La conocida cadena de tiendas por departamento se hizo un espacio dentro del Mes del Orgullo. Este año fue la segunda vez que patrocina la movilización LGTBI en Perú. Según la compañía chilena, busca generar un entorno inclusivo. Sin embargo, sus propios trabajadores denuncian actos de maltrato y discriminación dentro de la empresa que aspira a ser una aliada ‘pride’. Y no solo en Perú, en Chile también se han registrado casos similares en el 2011, 2015 y 2016.

Por Jair Sarmiento

Marcelo’ y ‘Alberto’ son trabajadores homosexuales que tienen años trabajando para Ripley, una de las compañías que patrocina la Marcha del Orgullo que pretende ser aliada por los derechos LGTBI a través de sus políticas “inclusivas”. Sin embargo, sus propios empleados los contradicen: “Es pura pantalla. No nos apoyan”.

Alberto es asistente de ventas y labora en el área de calzado de Ripley en su sede de Puruchuco ubicada en el distrito de Ate.

En el 2021 trabajaba en el área de deporte y desde allí empezó a tener muchos problemas con su jefe de aquel entonces, Donald Pillaca Canales, quien según su red de Linkedin, figura como supervisor comercial en las áreas de deporte y calzado en Ripley. 

Alberto cuenta que era temporada navideña de aquel año, cuando Pillaca le ordenó que concluyera con el armado de unas mesas que no le correspondían. Estaba muy entrada la noche y la tienda estaba cerrada. Alberto hablo con su supervisor y le solicitó su pasaje de movilidad para retornar a su casa, pero él le exigió que armara todo por completo. Alberto se negó. “De mala manera quería que termine todo, y me chantajeó de que si no terminaba, no me daba mis pasajes, me fui nomás”.

A raíz de este hecho, Alberto señala que estuvo en la mira de este supervisor porque buscaba la manera de fastidiarlo, incluso con horarios de refrigerio. “Me lo movían solo a mí, pero a otras compañeras no”, menciona. En ese momento, decidió afiliarse al sindicato de Ripley. Se quejó con gerentes y supervisores, pero no le hicieron caso.

Alberto sufrió otro episodio similar en el 2022 con la misma persona. «Cansado de todo esto inicié una denuncia ante el sindicato y deje una carta en la sede central de Ripley en San Isidro”, manifiesta Alberto.

La denuncia que Alberto ingresó en el portal de Ripley.

Poco después, Alberto sufrió una represalia más. «Donald me agrede verbalmente en el almacén de calzado. Me cierra el pase y me pidió que le diga a la cara todo lo que estaba hablando, yo tranquilo, continué con mi trabajo, y le dije que no iba a responderle nada porque todo lo que dije era la verdad, y cuando me intento apartar, me grita: “¿No vas a hablar? ¡¿Acaso no eres hombre?! ¡¿Acaso no eres hombre?! ¡Habla como hombre!”, sabiendo él mi orientación sexual, fue un comentario desatinado, totalmente homófobo», relata.

Alberto hizo un reclamo sobre lo sucedido ante gerencia y no recibió respuesta inmediata. Nadie se acercó a conversar con él. Ese estrés, cansancio y preocupación le generó una infección que tuvo que tratarla con el seguro y su propio dinero para comprar medicamentos y hacerse otros exámenes médicos. 

“Supuestamente lo suspendieron por dos días, pero no hay documento alguno que pruebe eso, no me dijeron nada, no se acercaron a mí. Pero si así fuera el caso, no es suficiente, teniendo en cuenta lo que me causó todo eso, no me parece que él siga como si nada. Ellos (Ripley) se jactan de ser una empresa inclusiva que fomenta el respeto entre la comunidad LGTBI, pero es pura pantalla”, indica Alberto.

Marcelo, joven trabajador homosexual de la misma cadena, opina lo mismo. También es miembro del Sindicato Único de Trabajadores del Grupo Ripley S.A. (Sutragrisa).  

El 1 de julio, día en que se realizó la Marcha del Orgullo, se quedó en casa, era su descanso laboral. Quien sí asistió fue su empresa, Ripley, la cual patrocinó, por segundo año, la mencionada movilización de colectivos, organizaciones y personas LGTBI. “En Ripley, nos enorgullece y alegra celebrar la diversidad en todas sus formas de expresión”, dijo una de sus voceras a un medio local.

