Ciudadanos protestan por la intención del consorcio Terminal Portuario Paracas S.A. de construir un almacén de concentrados de minerales. El transporte de estos solo se podría llevar a cabo atravesando la Reserva de Paracas.

Lucero Ascarza

A casi 45 años de su creación, la Reserva Nacional de Paracas enfrenta posibles riesgos a su ecosistema. El motivo: una propuesta para implementar un almacén de concentrados de minerales en el Puerto General San Martín de Paracas.

De acuerdo al consorcio Terminal Portuario Paracas S.A. (TPP), se transportaría y almacenaría 380 mil toneladas al año de dos tipos de concentrado: cobre y zinc. Algo que pone en alerta a los defensores del medio ambiente en el área protegida.

«El Perú tiene minas polimetálicas, por eso cuando te dicen concentrado de zinc o de cobre, siempre viene con otros minerales tóxicos de alta peligrosidad como plomo, arsénico y mercurio«, explica a Wayka una representante del colectivo Todos por Paracas, quien pidió que no se le identificara en el presente artículo por amenazas que ha sufrido debido su actividad en protección del ecosistema.

El nuevo almacén de minerales también ha sido señalado por el consorcio TPP, como consta en la opinión técnica del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) sobre el proyecto. Al respecto, esta entidad observó que el material propuesto para el techo del almacén podría permitir la fuga de emisiones y daños ambientales como consecuencia.

Paracas
Fuente: Senace

«No hay ningún puerto donde se trasladen minerales que no estén contaminados», asegura Carlos Agüela, presidente del Frente de Desarrollo Sostenible de Paracas. «El factor del viento va a transportar las micropartículas al mar y a la población. Y estamos hablando del segundo destino turístico del Perú», añade.

Fauna en riesgo

Como indica el colectivo Todos por Paracas, «no es posible llegar al puerto sin pasar por la reserva, pues se encuentra en su zona de amortiguamiento». Así, si no se garantiza la seguridad en el transporte y en el almacenamiento de los concentrados minerales, la reserva será gravemente afectada. Y con ella, especies en peligro como el gecko de Paracas, el gaviotín peruano, la nutria marina y la tortuga verde.

El impacto ambiental también fue observado por el Servicio Nacional de Certificación Ambiental (Senace) en un informe de junio de este año. Más aún, los colectivos señalan que incluso si se pudiera garantizar que no haya fugas o derrames de los concentrados, la sola presencia de los camiones de carga genera impacto ambiental.

De acuerdo al consorcio TPP, al día circularían un promedio de 35 camiones de 30 toneladas de capacidad para el 2044. Pero los defensores ambientales cuestionan esa cifra.

Carlos Agüela calcula que actualmente pasan más de 200 camiones haciendo trayectos ida y vuelta hacia el puerto. «(El consorcio) dice que quiere competir con el puerto del Callao, donde pasan hasta 5 mil vehículos de transporte pesado. Entonces no cuadra la información que ellos dan, si quieren competir, mínimo tendrían 1.500 camiones diarios», declara.

Todos por Paracas señala que la construcción del puerto, tal como está ahora, ha afectado a la fauna de la reserva. Para empezar, porque el proyecto se ubicó en Punta Pejerrey, que era el principal punto donde este pez ponía huevos.

«En 2006, hicieron un censo en el que se encontraron 605 gaviotines peruanos. En 2018 se hizo otro censo, cuando ya el puerto estaba operando, y solo encontraron 93 ejemplares», explicó la representante anónima del colectivo que mencionamos al inicio de este artículo. Además, indicó que las luces del puerto y de los camiones que pasan día y noche afectan a especies de aves como el gecko de Paracas.

Foto: Colectivo Todos por Paracas.

Antecedentes

El proyecto del Terminal Portuario General San Martín tiene 30 años y representa una inversión de 35 millones de dólares. Hasta 2014 era un puerto artesanal, pero ese año un consorcio compuesto por tres empresas obtuvo la licitación para un megapuerto.

El Terminal Portuario Paracas S.A. está conformado por la española Servinoga y las brasileras Pattac y Tucumann. Estas últimas son parte de las empresas investigadas en el caso de corrupción Lava Jato.

En 2018, el consorcio TPP presentó una modificación de su Estudio de Impacto Ambiental (EIA) para ampliar el proyecto del megapuerto de Paracas. Esto incluía la construcción del almacén de concentrados minerales.

Inicialmente el Servicio Nacional de Certificación Ambiental (Senace) desaprobó el estudio, pero luego una resolución declaró la nulidad de esa decisión.

El 9 de junio de este año, Senace emitió un informe pidiendo al consorcio TPP información complementaria pues aún no había subsanado observaciones al EIA. Luego que la empresa presentó sus subsanaciones, queda pendiente la evaluación final de Senace.