Por Martín López, corresponsal de Lambayeque

¿Siendo varón puedo aportar a la lucha contra la violencia hacia la mujer? Iniciativas ciudadanas gestadas en el norte del país apuestan por el trabajo con varones para lograr un cambio de chip en la cultura de los prejuicios de género y la violencia machista.  

‘No necesitamos ser agresores para contribuir a la violencia o al machismo. Desde lo cotidiano, a veces sin darnos cuenta -porque lo hemos normalizado-, contribuimos a que la violencia siga existiendo’, nos explica Richard Vílchez, un joven abogado que reconoce un punto de quiebre en su vida cuando se dio cuenta que repetía prácticas machistas. 

‘Repensar mi masculinidad ha significado conocer a otros varones que están en un proceso de deconstrucción, reconociendo nuestro machismo, nuestros temores para hablar sobre sexualidad o nuestra salud como hombres. Conocer otras experiencias de hombres que no tienen miedo de mostrar su ternura con sus hijos, me hizo reflexionar mucho, teniendo yo un padre que a lo largo de mi vida ha estado ausente, así que en el proceso aprendí firmemente que no me gustaría ser como mi papá, no me gustaría llevar una paternidad de esa manera’, nos cuenta Richard reconociendo los daños que puede causar el que socialmente se enseñe a los hombres a no ser ‘débiles’ y ocultar sus emociones.  

Las palabras de Richard cobran mayor importancia cuando analizamos el contexto de violencia sistemática y estructural que existe contra las mujeres en el Perú. En el 2020, según reportes del Ministerio de la Mujer, se registraron 114.495 mujeres víctimas de violencia de diferente tipo (psicológica, física, sexual o patrimonial). Frente a este problema, las políticas de prevención se enfocan en la educación de las mujeres como potenciales víctimas, dejando de lado a los potenciales agresores, los varones. 

Sin embargo, desde algunas organizaciones privadas dentro de las regiones, hoy se brindan espacios de formación y cuestionamiento de la masculinidad impuesta por la cultura patriarcal, de los roles de género y del manejo de las emociones, entre otras dimensiones que vinculan directamente a los varones.

En el norte del Perú, específicamente en Lambayeque y Piura, han nacido experiencias educativas para combatir el machismo, que permiten que hombres y mujeres asimilen, reflexionen e interioricen en sus vidas la importancia de reconocer y transformar su participación en la violencia de género. 

Chiclayo apuesta por los talleres mixtos

En Lambayeque, desde mayo del 2017 existe el proyecto Involucrando hombres para la prevención de la violencia de género, coloquialmente conocido como Masculinidades Chiclayo, una iniciativa del Centro de Promoción Humana “Santa Ángela”, que nació con el objetivo de  generar un espacio de formación para varones de la región, y que puedan involucrar en su cotidianidad una masculinidad libre de violencia, desde un enfoque de género.

La experiencia inició -y se mantiene- como un espacio mixto, convocando a diversos profesionales de instituciones públicas, líderes y lideresas de organizaciones sociales de base de diferentes edades. Cada año convocan a nuevos integrantes para que sean parte del proceso de formación, logrando que más de 40 personas se capaciten en todos los módulos.

Para Anthony Peña, actual coordinador de Masculinidades Chiclayo, ‘este tipo de espacios responden a una necesidad, somos los varones, aunque nos cueste reconocerlo, quienes ejercemos violencia contra las mujeres, y Chiclayo no es una excepción ante esta realidad. La prevención está enfocada en quienes la sufren, pero no en quienes la promueven, por eso consideramos que es necesario seguir apostando por este tipo de iniciativas que nos ayuden a desmontar el machismo con el cual hemos sido criados’. 

Actualmente, el espacio de Masculinidades Chiclayo se ha involucrado en la formación de estudiantes adolescentes de algunos colegios del distrito de José Leonardo Ortiz. Uno de los desafíos que reconoce la organización es el de hallar nuevas y más efectivas estrategias pedagógicas para educar en igualdad.

Richard Vilchez fue uno de los beneficiarios de Masculinidades Chiclayo en el 2018, y ahora es parte de una organización que promueve la igualdad de género en barrios y comunidades que lleva por nombre Killa y, además, desde experiencia como abogado, reconoce que ‘el Derecho es un espacio masculino y la administración de justicia también es machista’, y por ello tiene como compromiso personal formarse en la defensa de derechos de las minorías, de las mujeres y de las comunidad LGTBQ+. 

