La Reserva Ecológica de Chaparrí, el último refugio de los osos de anteojos, ubicado Lambayeque está en peligro.
Unos invasores incendiaron el año pasado parte de esta área protegida hasta apropiarse de parte del terreno intentando convertirlo en un área agrícola. Además, amenazan a los activistas que defienden esta zona natural al punto de haber asesinado el pasado 30 de diciembre a José Napoléon Tarillo (50), activista ecológico y quien tenía el cargo de Teniente Gobernador de la reserva. Su esposa, Flor Vallejo Rodas, lo llora exigiendo justicia.
‘Napo’ y Flor vivían en El Mirador, caserío del distrito de Chongoyape, en la entrada a la Reserva Ecológica. Tarillo acababa de proponer la creación de rondas comunales para frenar a los invasores y traficantes de tierras que desde hace un tiempo amenazan la reserva.
La noche del 30 de diciembre, más de tres sujetos tocaron la puerta de su negocio con la excusa de comprar cerveza. Flor cuenta que ‘Napo’ salió a decirles que ya no había atención y fue brutalmente agredido y estrangulado con un cable eléctrico en su hogar mientras que a ella la encerraron en su habitación, le cubrieron la cara y le hicieron escuchar los últimos gritos del hombre que amaba. Desde la calle se oía música a muy alto volumen: alguien quería que nadie escuche lo que le estaban haciendo al defensor de la reserva.
Presunto clan invasor
La familia Cruzado, según Flor, estaría detrás de las invasiones, a la primera y más importante Área de Conservación Privada, y del asesinato a Napoleón. Américo Laboriano Ramos, amigo de Tarillo, también teme por las represalias de esta familia pero a diferencia del Teniente Gobernador, él sí denunció las amenazas.
El subprefecto de la reserva Wilson Bautista, también ha sido amenazado e insultado por algunos de los familiares del clan Cruzado. Para él, el Estado debería tomar acciones y preocuparse por proteger la reserva ecológica, sin embargo, nadie se ha acercado a interesarse por este tema ecológico.
«Este es un tema de interés nacional, en el que tendría que tomar acciones el Congreso de la República. En efecto, yo fui amenazado por esta gente, pero el tema va más allá de eso. Acá se está atentando contra una reserva natural, que genera ingresos para la región a través del turismo», señala el subprefecto.
Bautista asegura que toda la familia Cruzado tiene denuncias por agresión y amenazas. Algunos de ellos por delitos como robo agravado y homicidio.
Reserva amenazada por la ambición
Chaparrí fue declarada como un Área de Conservación Privada (ACP) en el 2001. Esto hizo que pase de una zona de caza indiscriminada a un paraíso ecológico.
Fue así que Napoleón Tarillo, excazador, fue convencido de dejar los rifles para proteger la flora y fauna de Chaparrí. Él se enamoró del paraíso en donde vivía y por defenderlo le arrebataron la vida.
La reserva ecológica, desde que se convirtió en ACP, empezó a llenarse de animales como osos de anteojos, pavas aliblancas, ardillas, venados y hasta la famosa chilala, además de reptiles, anfibios y otros.
Desde el 2012, según el ecologista Javier Ruíz, algunas personas se interesaron a la ACP sin ser fundadores ni figurar en registros públicos. Su interés no sería ecológico, sino económico. Para él fueron los nuevos intereses en la reserva, como la construcción de la presa de embalse La Montería (parte del proyecto Olmos Tinajones), que la empresa brasileña Queiroz Galvao (implicada en el caso Lavajato) promueve, por lo que nuevos nombres empezaban a aparecer.
«Resumiendo, existe una intención de reducir la reserva de 34 mil hectáreas a sólo 4 mil, para poder seguir con el proyecto que, de momento, se encuentra estancado. La llegada de invasores parece ser una estrategia para convertir la reserva en zona agrícola y así tener el camino libre», dice Ruiz.
Marcos Díaz, universitario lambayecano voluntario en la reserva ecológica, asegura que ningún representante del Servicio Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), del Ministerio del Ambiente (Minam), tampoco el Congreso ni el Ministerio del Interior, se han aparecido a ofrecer una solución mientras el conflicto con los invasores lleva años en tensión.
La zona donde están los invasores está cercada con púas, detalle peligroso para los animales en el área ecológica. Faltará poco para algunas de las especies en protección se extingan por completo y la riqueza de nuestro país siga yéndose por el desagüe gracias a la ambición.
¿Cuántas muertes más ocurrirán para que el Estado deje de mirar hacia otro lado y se enfoque en proteger a quienes debe? ¿La reserva terminará de ser incendiada por completo para convertirla en un área agrícola? Los activistas esperan respuestas antes de que pase lo peor.