En Piura, un grupo de mujeres decidió crear un red de acompañamiento y soporte para mujeres víctimas de violencia de género en sus propios entornos, en sus barrios y caseríos. Estas son sus historias.

Por Malú Ramahí, corresponsal de Wayka en Piura

 “Mi esposa está ocupada, ella tiene que cocinar”, le respondieron. Yolanda había llegado a la casa de su vecina para invitarla a una capacitación sobre violencia de género, sin embargo, fue el esposo quien contestó. Esta no era la primera vez que recibía respuestas negativas y machistas por parte de los integrantes masculinos de las familias que visitaba como parte de sus jornadas  informativas.       

Lejos de desanimarse, Yolanda López Chira  lo entiende como una razón más para seguir con su trabajo como integrante de la Red de Acompañamiento y Soporte a Víctimas de Violencia, de su distrito Veintiséis de Octubre.

La Red de Acompañamiento fue creada en el año 2019. Según cuenta Yolanda, ella fue una de las primeras integrantes de la agrupación de su distrito, Veintiséis de Octubre, una jurisdicción joven de la provincia piurana. Ella recuerda que, fue a partir de unas capacitaciones que recibieron de Radio Cutivalú sobre violencia de género y participación ciudadana, que decidieron compartir lo aprendido con más mujeres de sus propios barrios y entornos. Ahora la agrupación cuenta con 25 mujeres activas.

El trabajo de la Red de Soporte y Acompañamiento a Mujeres Víctimas de violencia se resume en su nombre. Se dedican a concientizar, capacitar y acompañar a mujeres y a víctimas de violencia. La actual presidenta de la red en  Veintiséis de Octubre, Pilar Lozada Lozano, cuenta que sus esfuerzos para concientizar sobre la violencia contra la mujer ya están dando frutos.

Cuando se trata de las capacitaciones, van casa por casa invitando a sus vecinas, sobre todo de los asentamientos humanos,  para que se puedan sumar a las charlas y talleres que realizan con otras instituciones aliadas. Si bien muchas veces han recibido respuestas negativas, con un evidente sesgo machista, poco a poco han ido acogiendo a más mujeres que se animan por informarse sobre la violencia de género.

Por otro lado, cuando se trata del acompañamiento a víctimas, la Red, a través de campañas, ha logrado dar a conocer un número de contacto y sus redes sociales para el registro de casos de violencia y su posterior acompañamiento y seguimiento. En gran parte de los casos, finalmente lograron apartar a las víctimas de espacios de violencia.

“Un cambio total, me da mucha alegría, orgullosa de poder ayudar a muchas mujeres. Vienen a mi casa, me llaman por teléfono por consejos, por ayuda, para el acompañamiento a sus denuncias. Las mujeres ya están diciendo basta a la violencia porque ya conocen sus derechos”, menciona con orgullo Pilar. 

Parte del trabajo de las mujeres de la red también consiste en  entablar alianzas e involucrar a otras instituciones o municipios para que puedan atender las problemáticas de sus entornos. La violencia contra la mujer, las muertes maternas, el embarazo adolescente, la baja participación política, el analfabetismo, son algunos de los problemas que ellas han detectado como reiterativos en Veintiséis de Octubre.

“Hemos llevado a muchas mujeres, niñas, a acompañarlas para que puedan poner una denuncia. Las cifras son alarmantes, mayormente somos las mujeres las que estamos afrontando la violencia. Seguimos en esta sociedad patriarcal, machista, dicen que somos las mujeres las que inventamos esas cifras, pero sí existe muchísimo machismo”, narra Yolanda López.

Cabe resaltar que la iniciativa de la Red de Soporte y Acompañamiento a Víctimas de Violencia ha sido replicada en la provincia de Morropón, jurisdición que registra altas cifras de violencia contra la mujer. A nivel de región, en Piura, en el 2023 se registraron 7 658 casos de violencia, según las cifras del Centro de Emergencia Mujer. Este año ya van más de mil casos de mujeres violentadas en la región.

Reconocer la violencia

La Red de Acompañamiento acoge, principalmente, a mujeres líderes del distrito, encargadas del programa Vaso de leche, comedores populares, tenientes gobernadoras, integrantes de Juvecos, entre otros. Muchas de ellas también han compartido historias de violencia, física, psicológica, sexual y económica. 

“Yo fui víctima de violencia, de los 4 tipos, hace muchos años, cuando no tenía los conocimientos para decirle alto a la violencia. Yo lo viví, y eso fue lo que me motivó a continuar capacitándome, a adquirir conocimientos, información, y decidí integrar esta red de mujeres”, rememora Yolanda

Por su parte, Pilar Lozada, ve a la Red como un espacio donde puede aportar para frenar la violencia. “Me siento liberada, con el poder de ayudar, de que las mujeres no pasen por lo que yo pasé”, señala.

El reconocer la violencia ha sido un largo camino que ha incluido enfrentar hasta a sus más cercanos, como en el caso de Flor de María Carmen García, una mujer líder de Chulucanas, Morropón. Ella es presidenta de la Red de Acompañamiento de su caserío Charanal Alto. Si bien no ha sido víctima de violencia, sí ha tenido que luchar dentro de su entorno y familia contra los estereotipos de género.

“En el año 87, 88, había mucha violación de derechos humanos, con las rondas campesinas, lo cual con el tiempo ha ido mejorando. Una vez golpearon mucho a una mujer porque ella tenía un amante”, cuenta. En ese entonces era de las pocas mujeres que se cuestionaba esas formas de castigo que estaban relacionadas al machismo.

Flor de María también hace crítica del machismo dentro de los roles de liderazgo y en la incidencia política. Además  señala que, por ese mismo machismo, muchas mujeres han interiorizado que no pueden asumir un cargo político. 

Problemáticas invisibilizadas

Luego de años acompañando a víctimas de violencia, las integrantes de la Red aseguran que los casos con más incidencia son los de violencia física que, en su mayoría, vienen acompañados con violencia económica, una problemática bastante invisibilizada y, en muchos casos, no reconocida como una vulneración de los derechos de las mujeres.

La violencia económica, según la definición de la Ley N° 3036, se da cuando existe “la limitación de los recursos económicos destinados a satisfacer sus necesidades o privación de los medios indispensables para vivir una vida digna; así como la evasión del cumplimiento de sus obligaciones alimentarias”, y también cuando se da “la limitación o control de sus ingresos, así como la percepción de un salario menor por igual tarea, dentro de un mismo lugar de trabajo”.

Pese a la alta incidencia, la violencia económica sigue siendo la menos denunciada según las cifras recogidas por el Centro de Emergencia Mujer. En lo que va del año, tan solo el 0.44% de los casos pertenecen a este tipo de violencia. “Queremos que esa autonomía ya la tenga la mujer”, cuenta Yolanda. Es por ello que vienen trabajando, con mucha más frecuencia, en talleres para la gestión de emprendimientos, para que de esta forma las mujeres puedan tener un poco más de independencia económica.

Mientras tanto, sigue latente la falta de protección a las denunciantes. Las mujeres de la red consideran un obstáculo la nula protección que se le da a las víctimas denunciantes. Para Yolanda, esto se constituye en una de las mayores preocupaciones, ya que muchas mujeres tienen que regresar a sus hogares, donde les esperan sus agresores, porque no pudieron obtener medidas de protección luego de interponer las denuncias. “Mientras les dan las medidas de protección se demoran uno, dos, tres días, entonces pueden pasar muchas cosas”, recalca. Ante esta dura realidad, Yolanda considera que las autoridades deberían implementar una casa refugio para las víctimas más desprotegidas.