Es comprensible que una buena parte de peruanos esté indignado con la negación del voto de confianza a Cateriano. Es comprensible por varias razones:

Primero, muchos de los indignados confiaban en Cateriano y no sopesan, como otros sí, el impacto que su declaración de ‘destrabar’ la minería en tiempos de COVID iba a tener. No se trató de un mero giro discursivo, era un giro total de política pública diseñada y con decretos y leyes listas a ser aplicadas, si uno revisa con cuidado su discurso.

Segundo, porque muchos de los congresistas que votaron en contra de la confianza no lo hicieron por alguna causa noble. Por el contrario, lo hicieron tras pretender boicotear nuevamente las políticas públicas educativas que nos aseguran avances en educación con autonomía crítica e inclusión. Nadie que quiere al Perú quiere ponerse de lado de los mercaderes de la educación que pretenden que los peruanos sigan condenados a la oscuridad de la ignorancia y de la ideología perversa del conservadurismo más rancio. Esos congresistas merecen nuestro repudio hoy y siempre.

Pero hay otro grupo de congresistas, los de izquierda, que votaron en contra de la confianza a Cateriano por lo que su discurso en el parlamento dejó claro: que su prioridad no iba a ser este último año la pandemia o los contagiados que no tienen cama UCI u oxígeno, ni las clínicas mercenarias que lucran con su desesperación, ni las farmacias y sus medicamentos con sobreprecio, ni los bancos que siguen cobrando intereses a las deudas impagas en plena pandemia, ni asegurar que los bonos sean mayores y lleguen de verdad a todos quienes los necesitan, ni proponer una nueva cuarentena ahora que el COVID-19 repunta y la gente, literal, se ahoga y muere. No. El discurso de Cateriano puso énfasis ¡en la minería! ¡Sí! En plena pandemia y con alrededor de 50 mil muertos (y subiendo otra vez) el derrotero del premier, su causa bandera era ‘destrabar’ la minería para supuesto beneficio de la economía. Y digo supuesto porque miremos los últimos 20 años, los últimos 10 si se quiere, y contemos cuáles han sido los beneficios para los peruanos más pobres, que se pueden adjudicar a la minería. ¿Dónde está la bonanza en la microeconomía, en la gente?

Entiendo que quienes confiaban en Cateriano estén molestos con el resultado de negarle la confianza, pero les pido que piensen que si fuera cierto lo que dicen los defensores de la gran minería, entonces el Perú no tendría un sistema de salud colapsado en un momento como este, por ejemplo. ¿Cómo es que llevamos años de bonanza económica y minera y aún seguimos en este retraso?

Decir que la culpa no es de la minería per se sino de la política y de los políticos es una falacia, porque NO HAY MINERÍA en el Perú que se realice sin política y sin políticos. Es más, en el Perú, por desgracia, la minería es oportunidad política y económica para una élite. Políticos que habilitan ‘destrabes’ de fiscalización y vigilancia, aliados a mineros que se asocian con ellos para obtener sus conveniencias y privilegios. El argumento de que ‘necesitamos la plata de la minería’ es una falacia que llevan años contándonos.

Debo decir que el discurso de Cateriano me cayó como baldazo de agua helada. Yo solía confiar en él como político antifujimorista. Pero fue peor porque no se trató solo de un mero discurso; no era una simple retórica política sin mayor consecuencia, que puede gustarme o no. Quien se dé el trabajo de leer críticamente la totalidad del discurso de Cateriano podrá ver (salvo que seas prominero) que era el anuncio de su causa bandera para lo que restaba de este gobierno. Cada uno de los puntos que detalló en torno al destrabe minero fue atendiendo todos los flancos legislativos para convertirlos en política pública. Detrás de sus palabras había un diseño de políticas públicas muy bien pensado. Incluyó revisar concesiones y hasta un presupuesto adicional para el ministerio de cultura con el único fin de destruir la Ley de la Consulta Previa, que tanta lucha y muertes ha costado conseguir. Por eso lo de Cateriano no fue solo un discurso, fue una declaración de guerra contra los más vulnerables.

Sé que es difícil imaginar cómo sintieron el discurso peruanos que toda una vida hemos sentido alejados de nosotros. Sé que para muchos los pueblos indígenas o no importan o no importan tanto, o son carne sacrificable para las cuentas macroeconómicas. Pero mientras los peruanos bienintencionados y más privilegiados como nosotros no nos esforcemos en pensar en todos, incluyendo a los hermanos nativos, jamás podremos cerrar el círculo de ser una nación; con las consecuencias de esa fractura que enferman al país y sus posibilidades.

En plena pandemia el primer ministro ignoró el recrudecimiento de los contagios y se enfocó en ‘destrabar’ candados mineros que incluso existiendo siguen afectando la vida y la salud de miles. Se necesita un primer ministro que una y no que polarice en plena pandemia. Se necesita un premier que ponga la prioridad en la salud y la vida de todos los peruanos.

 Es increíble e imperdonable que en plena pandemia, con 50 mil muertos a cuestas y en ascenso, esa no haya sido la prioridad política del primer ministro.

Ciertamente la caída de un gabinete no es para celebrar, pero a mi parecer esta es una pequeña y subsanable crisis política en nada comparable a la crisis de conflictividad social que auguraban los anuncios de Cateriano. Imaginen en plena pandemia protestas, cierre de carreteras, toma de instalaciones.

Cualquiera conectado a la realidad cotidiana de millones de peruanos y con empatía por la mayoría no privilegiada del país que está muriendo en las puertas de los hospitales o endeudándose de por vida con las clínicas, puede darse cuenta de que lo que más necesitamos ahora mismo es un primer ministro que en medio de una pandemia que recrudece ponga el foco de su gestión en la vida y la salud de la gente.

Esperemos prontas noticias de palacio de gobierno. Por lo pronto, Pilar Mazzeti podría ser perfectamente esa premier que requerimos en un contexto como el actual. Legalmente todos los demás ministros pueden ser vueltos a nombrar en sus carteras, incluido el de educación. Esa pelea la seguiremos dando.

El artículo original fue publicado en Medium.com y publicado en Wayka con autorización de la autora.