En medio de la emergencia por el COVID-19, la comunidad shipibo-konibo de Cantagallo cuenta con agua pocas horas de la mañana. Algunos vecinos denuncian haber sido detenidos por salir sin mascarillas, aunque casi nadie las tiene

Lucero Ascarza

La comunidad shipibo-konibo de Cantagallo se alza a un costado de la vía Evitamiento, en el Rímac. Allí persisten unas 230 familias en casas prefabricadas y sin servicios básicos, luego de que en 2016 un incendio arrasara el lugar.

Augusto Valles relata que salió de su casa el sábado en la mañana para comprar víveres. Ya había pasado el horario de toque de queda, pero Augusto fue detenido junto a cuatro de sus vecinos. Uno de ellos tenía un permiso de tránsito. Los llevaron a todos a la comisaría de Piedra Liza, donde les advirtieron que la próxima vez se quedarían encerrados.

«Nosotros estamos de acuerdo con la cuarentena. Se tiene que cumplir todo, pero no está prohibido comprar alimentos. Nosotros compramos a diario, mañana y tarde, porque la mayoría de la población en la comunidad no tiene refrigeradora para guardar», explica Valles, miembro del consejo directivo de la Asociación de Viviendas Shipibos en Lima. Junto a él fue detenido un vecino que había salido a botar la basura en los contenedores fuera de la comunidad.

Wayka.pe llamó a la comisaría de Piedra Liza por su versión, pero no hubo respuesta.

¿Mascarillas para no ser detenidos?

Para Karina Pacaya, presidenta de la Asociación Comunidad Urbano Shipibo-Konibo de Lima Metropolitana, esas detenciones estaban justificadas porque Augusto y los otros vecinos salieron a la calle sin mascarillas. El problema para ella es que la comunidad no tiene mascarillas ni ninguna otra protección frente al COVID-19.

«Yo pediría, si fuera posible, mascarillas, alcohol, gel, cosas de primeros auxilios que necesita la comunidad», dice.

A Cantagallo llega el agua solo por unas horas en la mañana. No hay desagüe, motivo por el cual todos deben salir de sus casas.

«Hay baños públicos acá en Cantagallo pero están a 300 metros», cuenta Augusto Valles. «Por más que le intervengan, la gente tiene que salir. Van al baño, se duchan y de allá también traen agua para el consumo del hogar».

De acuerdo a Karina Pacaya, los policías ya conocen esa situación y la dificultad ahora es conseguir mascarillas -insiste- para no ser detenidos.

Siguen esperando los bonos

En la comunidad se calcula que solo dos familias recibieron el bono de S/ 380 por la emergencia del coronavirus. Ello a pesar de que son 230 las familias en situación de alta vulnerabilidad.

La mayoría de familias en Cantagallo se sostienen con la venta diaria de artesanías, que ahora está paralizada. Karina Pacaya finaliza la entrevista asegurando que solicitarán al Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social que evalúen ayudar a más familias de Cantagallo con esos tan sonados bonos. Quizás la Defensoría del Pueblo pueda intervenir para que no se queden sin bonos, se esperanza.

DATO: El terreno donde se halla la comunidad es de riesgo. Por ello el Ministerio de Vivienda tiene pendiente la entrega de un complejo habitacional para las familias.