Por: Pedro Francke
A fines del año pasado, el gobierno de PPK sacó varios Decretos Legislativos con los que lanzó su reforma económica. Cambios tributarios, simplificación de trámites, fin del SNIP, nuevas reglas para las pymes. Pero sobre todo, cambio para que ProInversión “destrabe” las Asociaciones Público-Privadas (APPs) y así impulse la inversión privada, reactivando la economía.
Efectivamente es necesario reactivar la construcción, la industria y el empleo. Hace dos años que no hay nuevos puestos de trabajo en empresas formales, mientras anualmente 300 mil jóvenes se suman a la búsqueda de empleos. Para cambiar eso la apuesta Ppkausa es que las grandes empresas inviertan más en infraestructura, siendo el eje de su política el “destrabe” de las APPs.
Pero como hemos visto en el caso del Aeropuerto de Chinchero la forma como PPK busca promover las APPs es regalando plata a los constructores privados amigazos del gobierno. Todo ese asunto de la tramitología, las trabas burocráticas y la simplificación, era puro cuento: los dueños de las APPs presionan por mucho más dinero. Así de simple.
El grave problema del gobierno es que hoy, este esquema de mover la “inversión privada” regalando más y más dinero del estado a su favor es materia de escándalo internacional, alrededor de la corrupción de Odebrecht. En los últimos 25 años el robo ha sido continuo, las cantidades son gigantescas llegando hasta los ex – presidentes y hoy las pruebas salen a luz.
¿Puede el Perú seguir con este esquema como quiere PPK? La respuesta clarísima es No. Se necesita un cambio de esquema para reactivar el empleo sin alimentar la corrupción.
Un giro es necesario. Antes que privilegiar negociados con los grandazos, hay que poner la inversión pública descentralizada delante de las APPs, y recordar que una inversión privada más sana es la que hacen las medianas y pequeñas empresas, que necesitan crédito barato y accesible para salir adelante.