Por Mónica Delgado*
No me voy a detener en esta oportunidad en los errores de continuidad, en los antojadizos saltos de tiempo ni en la necesidad de llenar, como sea, los vacíos del guion con canciones en Locos de Amor 2, la nueva película de Frank Pérez-Garland, sino más bien en un elemento que se ha vuelto lugar común: los personajes femeninos marcados por un toque histérico. Es decir, ese estado de excitación nerviosa, caracterizado por reacciones dramáticas donde sobresalen llantos y gritos (o risas nerviosas), y que en el cine peruano ha sido representado casi exclusivamente como un atributo femenino.
De un tiempo a esta parte, se ha hecho cliché en el cine peruano representar a las mujeres como histéricas, normalizando algunas situaciones en pos de cumplir con los métodos y fórmulas de la comedia y la comedia romántica. Pero, ¿cómo detectamos a estos personajes femeninos histéricos? Usualmente son descritos como mujeres disparatadas, gritonas, lloronas y aturdidas, pero que a la vez son poco capaces de tomar las riendas de sus vidas. Pueden cambiar fácilmente sus decisiones y están a la espera de una respuesta de un tercero (usualmente el futuro esposo, el amante o el enamorado). Pasa con los personajes de Johanna San Miguel en A los 40 (en realidad pasa con casi todos sus personajes femeninos, desde el encarnado por Wendy Ramos, Sofía Rocha o Patricia Portocarrero) o como el que desarrolla en Locos de Amor 2.
Si bien la comedia romántica estadounidense ha intentado mostrar más coherencia con los nuevos tiempos con títulos como 500 días con ella (2009) o Esta chica es un desastre (2015), o con comedias que se burlan del toque histérico como Damas en guerra (2011), en el cine peruano aún se sigue apostando por perfiles más primarios. Las situaciones amorosas en las comedias son resueltas con facilidad y sin complejidades, dibujando a mujeres de apariencias seductoras, pero incapaces de decidir, que lloran y gritan, resolviendo todo según sus vehementes estados de ánimo, y esperando la anuencia de los hombres. Es decir, aún podríamos estar en tiempos de Secretaria ejecutiva (1988) y Mujer bonita (1990), donde las protagonistas, oficinista y prostituta, ascienden socialmente por obra y gracia del amor prodigado por el estatus masculino.
Ya en la anterior Locos de Amor (2015) se define a las mujeres como dependientes sentimentales de los hombres, que solo se “realizan” en función a obtener un marido que les dé confianza, que las defina y las tranquilice. Cuando las mujeres reciben la respuesta del hombre de sus sueños, el film acaba. Y este mismo patrón se repite en A los 40 y Locos de Amor 2. Y la otra variante de las mujeres histéricas, gritonas y tensas, aparece inclusive en Asu Mare (la madre de Cachín, por ejemplo) o en Guerrero (la madre del futbolista protagonista).
Este estereotipo de mujer histérica en situaciones amorosas luce más superficial en las comedias peruanas, o en todo caso aparece así en nuestros films más comerciales, donde los matices casi no existen. Incluso hasta podríamos decir que en Locos de Amor 2 existe un único gran personaje femenino descrito en cuatro variantes: la misma mujer incapaz de decidir, ambivalente, sensible, sufrida, seductora y de falsa libertad se percibe tantos en los roles de Vanessa Saba, Wendy Ramos, Johanna San Miguel o Ericka Villalobos. Como si la mujer enamorada solo pudiera encontrar la felicidad cuando los hombres proponen, deciden y definen. No importa si se es profesional, si se tiene una apariencia empoderada, si trabajan o son madres solteras que sacan adelante a sus hijos: siempre necesitaran que los hombres les den un sí, que las completen y rediman. Un viejo paradigma y estereotipo que parece difícil de roer.
Puntuación: 1
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En cartelera
Entró Pantera Negra de Marvel a la cartelera, pero en otro texto nos centraremos en este personaje y la moda de lo políticamente correcto para los films afroamericanos en Hollywood. Destaco otras películas en la cartelera peruana:
La forma del agua de Guillermo del Toro. Lo mejor: la manufactura del monstruo anfibio, que luce como Adonis de los siete mares, musculoso y esbelto, se nota el esfuerzo por darle un nuevo tono a un personaje de goma y esponja en viejos films de serie B. Lo regular: la atmósfera de microcosmos de Guerra Fría, donde no existen poderes del Estado, ni una lucha más concreta entre americanos y rusos, solo el papel de Michael Shannon como controlador del mundo. Lo peor: la ingenuidad, el simbolismo inocuo, y algunos errores de continuidad como para las trece nominaciones a los Oscar. Se extraña al Guillermo del Toro del Laberinto del Fauno, a pesar de la sarta de guiños cinéfilos que pueblan el film.
Tres anuncios por un crimen de Martin McDonagh. Queda en pocas salas, sino en una. Se trata de uno de los mejores films que candidatean a los Oscar. Una historia de feminicidio sin culpables en un pueblo al sur de los Estados Unidos donde la policía es inepta. Se ha dicho que es una película “misándrica”, es decir, que hace del odio a los hombres su bandera, pero es más que eso, es un film crítico sobre la incapacidad y las taras de un sector policial, que se sostiene a punta de prejuicios y racismo. Frances McDormand en un papel que despierta admiración, pero también repelencia.
Una mujer fantástica de Sebastián Lelio. Nominada a mejor película extranjera en los Oscar, y pese a sus debilidades, debe ser la que tiene mejores posibilidades de llevarse la presea. Daniela Vega es una actriz trans que encarna a un personaje trans que queda “viuda” y que debe enfrentar los prejuicios de la familia de su pareja fallecida. Hay un tono almodovariano que aplica el chileno Lelio, y como en su anterior film Gloria, aquí el cineasta se detiene en un retrato femenino complejo de identidad.
*Mónica Delgado: Crítica de cine, comunicadora social y directora de Desistfilm. Video ensayista de la plataforma Fandor. Ha realizado crítica de cine, desde 1998, en diversos medios peruanos como El Peruano, Expreso, Ideele, Quehacer, etc. Es colaboradora en la revista de cine Ventana Indiscreta.