EL CERRO DE LA FAVELA
André Diniz

Editorial Contracultura, 2022.

Hace unos meses se publicó localmente este cómic brasilero con un tema de indudable interés: la historia y la vida dentro de las favelas de Río de Janeiro, los barrios pobres y precarios en las laderas que rodean esa ciudad. Felizmente, el cómic está narrado por un habitante de las favelas, evitando el amarillismo, la mirada exotista y/o estigmatizante. El dibujante y guionista es quien nos cuenta la vida en esos barrios mientras va creciendo, y por ello mismo, como comienza a percatarse con mayor detalle sobre cómo hacen sus vecinos para sobrevivir o tener más comodidades. Hay familias que trabajan duramente en la ciudad para reemplazar las paredes de latas y maderas por ladrillos, otras que dependen de las actividades ilícitas de algún miembro para mantenerse; o también hay familias que derivan su sustento de ambas situaciones.

En ese sentido, Diniz no moraliza ni idealiza algunas conductas de su entorno, sino que narra dichas acciones dándole un necesario contexto acerca de los códigos y jerarquías en la vida social de las favelas. Como la narración avanza en paralelo con su vida, veremos no solo la evolución de los barrios sino como las consecuencias de los actos de sus vecinos y conocidos regresan meses y años después.



El cómic nos da así mismo una perspectiva de los cambios sociales que han acaecido en Rio de Janeiro y Brasil, y las repercusiones que la política (entendida tanto como aquella oportunistas y electorera como las políticas de inclusión cultural) tienen en la favela y en las esperanzas de sus habitantes por romper esas barreras explícitas y implícitas que los separan de la ciudad y su aparente bienestar. Las explícitas: las agresivas incursiones policiales en los mismos barrios (con impactantes saldos de muertos cada tanto) o los controles policiales en la urbe a manera de filtro social. Las implícitas (en realidad no tanto): la estigmatización que en los medios de comunicación se hace de las favelas como si estuvieran únicamente pobladas por criminales y narcotraficantes ignorando convenientemente a sus habitantes asediados por la falta de equidad y oportunidades.


En la parte gráfica, el autor trabaja un estilo de contraste con formas muy sintéticas, algo difícil de leer al principio pero que después permite seguir lo que cuenta como metáfora de lo concreto, de mirar lo que pasa sin las exageraciones ni añadidos de la prensa o la ficción que utiliza las favelas como fondo decadente o sórdido. Porque hay también en este cómic espacio para episodios de solidaridad y comprensión entre vecinos, y de trabajo en conjunto para movilizarse colectivamente para conseguir mejoras ciudadanas. No resulta fácil, pero como este recomendable cómic muestra, la resistencia es un atributo de los habitantes de las favelas.