Por Lissette Pérez Campos

María Elena Moyano. La “morena”. “Malena”. La teniente alcaldesa. En su distrito natal, la conocieron por muchos nombres y cumplió varios roles. Y aunque tuvo una muerte violenta y muy sonada su historia no terminó allí. Su trabajo y su legado continuó por medio de aquellas mujeres cuyas vidas tocó para siempre a través de la emblemática organización encargada de darles una voz: La Federación Popular de Mujeres de Villa el Salvador (FEPOMUVES).

Ana se despierta de repente en su cama al escuchar el llanto de su vecina del costado. A través de la pared, escucha los gritos del marido e inconfundiblemente identifica que le está dando una paliza. Inmediatamente, mira el pito amarillo encima de su tocador y recuerda las palabras de María Elena: “Si escuchas a una compañera en problemas, tocas el silbato y saldremos todas a defenderla”. Armada de valor, Ana activa la alarma irrumpiendo la paz nocturna. Vecinas salen de sus casas apresuradamente y liberan a la víctima de su abusador. El agresor es llevado al centro de la plaza con un cartel sobre su cabeza: “No golpearé jamás a una mujer”. Malena se acerca a la víctima con una sonrisa maternal y le dice: “nosotras te protegeremos, nunca más te volverá a hacer daño”, recuerda Bertha Jáuregui, ex presidenta de la FEPOMUVES. 

Este sistema fue uno de los tantos implementados por María Elena y el grupo de mujeres que camino con ella en su incansable lucha contra la violencia de género en su distrito. Iniciativas de esta naturaleza le llevaron a gestar uno de los movimientos sociales pioneros dedicado a promover y defender los derechos de las mujeres. 

Mujeres unidas

Como todas las revoluciones, la FEPOMUVES, fundada en 1983, nació cuando un grupo oprimido y relegado decidió hacerse escuchar. María Elena y muchas mujeres sentían que sus ideas y preocupaciones no estaban siendo escuchadas. Para suplir este vacío decidieron formar su propia organización, a través de la cual podrían canalizar sus demandas y jugar un rol más protagónico en el distrito.

Tras su fundación, la FEPOMUVES desarrolló su trabajo en diversas áreas. En el sector alimenticio, participó en programas como las “ollas comunes” y el denominado “vaso de leche”, los cuales constituyeron el primer contacto con muchas de las futuras dirigentes de la federación. En el área de salud, organizaron marchas para la habilitación de atención las 24 horas en los centros de salud. Asimismo, en el área legal, con el apoyo de la ONG Manuela Ramos, desarrollaron cursos de capacitación para las mujeres que sufrían lo que se llamaba en ese entonces “violencia familiar”.

Sin embargo, el trabajo de la federación y de María Elena se orientó no solamente a la atención de las necesidades básicas de las mujeres del distrito, sino también a los esfuerzos de empoderamiento en el ámbito público. “Muchas en ese entonces desconocíamos que teníamos derecho a tener hasta nuestro propio espacio, que podíamos participar en lo que quisiéramos, que podíamos hacer lo que nos gusta sin abandonar las responsabilidades de la casa”, afirma Bertha Jáuregui.

María Elena dejó una huella en la vida de las mujeres de su distrito, no solo por su trabajo con la FEPOMUVES, sino por su carisma y compasión que la caracterizaba como lideresa. Bertha, quien fue parte de su junta directiva como secretaria de economía y la conoció íntimamente, afirma que la “morena” fue una líder amorosa, libre de miedo. Una de sus grandes virtudes: su empatía con la gente. 

“A veces se extralimitaba en su cariño por sus amigos y eso le impedía tener claridad respecto a los errores que otros podrían estar cometiendo. Si a sus amigas se les cuestionaba por el mal manejo de un recurso, ella trataba de defenderlas y discutíamos en la mesa de la Junta Directiva; ella lloraba porque sabía que en el fondo teníamos razón y se sentía frustrada al no poder ayudar a la persona”, agrega Bertha Jáuregui.

La balearán, la dinamitarán… ¡Y NO PODRÁN MATARLA!

Rosalía llegó a su casa agotada después de un largo día de trabajo supervisando el reparto de víveres del programa “Vaso de leche”. A pocas cuadras se estaba realizando una pollada a la que sus compañeras de la federación le habían pedido que asista después de su jornada. Teniendo hijos pequeños en casa, no pudo concurrir. Quince minutos después, un joven le tocó la puerta. “Tu amiga ha muerto, los terrucos la han matado”. Amiga, ¿Quéee?, le preguntó, aun resistiéndose a creer lo que le estaban diciendo. “Iba a ser mi madrina de promoción”. Inmediatamente, Rosalía asumió la realidad. Habían matado a la “negrita”.

