Por Graciela Tiburcio Loayza

Javier Enríquez Aguirre es el violador confeso de ‘N’, una niña de 13 años. Sobre él recaía una orden de prisión preventiva desde marzo de 2019, pero recién fue capturado la mañana del 15 de diciembre de este año. Estuvo 21 meses “prófugo”, a pesar que trabajaba a solo cinco minutos de la comisaría y la municipalidad de Villa El Salvador.

El caso de ‘N’ se hizo público el año pasado. La adolescente, quien ahora ya tiene 15 años, fue víctima de reiteradas violaciones sexuales por parte de Javier Enríquez desde octubre de 2018. En marzo de 2019, fue ingresada de emergencia al hospital Rebagliati por el embarazo de 21 semanas que llevaba producto de los abusos.

Fue internada tres veces; sin embargo, el hospital le negó el aborto terapéutico. ‘N’ tuvo que padecer las complicaciones del embarazo de alto riesgo que la obligaron a continuar y culminó con un parto prematuro y la posterior muerte del neonato.

Mientras ella sobrevivía a las secuelas de un embarazo forzado y los recuerdos del abuso sexual, su agresor recorría libre las calles de Villa El Salvador. Javier Enríquez continuaba viviendo en la casa donde abusó de N y trabajaba tranquilo en una avícola que se encuentra cuatro cuadras de la municipalidad del distrito, como comprobó Wayka en marzo de este año.

‘N’ y su familia tuvieron que mudarse del distrito debido a las amenazas que recibía de los parientes de Javier Enríquez. Ahora viven a 3 horas de su anterior vivienda. Pero la distancia no impidió que Virginia, su madre, volviera cada semana a Villa El Salvador para buscar al agresor de su hija.

Wayka acompañó el caso de ‘N’ desde el inicio y fue testigo de la vía crucis legal que Virginia tuvo que padecer para que la policía cumpla con su deber de capturar a Enríquez. La madre de ‘N’ se enfrentó a un sistema indolente y burocrático que era incapaz de renovar de oficio la orden de captura del agresor.

Tras más de un año y nueve meses de insistencia constante a la policía, Javier Enríquez Aguirre fue capturado el martes 15 de diciembre, vendiendo pollo en su puesto del mercado de Pachacamac en Villa El Salvador.

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“Estoy muy feliz porque finalmente irá preso. Mi hijita ha estado bastante afectada todo este tiempo porque sabía que él estaba libre. Ahora podemos tener un poco de calma. Espero que no lo suelten porque aún debe iniciar el juicio”, declaró Virginia a Wayka.

El expediente del caso está en el Juzgado Especializado Penal de Villa El Salvador, a cargo del juez César Franco Gonzales. Según indicó a Wayka la abogada del Ministerio Público asignada a la defensa de ‘N’, Isabel Pinedo, el magistrado debe asignar una sala judicial para el inicio de las audiencias y las fechas de diligencias para realizar las pruebas de ADN al agresor y al neonato fallecido.

Virginia y ‘N’ esperan justicia desde hace casi dos años. Foto: Wayka

Con dichas pruebas quedaría comprobada la paternidad de Javier Enríquez Aguirre y su responsabilidad en los abusos sexuales. “Eso sería elemento suficiente para que la sala asignada resuelva más rápido y sentencien antes de que termine los 9 meses de prisión preventiva”, señaló Pinedo a Wayka.

Mientras el Instituto Nacional Penitenciario decide en qué cárcel será recluido Javier Enríquez, Virginia espera que la justicia deje de ser esquiva para su hija y su familia, quienes además de enfrentarse a la impunidad, ahora también intentan sobrevivir a la crisis generada por la pandemia.