Menstruar en el Perú: Ley sin reglamento afecta la salud y promueve la desigualdad y el estigma

Los productos para la gestión menstrual son artículos de primera necesidad, sin embargo, han transcurrido más de cuatro años desde que el Gobierno peruano publicó la Ley n° 31148, norma de acceso a la salud menstrual digna, pero hasta la fecha no ha sido reglamentada por el Ministerio de Salud (Minsa) y el Ministerio de Educación (Minedu). Esta demora en la implementación vulnera el derecho a una salud digna, especialmente de infancias y adolescentes menstruantes.

Por Rocío Quispitupa

La menstruación es un proceso fisiológico inherente a la salud sexual y reproductiva de niñas, adolescentes y personas menstruantes. Sin embargo, históricamente ha sido invisibilizada y estigmatizada. Hasta el simple acto de comprar productos para la gestión menstrual se convierte en algo que prefiere ocultarse.

“Era algo que no quería tener todos los meses, algo que siempre debía esconder. Incluso cuando nos mandaban a comprar toallas, nos las daban en bolsas negras”, relata Mago, activista que lidera el proyecto Bruja Lunar.

Pero el problema no es solo el tabú aún vigente en torno a la menstruación, también el acceso a productos de gestión menstrual —toallas sanitarias, toallas de tela, tampones, copas menstruales, discos menstruales y ropa interior menstrual. Estos son fundamentales para garantizar el derecho a la salud y el bienestar de las personas menstruantes, permitiéndoles vivir este proceso con dignidad. Menstruar no debe ser un lujo ni un motivo de vergüenza. Es un asunto de salud pública y justicia social.

«La falta de acceso a estos productos impide una menstruación digna, lo que afecta directamente la salud física y mental (…). Esta falta de insumos afecta necesariamente a personas menstruantes en situación de vulnerabilidad, ya sea en zonas rurales o periurbanas», declaró Pamela Ortega, representante del Centro de Promoción y Defensa de Derechos Sexuales y Reproductivos (Promsex), en conversación con Wayka.

La carencia de estos insumos básicos puede derivar en problemas de salud física, como infecciones urinarias y vaginales, pero también impacta en el bienestar psicológico, generando vergüenza y baja autoestima. Esto es algo que en el Perú ya podría estar resuelto si la ley que garantiza la salud menstrual ya tuviera un reglamento para ser implementada.

UNA LEY SIN REGLAMENTO

En marzo de 2021 se aprobó la Ley n.º 31148 —»Ley que promueve y garantiza el manejo de la higiene menstrual de niñas, adolescentes y mujeres vulnerables»—. Con esta norma, el Perú se convirtió en uno de los pocos países en Latinoamérica en reconocer el derecho a la salud menstrual. Sin embargo, a la fecha no tiene reglamento, lo que significa que, en la práctica, es como si no existiera.

La norma declara de interés nacional el acceso universal, igualitario, gratuito y progresivo a productos de gestión menstrual para niñas, adolescentes y mujeres en situación de pobreza y pobreza extrema. Además, establece la supervisión de los materiales utilizados en la producción de los insumos de gestión menstrual —garantizando que cumplan con los estándares de calidad requeridos— y la creación de un Observatorio de Gestión Menstrual para generar datos, estadísticas e información científica que contribuyan a la elaboración de políticas públicas en esta materia.

Sin un reglamento la ley no puede implementarse ni fiscalizarse. Las instituciones encargadas para la implementación del reglamento son el Ministerio de Salud (Minsa) y el Ministerio de Educación (Minedu). Wayka realizó una solicitud mediante la Ley de Transparencia a ambas entidades para conocer el estado de dicha ley y a continuación lo que respondieron. 

El Minsa, informó a Wayka que cuenta con un anteproyecto titulado “Norma Técnica de Salud para el cuidado de la salud relacionada al ciclo menstrual”, el cual ha sido aprobado por el Despacho Viceministerial de Salud Pública. Actualmente, el documento está en fase de revisión y validación por parte de las direcciones y oficinas generales del Minsa, por lo que aún no se puede estimar el presupuesto para su ejecución.

Respuesta del Minsa a la solicitud de acceso a información presentada por Wayka, mediante la Ley de Transparencia, sobre el estado de la Ley n° 31148.
Respuesta del Minedu a la solicitud de acceso a información presentada por Wayka, mediante la Ley de Transparencia, sobre el estado de la Ley n° 31148.

En tanto, el Minedu, institución que también debería trabajar en los lineamientos para su implementación, respondió a Wayka que no cuentan con la información solicitada, pero sí tienen los “Lineamientos de Educación Sexual Integral (ESI) para la Educación Básica”, aprobados en junio de 2021 (R.V.M. N° 169-2021-MINEDU).  

