La carpeta fiscal del caso Putis, a la que Wayka tuvo acceso en exclusiva, guarda testimonios de testigos, sobrevivientes y colaboradores eficaces que recaen sobre el capitán EP Luis Grados Bailetti.
Por Alvaro Meneses
El reciente nombramiento del capitán EP Luis Oscar Grados Bailetti como jefe de la Oficina de Prevención y Seguridad del Congreso de la República, ha reabierto una herida que lleva casi 38 años sin sanar. Junto a otros militares de alto rango, Grados Bailetti afronta un juicio donde se le acusa como presunto autor mediato de la matanza de 123 campesinos de la localidad de Putis (Ayacucho) ocurrida el 13 de diciembre de 1984.
En este reportaje, Wayka.pe reconstruye los hechos y expone las pruebas contra el capitán Luis Grados que guarda la carpeta fiscal del juicio. Testimonios de sobrevivientes, testigos presenciales y colaboradores eficaces que lo señalan como el jefe de la patrulla que cometió las ejecuciones extrajudiciales y que habría estado informado de los hechos.
LA CADENA DE MANDO
Desde 1981, en Ayacucho, las provincias de Huamanga, Huanta, La Mar, Cangallo y Víctor Fajardo fueron declaradas en Estado de Emergencia por la alta presencia de las filas terroristas de Sendero Luminoso. En Huanta, sobre todo, el Gobierno había identificado un alto accionar subversivo y asignó a la Marina de Guerra a cargo de esa provincia. Sin embargo, era el Ejército el que llegaba a las zonas más altas, como en las localidades del distrito de Santillana entre las que se encontraba Putis.
De acuerdo a la denuncia fiscal, a la que Wayka.pe tuvo acceso, los pueblos del distrito de Santillana estaban bajo el control de la compañía “Los Linces” de la Segunda División de Infantería de Ayacucho, un equipo de 6 patrullas especializado en paracaidismo que llegaba a las zonas más altas de Huanta por helicóptero y tierra. Según la acusación fiscal, desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre de 1984, el capitán Luis Grados fue el jefe de “Los Linces”.
La cadena de mando de la Segunda División de Infantería de Ayacucho, en ese entonces, era así según la Fiscalía: en la cabeza, el comandante general accidental Wilfredo Mori Orzo; debajo le seguía el coronel Juan Briones Dávila con el cargo de Estado Mayor; y en un mismo nivel cinco grupos nombrados como “G1 Personal”, “G2 Inteligencia”, “G3 Operaciones”, “G4 Logística” y “G5 Asuntos civiles”. Luis Grados también era el jefe del grupo 3 dedicado a realizar los operativos antisubversivos.
Según la declaración del militar José Manuel Figueroa Higueras, que fue destacado al Cuartel General de la Segunda División de Infantería de Ayacucho de agosto de 1984 a abril de 1985, “la información se procesaba por el G2 de inteligencia y esta se pasa al área de operaciones para que planee sus acciones (…) con esta información el Estado Mayor recomendaba planear las acciones a realizarse y era el comandante general quien decidía las acciones a tomar”.
Así, según la declaración del militar, el capitán Luis Grados planificaba los operativos desde su grupo “G3 Operaciones”, el coronel Juan Briones aprobaba el plan y el comandante general Wilfredo Mori finalmente ordenaba la ejecución de la operación.
Otra declaración obtenida por la Fiscalía fue la del capitán Luis Adolfo Paz Zavala, que fue jefe de una de las patrullas de la Compañía Lince y tenía a su cargo hasta a 15 hombres dedicados a brindar seguridad al comandante Mori Orzo. El capitán Paz contó que “al término de las operaciones, el jefe de patrulla informaba por escrito sobre las ocurrencias de su patrullaje y sobre las órdenes de desplazamiento de la patrulla, las que debe tener el jefe de operaciones”.
El jefe del grupo “G3 Operaciones” en ese momento, cabe resaltar nuevamente, era el capitán Luis Grados Bailetti, actual jefe de la Oficina de Prevención y Seguridad del Congreso. Se suponía, entonces, que Grados recibía reportes escritos de todos los operativos, entre ellos el que se ejecutó en Putis, como señala la Fiscalía.
UN CLIMA MORTAL
De acuerdo a la declaración del colaborador eficaz TPHUA-01-2018, que se trata de un testigo presencial de los hechos que a los 16 años fue captado por el Ejército como guía de la zona, un militar de nombre “Comandante Oscar” era el “jefe máximo” de las bases instaladas en los distritos de Santillana y Ayahuanco de la provincia de Huanta. También recordó que en octubre de 1984 se instaló una base en Putis conformada por 64 soldados dirigidos por el “Capitán Lalo” y el “Teniente Bareta”.
El clima de desconfianza en esa época, según el colaborador eficaz, era mortal. “En octubre de 1984, había un promedio de 14 a 15 familias en Putis, pero cada semana y quincena bajaban más familias con banderas blancas, pues cuando la patrulla subía a los cerros y encontraba a alguien, los mataba por considerarlos terroristas, en cambio los que venían por sus propios medios los cuidaban en el pueblo de Putis”, narró el testigo a la Fiscalía .
