Por: Alvaro Meneses
Fotografías: Juan Zapata

Integrante del colectivo Mujeres de Arena, exmilitante del Partido Unificado Mariateguista, amiga y compañera de lucha de María Elena Moyano. Rocío Paz conoció de cerca la vida y muerte de Moyano. Hoy, 25 años después de que 10 senderistas le dispararon y despedazaron su cuerpo con dinamita, recordamos su trayectoria y discrepancias con la izquierda, su lucha pacífica contra el terrorismo, su trabajo comunitario, pero sobre todo, el legado que nos deja. Rocío nos la recuerda en esta entrevista. 

¿Cómo conoció a Maria Elena Moyano?

Nos conocimos en el espacio político. Militábamos en el Partido Unificado Mariateguista. Yo entré antes que ella, a los 15, y me encargaba de los jóvenes del partido. Maria Elena era la responsable de la comisión de mujeres. Luego fuimos dirigentes en Izquierda Unida. Además la conocí por su hermana, yo era muy amiga de Martha Moyano.

¿Es cierto que Sendero Luminoso se infiltró en el PUM?

No. El MRTA sí se infiltró en algún momento hasta la dirigencia del Comité local de Villa El Salvador. Sendero entró a las organizaciones populares, a la CUAVES, a la Federación Popular de Mujeres, a la Asociación de Pequeños Industriales, se infiltraron en diversos espacios de la organización social. Entrismo político, al menos en Villa El Salvador, no había por parte de Sendero.

¿Y por qué razón María Elena se separa del PUM?

Por el conflicto entre los zorros y los libios. El partido se divide en dos por la decisión de tener un brazo armado para combatir a Sendero. Los zorros estaban en contra y los libios a favor. Inicialmente, María Elena se queda con los zorros, con su hermana Martha y conmigo. Luego de un mes ella se va porque se da cuenta de que la idea del brazo armado dejaría a Villa el Salvador sin dirigentes por irse al monte a combatir a Sendero y se va con Henry Pease, Michel Azcueta y Rolando Ames al Movimiento de Afirmación Socialista.

María Elena decía que se sentía abandonada y traicionada por la izquierda

Ella escribe una carta al PUM reclamando que el partido no hacía nada con las amenazas que Sendero hacia ella. Se sentía desprotegida, que no la entendían y que no le brindaban seguridad. Hasta que la mandan a España y le piden que se quede por lo menos un año, pero a la semana se regresó. Decía que no podía estar en otro país, que su lugar era este, que sentía que estaba traicionando a Villa El Salvador. Y vuelve con una vida media itinerante, durmiendo un día en Barranco, otro día en mi casa y así.  Hasta que la mataron.

Foto: Juan Zapata

También decía que se sentía desilusionada por la ambigüedad de la izquierda frente a Sendero.

Sí, ella ve que el partido no responde, que no hay la convicción de tener una respuesta clara contra Sendero. Y es cierto, toda la década del 80, ningún partido de izquierda tenía la menor idea de quiénes eran los de SL. En Izquierda Unida decían que eran los que nos estaban llevando la delantera, que todos debíamos entrar a la lucha armada para hacer la revolución y mejorar el país. Teníamos el ejemplo del Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua y la revolución Cubana. Entonces decíamos que nos tocaba hacer la revolución hasta que nos dimos cuenta que Sendero no era el partido revolucionario, no eran los guerrilleros que llegaban y te ayudaban. Sendero era otra cosa, no les interesaba una cuota de sangre para lograr sus objetivos. Y María Elena cuestionaba eso, la poca claridad de las organizaciones de izquierda frente al terrorismo.

Y es una ambigüedad rara porque la izquierda también fue muy golpeada por el terrorismo.

Sendero mató a 3016 dirigentes sociales. Entre ellos mató a Enrique Castilla, dirigente sindical de la carretera central, padre de 6 hijos, y Sendero lo acusaba de que se robaba la plata del sindicato, que se había aliado con la patronal, que le pagaban los estudios a sus hijos. Y así, inventaban un escenario contra los líderes sociales, tenían un precedente de preparación para luego decir que los han ejecutado por ladrón o por corrupto. Era una estrategia para mostrarse como justicieros, como hicieron con María Elena, con Michel y con los más de 3 mil líderes sociales.

¿Y cuál fue la excusa de Sendero para matar a María Elena?

Que vivía de las donaciones de las ONGs, que María Elena era la soplona, que por su culpa habían militantes de Sendero Luminoso que estaban presos y eran torturados, que María Elena era el vínculo con la CIA y con el imperialismo yankee y no sé qué más. Sendero revindica la muerte de María Elena, ellos dicen que sí estaba dentro de sus planes matarla. Lo que no estaba planificado era dinamitarla, que esa fue decisión de los dirigentes terroristas del cono sur que se ensañaron con María Elena porque según ellas trataba mal a las mujeres. Pero a María Elena ya le habían disparado más de 12 balazos, estaba más que muerta. ¿Por qué le tenían que poner una carga de dinamita en el cuerpo? ¿Por qué tenían que volarla? Es una imagen dura, pero significó que Sendero quería desaparecerla. Lamentablemente, para ellos, no desapareció, los que están desapareciendo son ellos.

Foto: Juan Zapata

María Elena de izquierda y Martha actualmente fujimorista. ¿Cómo es que ambas, que se formaron juntas, terminen siendo antípodas políticamente?

Martha siempre fue de izquierda, pero yo creo que no tuvo formación ni convicciones. Pienso que utilizó la imagen de María Elena para ubicarse en el fujimorismo, que era el partido de gobierno. Y coincidentemente, luego de que conformó la Fundación de María Elena fue regidora y luego congresista fujimorista. Convicciones políticas ahí no hubo muchas, lo que sí hubo fue la posibilidad de ubicarse mejor y defender a capa y espada a Fujimori.

Volviendo a María Elena, ¿cuál es el legado que dejó en Villa el Salvador?

Dejó la esperanza de que Villa El Salvador va a ser mejor. También nos dejó el trabajo en conjunto, la democracia. También nos deja la identidad y el apego a la posibilidad de que VES sea una comunidad articulada. Ella juntó no solo al distrito entero, sino también a todo el cono sur, al callao, a San Juan de Lurigancho, y llegó a formar la organización de mujeres a nivel metropolitano. Ahora la levantamos como la lideresa pero ella nunca estuvo sola. María Elena levantaba el puño y la voz para poder avanzar, como buena morena que era, pero siempre respetó la democracia de la organización.

Foto: Juan Zapata