Más de 120 personas dieron testimonio sobre los abusos sufridos por parte de la Policía Nacional del Perú en las protestas contra el golpe de Estado. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) concluyó que el uso de la fuerza policial fue excesivo y desproporcionado.
Redacción Wayka
Una delegación de la CIDH estuvo en Perú por cuatro días, para recabar información sobre la situación de derechos humanos en el contexto de las manifestaciones realizadas en noviembre luego de la vacancia del expresidente Martín Vizcarra. En ese tiempo, no solo se reunieron con autoridades del Ejecutivo y otras entidades públicas, también recibieron a víctimas y sus familiares.
De acuerdo a una nota de prensa emitida por el organismo, la CIDH entrevistó a más de 120 personas y registró 83 testimonios. Entre ellos, destacan los familiares de Inti Sotelo y Jack Pintado, dos jóvenes asesinados por la policía durante las protestas. Actas médicas y peritajes fiscales evidencian que sus muertes fueron ocasionadas por un proyectil de perdigón de plomo y 10 proyectiles de perdigón de plomo, respectivamente.
Sobre ese tema, la Comisión señaló que «las armas de fuego y las respectivas municiones deben estar excluidas en los operativos de control de las protestas sociales». También adviertieron que se usó de forma frecuente e indiscriminada armas menos letales. Gases lacrimógenos, dispositivos de disparos con proyectiles de goma, plástico o caucho, entre otros.
«Testimonios recabados por la CIDH indican que agentes de la Policía Nacional habrían disparado a corta distancia o quemarropa contra personas que no representaban amenaza alguna como brigadistas voluntarios que prestaban ayuda a heridos o manifestantes que se encontraban rendidos, y como contra periodistas, quienes desarrollaban una labor legítima y trascendente para la garantía de derechos durante las protestas», indican
Agresiones a periodistas y funcionarios del Estado
De acuerdo a la información que recibió la CIDH durante su estadía en Perú, se registraron al menos 40 casos de agresiones a periodistas. De estos, los más graves fueron contra el fotógrafo Alonso Chero, de El Comercio, y Alonso Balbuena, de Ojo Público.
En el primer caso, Chero recibió un impacto de proyectil en la espalda y se le extrajo una canica de vidrio luego de una intervención quirúrgica. En el segundo, el periodista recibió el disparo de un cartucho de gas lacrimógeno directo a su pierna, a corta distancia. Como resultado, le destrozó buena parte de masa muscular.
Por otro lado, también se reportó intimidación, agresiones verbales y empujones por parte de policías a personal de la Defensoría del Pueblo. Pese a estar identificados, se les impedía cumplir con sus funciones. Al menos 19 funcionarias y funcionarios habrían sido agredidos.
Recomendaciones
Entre las recomendaciones que emitió la CIDH, están que se asegure el cese de uso excesivo y desproporcionado de la fuerza por parte de la Policía en protestas sociales. «Para ello se deben llevar adelante las reformas al estamento policial», explican. Esto comprendería ajustar sus normas y protocolos a los estándares internacionales de derechos humanos. También apuntan a una constante capacitación.
De otro lado, el organismo interamericano urge al Estado a cumplir con el anunciado mecanismo interministerial que se encargará de la reparación a víctimas de las protestas. «Este mecanismo ha de contar con competencias claramente definidas; con recursos para su adecuado funcionamiento; con instancias de coordinación y seguimiento», precisaron.
Finalmente, recomiendan que se ofrezcan garantías a las personas que han denunciado violaciones a sus derechos durante las protestas. Además, que se brinde atención de salud, física y mental, a personas heridas o afectadas por la represión policial.
Como cabe resaltar, los hechos de noviembre no son excepcionales. En las recientes manifestaciones contra la Ley de Agroexplotación, la represión policial nuevamente cobró la vida de un joven de 20 años: Jorge Muñoz Jiménez, quien falleció al recibir un proyectil de arma de fuego en la cabeza.