Bajo esa táctica, el Ejército logró replegar en Putis a los campesinos de las localidades de alrededor ubicadas a mayor altura y bajo el dominio de Sendero Luminoso, como Rodeo, Vizcatánpata, Rumichaca, Sayhuallamacniyocc, Pampahuasi, Huancas, Orccohuasi y Cayramayo.
EL DÍA DE LA MATANZA
Este mismo colaborador eficaz recordó para la Fiscalía el día de la matanza. El 13 de diciembre de 1984, cerca de las 8:30 de la mañana, el testigo vio a una patrulla lince dirigida por el “Capitán Lalo” y el “Teniente Bareta” reunir a la población de Putis en la escuela de la localidad. Observó que los hombres adultos, apuntados con armas de fuego, fueron llevados a la parte posterior de la escuela donde cavaron fosas. Según la CVR, los militares decían que los orificios en la tierra serían piscigranjas para criar truchas.
Mientras los hombres cavaban lo que sería su propia tumba, el testigo recordó que “las mujeres gritaban” al interior de la escuela. La CVR, al respecto, reportó en su informe final que algunas campesinas fueron violadas sexualmente.
Con la fosa cavada, el “Capitán Lalo” fue el hombre dio la orden de disparar contra los campesinos en grupos de 6 entre hombres, mujeres, niños y ancianos, según el colaborador eficaz. Una matanza que terminó a las dos de la tarde con la fosa rebalsando de cadáveres y que, para ocultarlos, “los militares utilizaron unas piedras y tumbaron una pared del colegio con las que cubrieron los cuerpos”.
Para las 4 de la tarde, la matanza de los 123 campesinos estaba consumada. Adentro, los militares movían los trajes de los cuerpos, mientras que afuera otros tomaban a los animales de los camuneros para luego venderlos. El testigo, según contó a la Fiscalía, entró a la escuela junto a un grupo de soldados y encontró a un niño quechuahablante de 9 años que fue llevado a la base militar de Putis.
El mismo niño, de 8 años según su impresión, fue encontrado en la base de Putis por Zacarías Palomino Curo, otro testigo de los hechos que fue captado por el Ejército como guía y ayudante de cocina. El niño, según narró Palomino a la Fiscalía, “llorando le manifestó que los soldados habían matado a su abuelito”. El testigo también contó que “los militares se comunicaban con sus superiores de Santillana” sobre la matanza en Putis. El jefe de la patrulla asesina, cabe recordar, era el capitán Luis Grados Bailetti, según la Fiscalía.
Posteriormente, una diligencia de exhumación realizada en 2008 por el Ministerio Público y el Equipo Peruano de Antropología Forense desenterró un total de 65 cuerpos y 92 restos, de los cuales el 45.7% eran menores de edad, el 3.3% tenían de 17 a 20 años, y el 51% eran mayores de 20. A la fecha, apenas 28 de ellos fueron identificados. Una pericia balística forense encontró, además, casquillos de fusiles FAL, pistolas calibre 9 milímetros Parabellum y granadas anti tanque.
Las víctimas eran hombres desarmados, mujeres, ancianos y niños de los que solo quedan huesos y ropa. Sus victimarios, militares con armas de guerra.
MÁS DE 30 AÑOS SIN JUSTICIA
Por estos hechos, la Segunda Fiscalía Penal Supraprovincial denuncia penalmente al capitán Luis Grados Bailetti, al comandante Wilfredo Mori Orzo y al coronel Juan Briones Dávila como presuntos autores mediatos del delito de homicidio agravado contra las 28 víctimas identificadas y las otras aún sin reconocer. El caso, a la fecha, se encuentra en la etapa de juicio oral y Grados con comparecencia restringida.
Los testimonios de los testigos, sobrevivientes y colaboradores eficaces, le han permitido a la Fiscalía determinar que Grados ordenó a su patrulla eliminar a los campesinos de Putis por considerarlos miembros, simpatizantes o colaboradores de Sendero Luminoso. Sin embargo, la nula colaboración y transparencia del Ministerio de Defensa no ha permitido conocer por escrito el plan del operativo, la relación de nombres de la patrulla que ejecutó la matanza, el flujo de las comunicaciones, ni las identidades de los militares señalados como “Comandante Oscar”, “Capitán Lalo” y el “Teniente Bareta”.
“Desde que inició la investigación, el Ministerio de Defensa no ha tenido la voluntad de atender los requerimientos de la Fiscalía”, dice el abogado Germán Vargas Farias de la organización Paz y Esperanza y defensor de las víctimas de la matanza de Putis. “Este es un problema constante en todos los casos de violación de derechos humanos y que lleva décadas siendo así, creemos que se quiere ocultar la responsabilidad de algunos miembros del Ejército y de obstruir la justicia”, agrega.
En el Congreso de la República, mientras tanto, el nuevo jefe de Prevención y Seguridad, Luis Grados Bailetti, ha preferido refugiarse en el silencio: Wayka.pe solicitó sus comentarios sobre las pruebas que la Fiscalía tiene en su contra, pero hasta el cierre de esta nota no hemos obtenido respuesta.