto Cuba, lingüista peruano investiga el habla de una comunidad de mujeres trans en Lima. Foto: UNSAM/Argentina

La postura de Cuba hacia la RAE es crítica y la cuestiona como institución a la que califica de “centralista” y “masculina”, ya que solo pocas mujeres son integrantes. Además, Cuba sostiene que “una cosa que es innecesaria, no necesariamente es incorrecta (…) las formas masculinas han sido utilizadas para englobar a todos los géneros, mujeres y hombres y otras personas con otras identidades de género, utilizadas según la norma académica”, comenta.

Si bien las críticas al lenguaje inclusivo generan más debate con el uso de “e” en palabras como “todes”, “elles” y otras más; lo inclusivo también se refiere al desdoblamiento de género, al uso de formas no binarias [ni femeninas ni masculinas] o de términos neutros como “estudiantes” o “las personas”.

Entonces, no existe un consenso sobre si los cambios que trajo el lenguaje inclusivo son correctos e inadecuados o innecesarios. Lo que sí es cierto es que son las y los hablantes de la lengua castellana –como también destaca la propia RAE- quienes promueven y adoptan innovaciones lingüísticas, la Academia sólo se convierte en un testigo. También es cierto que existen varias posiciones, desde quienes defienden el lenguaje inclusivo o solo algunas modificaciones menos discriminatorias, así como quienes desde lo normativo ortodoxo se oponen totalmente a las modificaciones en la lengua castellana.

Al menos en nuestro país, todavía los materiales escolares y documentos oficiales mantienen el lenguaje inclusivo en su forma de desdoblamiento o de manera neutra, a diferencia de la letra “e” que es menos extendida en Perú a comparación de Argentina. Sin embargo, aún hace falta mayor conocimiento, enseñanza y debate para este tipo de lenguaje que busca una comunicación sin discriminación de género.