Carlín, La República, 22 de setiembre del 2016

Escribe Carlos A. Bedoya

Si efectivamente se confirma la resolución del Tribunal Constitucional (TC) que se baja la mal llamada ley antitránsfuga, la principal damnificada es Keiko Fujimori, que ni bien inició el periodo congresal de su súper mayoría, ordenó aprobar la norma que prohibía a los disidentes de una bancada, integrarse a otra, o formar una nueva.

Desde el saque, Keiko y sus asesores quisieron evitar que se le desgrane ese choclo parlamentario integrado por una gran mayoría de desconocidos que aportaron a la campaña, y sin mucho esfuerzo entraron en masa al Congreso. Por eso, la decisión del TC es un duro golpe para el keikismo, pues en el mejor de los casos, le obliga a abrir una negociación interna, ante la posibilidad de perder el control parlamentario. Hay que ver cuántos parlamentarios más se alinean con Kenji Fujimori. Ya se sabía que eran al menos veinte quienes, si bien no se la querían jugar a fondo con una ruptura precisamente por la restricción de la ley, apoyaban al menor de los Fujimori.

Lo cierto es que queda el plato servido a Alberto Fujimori para obtener mejores condiciones de trabajo con la bancada naranja, a fin de lograr su salida de la cárcel que es lo que más le interesa. Y a partir de allí ordenar su labor política. Como el patriarca Fujimori no es suicida, esa será su primera opción, antes de conformar una nueva bancada albertista vía Kenji.

En cualquier caso se afecta el poder de Keiko, lo que incluye riesgos para su tercera candidatura presidencial. Es triste decirlo, pero en términos políticos lo que más le conviene a la actual jefa de Fuerza Popular es que su padre muera antes de que se aplique la resolución del TC. Porque por más bravatas y demoras de la mesa directiva del Congreso, se va a tener que cumplir la sentencia.

Keiko había roto la luna de miel con PPK que promovió Zavala en la reunión del 11 de julio. Y se subió al coche de la huelga magisterial desarrollando una línea táctica general de atacar al gobierno. Sin embargo, lo más probable es que ponga su ofensiva en pausa, pues cuando recibes tremendo golpe como el que le ha dado el TC, no te peleas con nadie hasta reincorporarte. ¿Cómo reestructurará su fuerza la lideresa fujimorista? Lo más sensato es que espere que su padre actúe primero.

Otros damnificados son los congresistas del cogollo alanista, voceros en la práctica de Keiko. No por nada, una fuerza minúscula de cinco congresistas tiene una de las vicepresidencias del Parlamento Nacional. Mauricio Mulder ha salido a ladrar porque esto del TC cambia totalmente la correlación de fuerzas y desordena el esquema congresal que tanto le conviene.

El otro golpeado, aunque en menor medida, es Marco Arana, pues Verónika Mendoza va a tener bancada y entra así en otras condiciones a la coyuntura. Además, lo del TC es una victoria de sus parlamentarios, en especial de Alberto Quintanilla, que se metieron a una pelea judicial que parecía perdida desde el inicio.

Finalmente, el cambalache que viven los dueños del Perú se agudiza. Tienen a una fuerza medio lumpen dirigiendo el Congreso, a otra incapaz de conducir el gobierno, y encima se les desordena más el escenario con lo del TC.

Esta columna fue publicada en la edición impresa de Diario Uno