“Eso es floro, no nos apoyan”, dice Marcelo, quien labora desde hace seis años como asistente de ventas en la cadena chilena que opera en el Perú desde 1997.

Marcelo relata que también sufrió trato desigual y homofobia de uno de sus compañeros con quién forjó una breve relación de amistad, pero que sorpresivamente lo denunció ante el Comité de Hostigamiento Sexual de Ripley por enviarle mensajes como “Te extraño”, “Amor”, “bb”, “Cariño”, “Mi vida” en conversaciones de WhatsApp.

Según Marcelo, estos diálogos se dieron en un contexto de broma entre compañeros de trabajo, en esos mismos chats se pueden ver las respuestas de su colega Alex, quien rechaza los términos usados por su colega, sin embargo, estas respuestas también vienen acompañadas con palabras o frases homofóbicas.

En un momento Alex usa “falladitos” para referirse a las personas homosexuales y en otro chat dice: “No soy homofóbico, pero me da asco”.

Pantallazos de los chats entre Marcelo y Alex.

En ese sentido, Ripley, teniendo los descargos presentados, concluyó que se trataba de un caso de hostigamiento sexual laboral. Marcelo fue suspendido por tres días sin goce de haberes, fue trasladado a otra tienda lejos de su hogar y se ordenó una capacitación en materia de Hostigamiento Sexual Laboral a toda la tienda en donde laboraba.

Marcelo indica que esto fue una injusticia. “Yo sé lo que es hostigamiento, eso no fue hostigamiento, a nosotros (población LGTBI) nos acosan, nos miran mal. Por último, debieron investigar a ambos. Solo se fijaron en mí y no en él”, explica el trabajador de Ripley.

Ripley nunca sancionó el lenguaje homofóbico de Alex y tampoco ordenó ningún taller que propicie la no discriminación. Ni siquiera hay alguna mención al respecto.

Decisión de Ripley.

Por otro lado, Marcelo comenta que Ripley no hizo una buena investigación ya que solo se basó en un chat y no mostró más pruebas. Asimismo, indica que la empresa tampoco llevó a cabo un proceso regular ya que este comité viene siendo cuestionado por los empleados ya que ellos no participaron en su elección. Incluso Sunafil realizó un informe al respecto sobre estas irregularidades.

El secretario general del sindicato de Ripley, Hugo Visosa, sostuvo que la imagen inclusiva de dicha empresa es una careta que se cae por estos maltratos que sus compañeros han tenido que vivir en la cadena. «En la realidad no es así, las gerencias teniendo conocimiento de eso no hacen nada por hacer respetar la identidad y orientación sexual de los trabajadores», puntualizó.

En tanto, Ripley manifestó a Wayka: «Se ha procedido legalmente con lo que estipula la normativa, asimismo, se han realizado las investigaciones correspondientes. Las conclusiones son de carácter reservado conforme a ley».

Denuncias de homofobia contra Ripley en Chile

Por otro lado, Ripley registra tres casos de discriminación por orientación sexual e identidad de género en su país de origen, Chile, según lo apuntan informes de derechos humanos del 2011, 2015 y 2016 del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh).

En el 2011, en medio de una discusión, un promotor externo de Ripley Antofagasta fue agredido, amenazado y descalificado por su orientación sexual por un trabajador de la tienda, identificado como Jorge Muñoz.

Asimismo, un ciudadano uruguayo, Carlos Seaone denunció constantes y graves hostigamientos en razón de su orientación sexual mientras se desempeñó en Ripley como ejecutivo de atención telefónica, en Valparaíso, entre junio del 2013 y agosto del 2015.

En el 2016, dos jóvenes, de 20 y 21 años, denunciaron que vendedores y guardias de la tienda Ripley de Costanera Center les propinaron ataques físicos y verbales en razón de su orientación sexual e identidad de género

Alberto y Marcelo son nombres que se usaron a modo de seudónimo para proteger la integridad de los trabajadores ante cualquier represalia.