Uno de los peores errores de un gobierno es no tener las suficientes agallas para defender sus propias políticas. Mientras se ve con buenos ojos la aprobación de una Política Nacional de Igualdad de Género; un fallo judicial que le da un golpe certero a los cucufatos religiosos que quieren meter sus manos y sus ideologías en la política, en los cuerpos y decisiones de la gente, el presidente Vizcarra y la ministra de Educación meten la pata.

Al disculparse por lo que llaman “error” en los textos escolares, debido al link de una página cubana sobre el sexo anal como una forma de acto sexual, confirma que somos un Estado conservador, poco consciente de ser un Estado laico. Esto abre la puerta a que los colectivos y fuerzas políticas antiderechos comiencen a cuestionar cada palabra de los textos escolares. El gobierno no puede contribuir a maximizar esa pataleta. El presidente no debe olvidar que estos grupos se basan en la estrategia del “miente, miente que algo queda” y coludidos con fuerzas políticas y medios de comunicación, le pueden hacer pasar un mal rato o varios más.

La desinformación, el miedo, promover prejuicios es y ha sido durante siglos la bandera de los grupos antiderechos. El gobierno tiene que cerrarles la puerta en la cara, algo así como hace mucha gente cuando los evangélicos les tocan la puerta cansados de sermones impositivos y debates imposibles.

Pero el presidente de la República tiene que capacitarse mejor. Debe ser el primero en defender el enfoque de género en el currículo escolar. ¿Cómo se va a implementar?, ¿qué sanción determinarán para aquellos directores y profesores que valiéndose de la religión se resistan a implementarlo?, ¿qué harán con las APAFA? No solo hay que valerse de las terroríficas cifras de violencia hacia niñas, niños y mujeres. También el presidente debe ser firme para defender la visión de que el cambio es necesario y que la religión no es el camino para educar. Porque no lo es. Quienes hemos estudiado en colegios católicos o incluso no católicos con profesores conservadores, sabemos lo represivos que pueden ser los años en la escuela. Pero ya que la sexualidad está en juego, hablemos de ella.

La Biblia no es ni puede ser un manual de conductas en general y mucho menos de guía sexual. ¡Por favor! Empecemos a usar el sentido común.

Por otro lado, es clarísimo que desde la niñez se tiene que empezar a brindar educación sexual integral. No olvidemos que las cifras nos revelan que la niñez es vulnerable a la violación sexual. Es hipócrita y promueve la impunidad que colegios católicos o la propia iglesia critiquen el enfoque de género, cuando no terminan de revelarse escándalos tras escándalos en Perú y el mundo sobre abusos sexuales de curas. Lo mismo sucede con los evangélicos.

Saber lo que significa sexo anal, pene, vagina en un niño puede ayudar a que identifique formas de tocamientos no indebidos.

El enfoque de género en la educación representa una oportunidad para que la niñez peruana experimente una forma de cuidado personal, de aprender el respeto, la no discriminación, a tener libertad para imaginar, acceder a información para la crítica sin tabúes, y muchas cosas más. Démonos la oportunidad de salir de la ignorancia y la violencia con la que hemos sido criados.

El enfoque de género es una buena oportunidad no solo para niñas y niños sino, especialmente, para los padres, maestros y autoridades. Muchos de los que hoy tenemos de 30 años para arriba, hemos sido educados por padres y maestros que han vivido épocas de dictadura, de conflicto armado, los años del tabú donde hasta decir sexo era considerado vergonzoso y de “mal gusto”. En cambio, ahora el sexo anal se convierte en tendencia en Twitter. Fueron épocas donde no se hablaba de homosexualidad ni se hablaba de LGTBI como hacemos hoy de manera más inclusiva, y lo hacen los jóvenes ya más informados con las redes sociales, que son más democráticas sin duda alguna.

Cito al especialista en educación León Trahtemberg: “Si un alumno ve temas sexuales en la calle o medios, que lo apremian, angustian, asustan, estimulan su curiosidad o ansiedad y siente que de eso no puede hablar en el colegio, hemos perdido una enorme oportunidad para contener, orientar, y darle herramientas para procesarlo”.

Tantos años de silencio, censura y terror han sido aprovechados luego por fuerzas políticas para seguir promoviendo la censura y el discurso del miedo. A esos políticos no les importa ni los hijos, ni los padres ni los maestros, solo les importa promover la ignorancia e inseguridad porque de ello viven y hacen #NegociosDeFe. Amenazar con tumbarse al gobierno por querer mejorar la educación y al país ¿tiene sentido?

Ya es bastante malo comprobar que nuestros padres, madres y maestros ni siquiera han leído el currículo y se dejan llevar por lo que dice un grupillo de cucufatos organizados.

El Presidente tiene un desafío y con él todo su gabinete. O se capacitan y defienden una revolución educativa tantas veces prometida o nos sumirán en el oscurantismo de los nuevos tiempos. Es ahora, presidente Vizcarra, cuando se necesita su firmeza. O seguiremos en el agujero negro de la mediocridad educativa vigente.