La Cuarta Sala Superior Penal programó para el 23 de junio a las 9 am el inicio del juicio oral contra los presuntos autores del asesinato de la periodista.

Redacción Wayka

El inicio del juicio oral sobre el caso de la periodista Melissa Alfaro ha tardado casi 31 años en realizarse. En 2019 se concretó una fecha, sin embargo, el pedido de uno de los presuntos autores del asesinato de la periodista demoró aún más el proceso. Esta vez, la Cuarta Sala Superior Penal dispuso que comience el 23 de junio a las 9 a. m.

La investigación fiscal nombra a cinco implicados en el asesinato de Melissa Alfaro: Víctor Penas Sandoval, fabricante de los llamados sobresbomba; Vladimiro Montesinos, exasesor de Alberto Fujimori, el exjefe del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), Julio Salazar Monroe y el excomandante general de las Fuerzas Armadas, Pedro Villanueva.

La fecha para dar comienzo al juicio oral demoró por la caga procesal de la Cuarta Sala Superior Penal, pero también por la solicitud de Julio Salazar Monroe, ex jefe del Servicio de Inteligencia Nacional, quien requería ser retirado del caso y que se cambie la tipificación de delito de lesa humanidad.

Salazar Monroe presentó una queja en 2019 diciendo que él no estaba de acuerdo con el término de lesa humanidad. Este expediente fue a la Fiscalía Superior y determinó que eso no procedía, que debía volverse a señalar nueva fecha del juicio oral. Este proceso demoró tres años.

La familia de la periodista asesinada en la dictadura fujimorista tiene sentimientos encontrados. «Son tantos años esperando justicia, casi 31, ya superó la edad que ella vivió, 23. Hemos esperado tanto que inicie este juicio. Quiero creer que vamos a encontrar justicia, no nos la van  a devolver, pero un poquito de justicia en este país queremos encontrar», dice Iris.

EL ASESINATO

A sus cortos 23 años, Melissa Alfaro se desempeñaba como jefa de informaciones en el semanario Cambio. El 10 de octubre de 1991, ella llegaba de almorzar a la redacción. Cuando ingresa al edificio recibe un paquete de grandes periódicos envueltos con un sobre dentro. Minutos después, abre el paquete que contenía 200 gramos de anfo gelatina, explosivo de uso exclusivamente militar. La sustancia la mató al instante.

El envío de sobresbomba se empleaba para silenciar a periodistas y defensores de los derechos humanos que denunciaban casos de corrupción y crímenes de lesa humanidad.