‘Es algo que me he dado cuenta con el tiempo, en la práctica hay muchas deficiencias, no hay rutas de atención definidas para las víctimas, y muchas veces como operadores de justicia reforzamos estereotipos, o caemos en la revictimización’, expresa con preocupación el abogado.

Piura construye igualdad a través de la radio

A poco más de tres horas de Chiclayo, Piura también cuenta con una interesante experiencia colectiva de varones que se reúnen para repensar su vivencia de la masculinidad. Exactamente desde junio del 2015 se conformó la organización Masculinidades por la igualdad Piura, un grupo mixto de 8 personas, que a lo largo de estos años se han dedicado a promover espacios de capacitación, difusión y educación a través de las redes sociales, de la incidencia política y de la investigación. 

El valor agregado de esta iniciativa en el norte peruano es que los procesos de capacitación para fomentar masculinidades igualitarias tienen un enfoque antipatriarcal, en pocas palabras, se oponen a toda práctica de poder y sumisión que históricamente hemos tenido los varones sobre las mujeres y otras diversidades. 

La Mesa de Masculinidades surge en el 2018 y hoy es una red que articula al Centro Emergencia Mujer, Radio Cutivalú, Plan Internacional y Masculinidades por la igualdad Piura. 

Para el 2019, y después de una etapa de aprendizaje intenso, los integrantes de la organización iniciaron el programa radial ‘Lo que callamos los hombres’, que se transmite todos los miércoles a las 9 de la mañana y todos los domingos a las 10 de la mañana por radio Cutivalú. 

‘En la radio nació la opción de crear un programa que nos permita llevar las reflexiones a las comunidades, a las zonas rurales’, nos cuenta entusiasmado Enrique Gómez Vegas, fundador y actual coordinador de la organización. 

Para Enrique, impulsar el programa radial y todas las acciones en torno a las masculinidades ha sido parte de un proceso de autoconocimiento y autocrítica. ‘En este tiempo si las mujeres conocen a un hombre que las violenta, tienen los recursos para saber qué hacer, y cuando un hombre se relaciona con una mujer que no permite que la domine, reacciona violentamente, porque estamos acostumbrados al poder. Por eso es necesario que se generen estos espacios, hablo desde mi experiencia, porque en algún momento también ejercí violencia intentando manipular a mi pareja’, acota.

La virtualidad les ha permitido generar espacios formativos locales, nacionales e internacionales. En el segundo semestre del 2020 realizaron conferencias, congresos y capacitaciones, y para el 2021 lanzaron su primer Curso de Especialización en Masculinidades, como una forma autosostenible de seguir difundiendo contenidos contra la violencia de género. 

Camino a ser ley

El pasado 14 de julio, la Comisión de la Mujer y Familia del Congreso de la República aprobó por unanimidad el proyecto de ley presentado por la congresista Rocío Silva Santisteban,‘Ley de fomento de masculinidades igualitarias’.

‘No basta con hacer una serie de cambios normativos para promover el empoderamiento de las mujeres y sancionar las conductas violentas y delictivas de los varones. Es urgente que se promueva los cambios de conductas en los varones para que tomen conciencia de las acciones que se llevan de manera discriminatoria en contra de las mujeres que se basan en una cultura machista que viene desde la conquista y que está vinculada con el racismo y la discriminación’, señaló a Wayka la congresista Santisteban al respecto. 

‘Es necesario que desde el despacho de la congresista Santisteban se tomen en cuenta las propuestas y necesidades de la ciudadanía, de las organizaciones. Chiclayo y Piura no son las únicas regiones que están hablando del tema, con organizaciones de Tumbes, Cusco, Arequipa, Lima, Apurímac y Trujillo, lugares donde están construyendo procesos, para empezar a hablar de igualdad y políticas de género, que involucren a los hombres, porque somos nosotros quienes ejercemos la violencia’, señala Kike Gómez. Y agrega: ‘El gran reto -más allá de un marco legal, investigaciones, eventos-, es que necesitamos hacerlo carne’.  

Escuchar a Anthony y a Kike me hace pensar que, aunque el camino es largo, como varones tenemos una responsabilidad histórica para seguir generando reflexiones y promover masculinidades libres de violencia, una violencia que en su mayor expresión termina en un feminicidio, por lo que luchar contra nuestro machismo se convierte en una exigencia moral