Cuando se escucha la frase “reforma laboral”, los expertos y no tan expertos en el tema ponen la voz de alerta. Allí está lo que han venido discutiendo sobre la propuesta del MEF que permitiría a los trabajadores elegir entre una indemnización o una reposición en caso de ser despedidos de forma arbitraria.

Muchos de estos ‘opinólogos’ se aferran a la idea de que cualquier tipo de reposición laboral es contraproducente, ya que “nadie debería ser obligado a trabajar con quien no le da la gana”.   

No se puede negar que en el variopinto ámbito laboral peruano existen trabajadores que con los años pierden productividad y sus jefes no se atreven a despedir por temor a represalias. Pero sostener que en cualquier contexto la reposición es inviable es desproporcionado y solo valida la postura de quienes consideran a sus empleados como simples fichas de una maquinaria.  

Con esa mirada se pierde de vista los cientos de casos (por no decir miles) de mujeres que todos los años son despedidaspor el hecho de salir embarazadas o mostrar interés en formar familia. ¿Y qué hay de las mujeres que son acosadas por sus jefes o pares, y por negarse a ceder a las presiones son despedidas? El colmo es que algunos consultores proclaman que la discriminación femenina en el mundo corporativo es solo “una ilusión” que se autoimponen ellas mismas porque ahora todos, sin importar el género, tienen las mismas oportunidades. ¡Ya pues! 

Tampoco hay que olvidar a las compañías que, ante la falta de políticas sólidas sobre diversidad, inventan los más creativos pretextos para separar de sus filas a determinadas personas por su origen racial. O los casos de trabajadores con desempeño sobresaliente, pero que fueron despedidos por ser portadores de VIH/Sida o alguna enfermedadque no conlleva ningún riesgo de contagio. 

Es muy fácil pontificar sobre flexibilidad laboral desde los cómodos sillones de la plana gerencial. Pero lo cierto es que en el Perú la falta de inspectores laborales y empresarios que hacen presión para ejercer poder a su antojo permite que se pueda despedir a cualquiera bajo razones absurdas. Pero igual de absurdo es sostener (como lo hacen algunos empresarios) que seguir pagando sueldos a las embarazadas, a una persona de “otro color” o a un enfermo no se ve bien o le quita “rentabilidad” a la empresa. 

No seamos ciegos. Cuando se cometen prácticas laborales reprochables, la reposición es uno de los pocos mecanismos que defiende a los trabajadores contra los abusos que se dan de arriba para abajo.