Este 2018 ha sido un año que pudo ser significativo para el cine peruano, sin embargo, es uno más que pasamos sin contar con una nueva de ley de cine. Más allá del éxito en taquilla de Asu Mare 3 con casi dos millones de espectadores y del orgullo de haber tenido a la puneña Wiñaypacha como nuestra candidata a los premios Goya y a los Oscar (ambos films como polos de nuestra realidad), la situación del cine y audiovisual peruanos sigue sin avanzar. A continuación, realizo un recuento de los diez hechos más relevantes para el cine peruano en todo este año que se va:

1. El estreno de Wiñaypacha. El estreno comercial se dio en algunas salas de cadenas de multicines en Puno, Juliaca, Cusco, Arequipa, Huancayo y Lima. Este estreno no solo significó el ingreso del mal llamado cine regional a otras ligas, sino que puso, al fin, a disposición de otros públicos la posibilidad de conocer un cine fuera del centralismo limeño, de la mano del cineasta Óscar Catacora, en esta obra hablada totalmente en aimara. Wiñaypacha es una de las mejores películas peruanas de los últimos años, y también es una obra que se hizo posible gracias a 100% de fondos públicos que obtuvo en concurso organizado por el Ministerio de Cultura. Quizás este film encarne aquello que el estado puede lograr a favor de un cine peruano de calidad, que no solo puede ser el representante de Perú a premios internacionales sino que también permita valorar un modo de producción distinto, fuera de Lima.

2. La partida de Palito Ortega. En febrero de este año, falleció el cineasta ayacuchano Palito Ortega, días antes del estreno de su film, La casa rosada, otra obra hecha fuera de Lima y que puso en evidencia, junto a Wiñaypacha y Vientos del Sur que el cine de regiones también tiene la oportunidad de llegar a salas comerciales (aunque no con la fortuna deseada). La temprana partida del director de Incesto en los Andes y La maldición de la jarjacha II, colaboró a visibilizar su trabajo y a ubicarlo en un lugar menos marginal en la historia del cine peruano. También el estreno de La casa rosada logró que el fujimorismo ponga en la agenda de algunos tuiteros el cuestionamiento al rol del estado que financia este tipo de films, acusándolo de promover un “cine caviar” o “cine pro terruco”, hecho que queda para el anécdota.

3. La promoción al cine de Promperú. Con las denuncias de los sobrecostos del videoclip de un tema de Carlos Vives financiado por el estado peruano, Promperú quedó como la entidad que sigue manejando una política implícita y nada clara para la promoción del cine y el audiovisual desde el turismo en el Perú. No solo carece de estrategias para este tipo de fomento, sino que sigue dejando evidencias que sus elecciones de apoyo responden a estados de ánimo o cercanías antes que a articulaciones con el Ministerio de Cultura. Ahora no solo promueven un concepto errado de Film Commission como ente únicamente encargado de gestionar locaciones al extranjero, sino que hasta han financiado algunos aspectos de la producción de films peruanos comerciales (algunos de Tondero) sin criterio o control alguno. Al menos al final de este año pudieron dar aportes para la promoción de Wiñaypacha en círculos de exhibición en España, ante el Goya, sin embargo, este apoyo luce descolgado de alguna política nacional o contrario al ninguneo que pasaron otros films en la misma situación en años anteriores.

4. Varios proyectos de ley de cine y ninguno aprobado. Este año batimos record de proyectos de promoción para el cine peruano. El Congreso sumó ante la comisión de cultura más de siete proyectos (algunos presentados en 2017), incluido el propuesto por el Ministerio de Cultura: los proyectos de los congresistas Francesco Petrozzi, María Cristina Melgarejo, Jorge Andrés Castro, Tania Pariona y Oracio Pacori. Y no podemos olvidar que la fujimorista Cristina Melgarejo propuso regular los contenidos y formas del cine peruano, con la excusa de que podrían hacer apología al terrorismo, con un evidente afán censor. La labor del Estado es promover, generar condiciones para que haya más cine, amplio y diverso, sin embargo, solo cubre al sector una vieja ley refrendada por Fujimori en el año 92.

5. Más fondos para el cine y audiovisual peruanos. El Ministerio de Cultura otorgó este 2018 la suma de S/. 20´002,200  a 161 beneficiarios de los sectores audiovisuales y cinematográficos, la mayoría productoras, y que participaron en 22 concursos a lo largo del año. Si bien la cifra aumentó a diferencia de años anteriores y se abrió incluso la posibilidad de que postulen personas naturales y proyectos de productoras de perfil bajo, aún queda la desazón de la selección de los jurados y su idoneidad, de aquellas personas que determinan qué tipos de films deben recibir los recursos. También resultó problemático que el vacío en las bases siga permitiendo que cineastas que no viven ni trabajan en las regiones sigan ganando concursos destinado para estos territorios. Pareciera que por un tema de calidad de gasto, el MIncul estuviera más concentrado en entregar todo el presupuesto para el cine en todos los concursos posibles, descuidando otros factores, como el de los jurados, que mencioné. Sino allí están los antecedentes de darle fondos públicos a películas que ya tenían fecha de estreno comercial y acuerdos con distribuidoras como Caiga quien Caiga o Rosa Mística, que postularon a premios de distribución como si estuvieran con una mano adelante y otra detrás.

