En Belén, Iquitos, la ONG INFANT trabaja con más de 100 niñas, adolescentes y madres jóvenes, buscando romper los estereotipos impuestos por el sistema patriarcal que perpetúan su situación de vulnerabilidad y exposición a la violencia de género. La iniciativa busca que estas niñas se conviertan en protagonistas y voceras de sus propios derechos.
María Paz aprendió a observar la desigualdad de género desde que tenía 7 años. Ella creció en la comunidad de San José, en el barrio de Belén, Iquitos, en una sociedad en la que, al igual que en el resto del país, el patriarcado aún persiste y amenaza la vida de niñas y adolescentes. Las mismas niñas y adolescentes que tienen limitaciones en el acceso a atención médica, educación, y programas que contribuyan a la protección de sus derechos.
Desde pequeña, María Paz identificaba que las tareas de cuidado en su comunidad no eran igualitarias, “las tareas domésticas son asignadas para las niñas, y adolescentes, y no para los hombres”, cuenta. Ella consiguió entender y defender sus derechos, en parte gracias al trabajo de INFANT, una ONG que está desplegando un programa de empoderamiento en la zona, y que lleva trabajando con más de 100 niñas y adolescentes.
“Voceando protagonismo”
La ONG INFANT llevaba algunos años trabajando con grupos de niñas y adolescentes cuando identificaron un problema frecuente: el embarazo precoz que surgía cuando las niñas iniciaban su adolescencia y que frustraba sus proyectos de vida. Es debido a eso que en 2020 la ONG lanzó el programa “Voceando Protagonismo”, para poder impulsar a las adolescentes de la amazonía a retomar sus metas y sueños.
Parte de las principales problemáticas que han tenido que enfrentar es la degradación de las mujeres, niñas y adolescentes, que para la comunidad deben asumir roles de cuidado sin posibilidad de pensar en otro tipo de futuro como una profesión o trabajo.
“Dentro de los principales desafíos que enfrentamos está la familia, principalmente. Ya que la familia favorece esa cultura dominante, patriarcal, donde las niñas, las adolescentes, las mujeres tienen roles más relacionados con lo doméstico y la maternidad, y las niñas no solamente por ser menores, sino por ser mujeres son consideradas como personas de segunda categoría”, señala Esther Díaz, presidenta de la Infant, quién añade que es un desafío importante lograr un cambio en la cultura patriarcal.
Lo que busca el programa es darle una voz propia a las niñas, adolescentes y madres jóvenes; darles espacios en los que pueden hablar de sus propios deseos, metas y sueños, y donde puedan dialogar y generar propuestas de cambios.
“Una de las cosas que nosotros trabajamos, también, es el tema de la formación. Que las niñas, adolescentes y jóvenes madres puedan conocer cuáles son sus derechos. Es muy importante que ellas conozcan sus derechos para que ellas puedan hacer ejercicio de esos derechos, pueden levantar su voz, pueden empezar a tener un rol social, político en su comunidad”, añade Díaz.
El proyecto que inició con 10 participantes en 2020, y ahora congrega a más de 100 jóvenes, quienes participan en asambleas y reuniones donde discuten temas personales como comunitarios. También se ha implementado un programa de reforzamiento escolar, dirigido a mejorar el bajo rendimiento académico en la zona.
Esta estrategia educativa, además, ha permitido que un creciente número de mujeres retome sus estudios superiores. Entre algunas de las historias que registra INFANT, está la de Melissa Mozambite Ortega, de 21 años, quien actualmente estudia Ingeniería Forestal en la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana (UNAP). También están las historias de Camila Pizango Vela, quien cursa la carrera de Educación con especialidad en Matemática; Treisy Nicolasa Torres, estudiante de Biología y Saraí Sirin Amias, futura enfermera.
Con este programa, INFANT espera que muchas más niñas y adolescentes reconozcan sus capacidades, se capaciten en nuevas actividades tradicionalmente consideradas masculinas, como la pesca, el transporte fluvial, trabajos en programas de infraestructura, limpieza de caminos y carreteras, y puedan seguir proyectos de vida exitosos.
Es importante señalar los retos educativos que deben enfrentarse en esta región, donde la tasa de analfabetismo es muy alta. Según la Evaluación Muestral de Estudiantes 2022 realizada en Loreto por el Ministerio de Educación, solo el 2.1% de los estudiantes de secundaria alcanzan un nivel satisfactorio en matemáticas y 5.1% en comprensión lectora. En áreas rurales, estas cifras son aún más preocupantes, con solo un 0.6% logrando niveles adecuados en lectura.
Además, Belén es una zona que enfrenta pobreza extrema y tiene carencias de acceso a servicios básicos como luz, agua y desagüe. Díaz señala que la forma en la que enfrentan las barreras económicas es a través de la organización colectiva, del apoyo a iniciativas de emprendimientos para que las mujeres que se convirtieron en madres jóvenes puedan lograr independencia y autonomía, y retomar sus metas. Esto también favorece que se conviertan en ejemplo e inspiración para las nuevas generaciones de niñas.
“Yo ahora soy protagonista”, asegura María Paz, quien narra que gracias al programa ha podido reconocer, a sus 16 años, cuáles son sus derechos, y así confrontar estos roles asignados que limitan muchas veces su desarrollo personal.
“En el colegio no tomaban tanto la atención de las niñas y adolescentes. Yo tuve la voz para enfrentar, ser líder, defender, hablar, opinar, seguir adelante con mis ideas claras, sabiendo que yo puedo (…) Esto también se lo comparto a mis compañeras, y les digo que nosotras también podemos hacer lo mismo que los hombres y que no deben minimizarnos”, sentencia.