Como teniente alcaldesa, alumnos del distrito frecuentemente buscaban a María Elena para pedirle que cumpla el rol de madrina de su promoción, una de las tantas maneras por las que la comunidad se encariñó de ella. Rosalía Alva, ex dirigente de la FEPOMUVES, recuerda el acontecimiento como si hubiera sucedido ayer. “A nosotros nos cayó la noticia como un baldazo de agua fría, no creíamos que había sucedido. Nos dio mucha pena porque, independientemente de nuestro trabajo en la federación, hemos convivido con ella como una familia”.

Un día antes de su muerte, la lideresa organizó y encabezó una marcha por la paz contra el paro armado convocado por Sendero Luminoso en el distritco. “Ella iba adelante en la marcha a pesar de que en ese entonces ya había recibido amenazas; ella no les temía”. María Elena creía que una revolución debe hacerse sin “imposición, sometimiento o fanatismo”. Consideraba que esta debía ser una lucha por una sociedad justa, digna y solidaria al lado de las organizaciones creadas por el pueblo. Por compartir y mantener estos ideales, el grupo terrorista la asesinó.

“La mataron, callaron su voz, pero sus palabras, su ejemplo, nunca pudieron matar. Nosotras las mujeres la llevamos dentro de nuestro corazón, la llevamos como una convicción y como un ideal, ideal por el que ella luchó y entregó su vida, con coraje”, comentó Esther Flores, ex presidenta de la federación y compañera íntima de Malena.

Tras su muerte, los atentados en Villa el Salvador se acrecentaron y fueron dirigidos específicamente hacia la federación y sus integrantes. Por este motivo, tanto Esther, la presidenta en aquel momento, como muchas militantes de la FEPOMUVES, se vieron forzadas a salir del país. No obstante, en 1993, el grupo de compañeras que permaneció, entre ellas Bertha Jáuregui, eligió una nueva junta directiva y, siguiendo el ejemplo de su lideresa, continuaron con el trabajo.

La lucha continúa

Cuando Nelly Huamaní conoció a María Elena Moyano era tan solo una adolescente y aún no sabía que escuchar sus discursos y presenciar su lucha de primera mano, cambiarían el rumbo de su vida. En ese entonces, Nelly solía criticar a su papá, quien había sido dirigente en su distrito, por involucrarse en la labor social. “Cuando tu comunidad te necesita, tú debes actuar”, él le solía decir. Años después, finalmente entendió. En 1996, ella comenzó a participar activamente en la federación por medio del programa de “Vaso de leche” y hoy día es su presidenta.

Bajo su gestión, la FEPOMUVES ha tenido un rol menos destacado en cuanto a la incidencia política en Villa el Salvador, optando por independizar sus diversas áreas de trabajo, todos liderados por las mujeres que en algún momento fueron parte de la federación y trabajaron con María Elena. Entre ellos, se encuentran los grupos de las orientadoras legales y las promotoras de salud, quienes han cumplido un rol prominente durante la pandemia.

En este tiempo, la federación se ha enfocado en la problemática de la violencia de género con grupos como el Colectivo de Concertación por la Equidad de Género, Flora Tristán y Fomento para la vida (FOVIDA), por medio de los cuales ofrecen charlas y apoyo a mujeres que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad. Desafortunadamente, su trabajo se ha visto limitado por cuestiones legales respecto a la propiedad de los bienes de la organización. Según la actual presidenta, al centro de estos problemas se encuentra Marta Moyano, hermana de Malena. “Ella siempre ha querido tener el control de la FEPOMUVES. Nos encontramos en un proceso de juicio con ella, debido a que tenemos bienes que no han sido registrados bajo el nombre de la federación. Marta está buscando utilizar a la organización como su bastión político, pero nosotras no la vamos a dejar”. A pesar de la dura etapa en la que le ha tocado liderar, al igual que su predecesora, Nelly no piensa rendirse. El espíritu de María Elena seguirá fortaleciendo a Nelly, Bertha, Rosalía y a todas las mujeres a quienes inspiró, su sangre corre por las venas de Villa El Salvador y la lucha continua.