6. Asu Mare 3 y sus casi dos millones de espectadores. No cabe duda que las viejas fórmulas siguen siendo atractivas para el espectador promedio en el Perú. Pese a repetir más de lo mismo, y bajo el ojo del director creativo de la serie youtuvera Enchufe TV, el nuevo film de Tondero lidera la taquilla, ya que a varias semanas de su estreno, aún sigue llevando público a las salas. Este film de Cachín revela que no hay que ser muy creativo para seguir cautivando al público en la taquilla. Por allí alguien dijo que el público que asiste al cine peruano comercial era impredecible, sin embargo el éxito de Locos de Amor 2, Utopía o Asu Mare 3 confirman que tener en el reparto a los mismos actores y actrices de siempre, escenas jaladas de los pelos a punta de diálogos sin sentido y referencias a contextos locales siempre tendrán un gancho.

7. No me digas solterona y el punto aparte en la comedia comercial. En medio de un grupo de films que cree que la comedia es apuntar a la caricatura, al gag de personajes torpes y a la reproducción de estereotipos de humor caducos, el film de Ani Alva marcó un ruta distinta para lograr una comedia fresca y personal, que apunta también a un público muchas veces olvidado en el cine peruano, las mujeres de nuestros días. A partir de un personaje en ruptura amorosa, la cineasta elabora una historia de encuentros donde los diálogos entre mujeres cuestionando modos de relación con el sexo opuesto se convierten en la médula de la carcajada. Si bien es un film con algunos defectos, resulta un tipo de apuesta positiva ante toda la galería de estrenos comerciales peruanos olvidables. Y si hablamos de cine dirigido por mujeres, aún hay una valla alta que superar, sobre todo si pensamos que películas recientes de Paola Vela, Carmen Rojas Gamarra, María José Moreno o Judith Vélez apenas han tenido circulación más allá del gueto festivalero.

8. Gen Hi8 y su propuesta de exhibición alternativa. Si bien Gen Hi8 de Miguel Miyahira tuvo su estreno cultural en 2017, en este año la película pudo verse gracias a una estrategia de cine que permitió proyectarla en un grueso número de espacios, entre cineclubes, institutos, universidades, talleres, conversatorios, festivales en regiones, incluso el local de la misma productora del cineasta. Así, el director y su equipo plantearon una forma de distribución alternativa (incluso con precios simbólicos en el costo de la entrada en algunos casos) similar a la que aplicó Rodrigo Otero con su film Los ojos del camino, y que debido a esta estrategia de proyecciones en espacios culturales hizo que pudiera llegar a diversas partes del país y del mundo. Ejemplos de exhibición lejos de la cartelera y que ayuda a hacer visible un cine peruano hecho bajo otro modo de producción y con ideas claras y novedosas.

9. La anémica cartelera comercial que engulle al cine peruano. Siempre estamos en la cola de estrenos de interés a diferencia de Chile, Argentina o Colombia. El cine de calidad apenas llega a ser estrenado (como pasó con Zama de Lucrecia Martel que estuvo casi en una o dos salas) y las películas dobladas cada vez se imponen más. Todos nos hemos topado alguna vez que queremos ir al cine y vemos que un blockbuster gringo está en seis de las diez salas de las cadenas. Ante este monopolio de las majors, el cine peruano también sigue desprotegido y sometido a las reglas del mercado. Muchos celebran que haya crecido la asistencia a los multicines en general en el Perú en este año (incluido los dos millones de espectadores de Asu Mare 3), sin embargo ver una película de calidad en mejores condiciones se ha vuelto privilegio de algunos festivales o muestras limeñas, ya que hay cero apertura para mostrar otro tipo de cine y las excepciones son contadas. Y por otro lado, se podría decir que Asu Mare se comporta como un blockbuster gringo e inunda los multicines cerrando el paso a cualquier película peruana más pequeña como la cusqueña Vientos del sur, distribuida por Tondero también.

10. La visita de Rose Lowder. La cineasta experimental, nacida en Perú y afincada en Francia, estuvo en Lima para brindar dos proyecciones de sus films y un masterclass en el marco del Festival Lima Independiente en junio pasado. Su visita se volvió un acontecimiento para algunos, ya que se trata de una de las exponentes más importantes de la historia del cine estructural, y tenerla en su ciudad natal (vivió hasta los 18 años en Miraflores) permitió profundizar y conocer más de su obra, así como establecer contacto con cineastas locales interesados en un cine de la experimentación en celuloide. Un lujo.

Y para cerrar, la mención a los mejores films peruanos de 2018 (estrenos comerciales y culturales):

1. Wiñaypacha de Óscar Catacora (el acontecimiento cinematográfico del año en todo sentido)

2. Casos complejos de Omar Forero (que espera estreno comercial en 2019)

3. Con Cierto animal de Ivonne Sheen y Rebecca Alván (uno de los pocos films realmente experimentales del cine peruano)

4. Expectante de Farid Rodríguez Rivero (su director promete estreno en Lima en 2019 y una gira por espacios alternativos)

5. Todos somos marineros de Miguel Angel Moulet (ha sido elegida para representarnos en una sección del Festival de Rotterdam en 2019)