La falta de avances concretos en ambos ministerios evidencia que la salud menstrual no es una prioridad en las políticas públicas. Mientras tanto, miles de niñas, adolescentes y mujeres vulnerables siguen enfrentando barreras para acceder a productos de gestión menstrual y educación adecuada.

EDUCACIÓN MENSTRUAL EN LOS COLEGIOS

En el Perú, la falta de información sobre menstruación en los colegios genera problemas que afectan directamente a la educación, según un estudio del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) encargado por Unicef en el año 2020.

El 95% de las estudiantes peruanas sienten incomodidad en el colegio durante su periodo menstrual. El 99% experimenta vergüenza y el 85% no se siente cómoda con los baños escolares. El problema llega hasta el ausentismo escolar: el 35,6% falta al colegio durante los días de su menstruación cada mes.

«Cuando juegas deportes, te caes y te raspas las rodillas, la sangre no es problema. Nos podemos manchar de muchas formas, pero la mancha menstrual carga con un estigma de asco, vergüenza y falta de limpieza», señala Mariel Távara, de Somos Menstruantes – organización feminista de educación menstrual, autocuidado y acompañamiento para personas menstruantes diversas.

Távara, explica que el ausentismo escolar ocurre porque las niñas prefieren no acudir a espacios donde no se sienten acogidas. Muchas veces llegan a limitar sus actividades permaneciendo sentadas en sus pupitres y solo se levantan para ir al baño por miedo a que se burlen de ellas si se manchan.

Mientras para Mago, es crucial que este tema se aborde también en casa, rompiendo con el secretismo generacional. «Podemos empezar en el hogar, explicando que menstruar no debe dar vergüenza. Todos, todas y todes hemos menstruado. Los cuerpos con vulva menstrúan, es algo normal», afirma.

¿CUÁNTO CUESTA GESTIONAR LA MENSTRUACIÓN? 

El acceso a productos de gestión menstrual representa un gasto económico considerable: según estimaciones basadas en los precios de estos productos en el mercado, una persona menstruante podría gastar anualmente 66 soles en toallas higiénicas desechables (paquete de 10 unidades a 5.50 soles), 108 soles en tampones (paquete de 10 unidades a 9 soles), 110 soles por una copa menstrual (con duración de 10 años), 200 soles en calzones menstruales (dos unidades con vida útil de 3 años) o 150 soles en toallas de tela reutilizables (dos unidades que duran entre 2 y 3 años).

Aunque los productos reutilizables podrían parecer una solución, la representante de Promsex advierte que es necesario considerar el contexto, pues muchos hogares y escuelas carecen de servicios básicos para el aseo necesario tras su uso. Pero el problema no es solo de acceso a servicios, también económico cuando se trata de productos como la copa.

La brecha económica resulta evidente al comparar estos costes con el salario mínimo actual, 1130 soles. Adquirir una copa menstrual requeriría destinar aproximadamente 110 soles mensuales, lo que representa cerca del 10% del ingreso para quienes perciben el sueldo mínimo.

«Existe una gran diferencia en el tema económico de una copa menstrual —que puede costar 100 a 150 soles— y también requiere el acceso a agua potable para su limpieza y esterilización», explica Ortega.

Además, usar estos productos implica enfrentar los estigmas históricamente asociados a lo «sucio», que llevan a no tener contacto con la menstruación. El secretismo en torno a la menstruación se refleja en los múltiples eufemismos para nombrarla: «Andrés», «estar indispuesta» o «en esos días». Estas expresiones han contribuido a ocultar un proceso natural en los cuerpos menstruantes. Los productos reusables también ayudan a generar otro tipo de conexión con el cuerpo y la menstruación, y hablar de ella es también una forma de saber habitar el propio cuerpo.

«Cuando usamos toallas desechables, las usamos y botamos sin mirarlas. Es más, tratamos de verlas lo menos posible. El hecho de usar una toallita de tela, me hizo tener contacto con mi menstruación: verla, tocarla, olerla», relata Mago.

A cuatro años de la promulgación de la Ley de Salud Menstrual, su falta de reglamentación mantiene en el limbo una política pública clave para garantizar el acceso equitativo a productos de higiene menstrual. Mientras los ministerios responsables no avanzan con su implementación, miles de niñas, adolescentes y personas menstruantes siguen enfrentando barreras económicas, sociales y estructurales que afectan su salud, bienestar y educación. La demora no solo evidencia una falta de prioridad en la agenda estatal, sino que perpetúa la desigualdad.

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