Un cortometraje financiado por el Estado peruano, realizado en pandemia, y hecho en el marco de la celebración del Bicentenario llegó a la 72º de la Berlinale, el Festival Internacional de Cine de Berlín. Se trata de Heroínas, obra inspirada libremente en la figura de una de las mujeres del Bicentenario y precursora del proceso de liberación del régimen colonial español entre 1780 y 1781, Tomasa Ttito Condemayta. Sin embargo, de ella apenas vemos su cráneo a lo lejos en una vitrina, que según lo que propone el film, ha despertado en la actualidad un culto pagano entre mujeres del pueblo de Acomayo en Cusco, quiénes le rinden pleitesía por considerarla milagrosa y poderosa.
Tomasa Ttito Condemayta fue una mujer clave en el proceso precursor de la independencia y aliada importante en la gesta de Túpac Amaru II. Conocida como “la cacica de Acos”, tuvo una participación relevante en la Batalla de Sangarará, que afirmó una insurrección cusqueña contra el poder virreinal. Sin embargo, estos aspectos históricos son apenas revelados en Heroínas, cortometraje estrenado mundialmente el pasado martes 15 de febrero, en una sala de cine ubicada en plena zona céntrica de Alexanderplatz. Dirigido por la novel cineasta Marina Herrera, el corto fue parte del programa V de la sección oficial de cortos y se trató de la única presencia peruana en todo el festival.
Heroínas es una ficción con formas de documental, y que recoge los testimonios de un grupo de mujeres que confiesa las motivaciones del culto y de las ofrendas peculiares que le hacen a la “santa” (flores y machetes, porque sienten que le gusta, ya que en su época no tuvo como defenderse ante las torturas) y sobre los preparativos de la festividad, que incluye coordinaciones para la comida, el baile y la música. Esta fantasía religiosa gobierna el espíritu del cortometraje, y cuyo sostenimiento radica en el apoyo de una anciana, Natividad Villafuente, quien tiene el cráneo en un altar en su propia casa, que recibe velas, ofrendas y otras decoraciones de las mujeres del pueblo.
El aviso “Aquí yace el cráneo de Tomasa Titto Condemayta” que abre el film, anuncia el aspecto religioso y de reverencia, que se confirma con las tomas de mujeres que llegan en fila a ofrendar machetes, cuchillos y flores. Como en Madeinusa de Claudia Llosa (donde se inventa la fiesta del Tiempo Santo), en Heroínas se diseña también un festividad colorida, solo para mujeres que danzan con sus mejores trajes y que beben chicha, a partir de elementos que despiden la clásica necesidad del cine peruano para enfatizar el sincretismo cultural, desde lo pop y burlesco. Lo popular esta vez encarnado en esta heroína de la Independencia del Perú convertida en un objeto de culto. Ya no se trataría de rendir honor a su memoria por su rol en un proceso capital para la historia del Perú en el siglo XVIII, sino que este film de Herrera se insufla todo un nuevo imaginario de santería y devoción, que elimina el aura histórico y se le brinda, como ordenan los nuevos tiempos, un perfil mítico y reloaded.
Los códigos del documental en Heroínas son percibidos por las mujeres y niñas observadas, quienes en algunos momentos son entrevistadas, y en otros registradas en medio de la festividad de devoción. Varias veces se menciona “Mira, nos están filmando” con gesto de timidez o sorpresa, lo que resulta impuesto, sobre todo cuando en algunas escenas se habla de “los que filman”, de “esos que han venido a filmar el cráneo” como si estuvieran lejos, como cualquier escena de ficción, como si la cámara que las observa no estuviera allí presente. Es decir, por un lado se da rienda suelta a la idea del documental en progreso, y por otro se niega el recurso expuesto. Un ejemplo: una escena donde una joven llega a visitar a Natividad con una cabra, a quien llama Tomasa, no en honor a la heroína sino debido a la famosa canción de Los Caifanes (La negra Tomasa). Ella indica que afuera están grabando, sin sentirse observada, se supone por la cámara que todas las demás advierten. Mostrar el dispositivo, fingir que lo que vemos es un documental, ayuda a dar sentido de verosimilitud y verdad, sin embargo también requiere de sutilezas y coherencias.
En Heroínas, Tomasa Ttito Condemayta ya no se basta como heroína, sino que requiere ser un amago del Niño Compadrito de Cusco, una entidad que desde el más allá pueda cumplir los deseos variopintos de las mujeres, ya que la gesta independiza pertenece a otros fueros. Tomasa ya no es solo una heroína, sino que puede ser una canción pop, o pasar de ser una precursora valiente a una estampita para rezar.