Frente a la presión mediática y de los padres y madres de familia, el Ministerio de Defensa confirmó que Alfredo Draxl, acusado de abusos físicos y psicológicos, ya no es director del Liceo Naval «Almirante Guise».

Lucero Ascarza

Los padres de familia se hicieron oír.

Wayka informó ayer que Alfredo Draxl, ex miembro del Sodalicio, era el actual director del Liceo Naval «Almirante Guise» pese a las acusaciones que cargan sobre él por violencia física y psicológica contra menores.

Algunos padres habían expresado su preocupación de forma anónima, pero poco a poco más se animaron a manifestarse públicamente.

Hoy el Ministerio de Educación informó por medio de Twitter que estaban en coordinaciones con el Ministerio de Defensa para gestionar el retiro de Draxl de esta institución educativa.

Pocos minutos después, el Ministerio de Defensa confirmó la destitución, afirmando que «siempre velará por la seguridad y
bienestar de los niños y jóvenes que se forman y capacitan en instituciones educativas que funcionan en el ámbito del Sector».

La Marina de Guerra, entidad responsable por la designación de Alfredo Draxl, emitió también un comunicado indicando que «se evaluaron capacidades profesionales, trayectoria laboral, así como referencias de los centros educativos donde laboró en los últimos años».

Malos antecedentes

Alfredo Draxl ya había sido retirado de la dirección de un colegio en 2015. El motivo: el reclamo de los padres por las acusaciones de abuso físico y psicológico hechas principalmente por José Enrique Escardó, ex miembro del Sodalicio en su adolescencia.

Desde el 2000, Escardó ha dado su testimonio sobre los castigos, maltratos y humillaciones de los que fue sujeto a manos de Draxl.
Los hechos que describe habrían ocurrido en 1987, durante el tiempo que pasó en la comunidad sodálite San Aelred. 

Fragmento de la columna «Draxl, el deformador» de José Enrique Escardó.

Otros de los abusos que Alfredo Draxl aplicó con Escardó fueron hacerlo dormir en una escalera por un mes, sin más que una frazada para cubrirse; vivir con solo lechuga y agua y privarse de dormir, estando de pie, por una semana.