El amor no discrimina: bodas simbólicas LGTBIQ+, besatón y la visibilización de un San Valentín sin barreras
Pese a trabas burocráticas y ataques de grupos ultraconservadores, la comunidad LGTBIQ+ celebra de forma simbólica sus uniones, resistiendo y luchando por la legalización del matrimonio igualitario, en respeto a sus derechos.
“Si nos proponemos encontrar un sentido a la vida, si queremos salvar el mundo y a cada ser sintiente que habita en él, el amor es la única y la última respuesta”. – Albert Einstein, carta a su hija Lieserl.
Desde tiempos inmemoriales, el amor, en todas sus formas, ha tratado de ser definido, explicado e incluso a veces limitado a cuestiones reproductivas. La compleja realidad, sin embargo, nos estalla en el rostro con la diversidad de amores y de parejas, desde antiguas civilizaciones hasta la actualidad.
El amor no se puede elegir, diría Borges, porque es un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Es lo que sucede con todas las personas, incluyendo la comunidad LGTBIQ+.
“Independientemente de nuestras identidades o cómo decidamos expresarnos, el amor no discrimina”, dice Eduardo Juárez, vocero de la Red Peruana TLGB.
El 14 de febrero, día en el que parejas de todo el mundo expresan el amor, también se ha convertido para la comunidad LGTBIQ+ en una jornada de resistencia, una oportunidad para afirmar su existencia y visibilizar sus afectos, pese a las trabas políticas y sociales que enfrentan.
Desde hace más de 20 años, la Red Peruana TLGB organiza besatones y bodas simbólicas en el Parque del Amor, ubicado en el distrito limeño de Miraflores, un evento denominado “El amor no discrimina”.
“‘El amor no discrimina’ nace como una respuesta a esa represión que sentimos que vivimos las personas LGBT para expresar libremente nuestros afectos en los espacios públicos. Queremos que sea público porque no tenemos nada que esconder y queremos que se reconozcan nuestras opiniones de manera pública”, resalta Juárez.

Flores, globos en forma de corazón, música, banderas multicolores y trajes de gala. Las bodas son una fiesta del amor, celebración de la cual la comunidad LGTBIQ+ se ha visto privada por la falta de reconocimiento de sus uniones en el Perú.
Pese a que en la Constitución no se restringe el matrimonio a determinados sexos ni se establece un modelo único de familia, el Código Civil, aprobado en 1984, en su artículo 234, sí limita la figura matrimonial a la unión de “un varón y una mujer”.
Esta restricción ha sido motivo de debate y demandas de inconstitucionalidad por parte de activistas y colectivos LGTBIQ+, quienes argumentan que dicha disposición va en contra del principio de igualdad y no discriminación.
“Nosotros consideramos que el reconocer el matrimonio a un sector de la población y a otro negárselo, lo convierte en un privilegio heterosexual y una forma de discriminación explícita”, resalta el vocero de la Red Peruana TLGB.
El Estado peruano, al ser parte del Pacto de San José, tiene el deber de aplicar las resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que en 2018, a través de la Opinión Consultiva OC-24/17, estableció que los Estados deben garantizar el derecho al matrimonio de personas del mismo sexo y proteger, sin discriminación, a todas las familias, independientemente de su composición. Sin embargo, Perú aún no ha adaptado su legislación para cumplir con esta obligación.
Esto se hace aun más urgente tomando en cuenta que, según registros de la Asociación de Familias Homoparentales y Diversas Perú, hasta 2020 había alrededor de 175 mil 100 familias homoparentales (hogares formados por adultos del mismo sexo que asumen la crianza y cuidado de uno o más hijos). El caso más emblemático es el de Darling Delfín y Jenny Trujillo, quienes han demandado al Estado peruano ante la Corte IDH por negarle el DNI a su menor hijo donde se reconozca a ambas como madres.
En ese sentido, para la Red Peruana TLGB es importante seguir visibilizando su existencia en espacios públicos, para seguir poniendo en la palestra la aprobación del matrimonio igualitario y el respeto de todos sus derechos sin ningún tipo de discriminación.

Trabas del municipio de Miraflores
Eduardo Juárez señala que siempre contaron con la aprobación de la Municipalidad de Miraflores para celebrar las bodas simbólicas en el Parque del Amor con un pequeño estrado en una pequeña esquina sin interrumpir el libre tránsito. Sin embargo, en los últimos tres años, tras la llegada de Carlos Canales, de Renovación Popular, a la alcaldía, se les ha negado este permiso.
La municipalidad ha insistido en que no discrimina, pero para los organizadores de las bodas simbólicas, las trabas burocráticas y las continuas demoras en responder sus solicitudes, constituyen una forma de acallarlos y evitar que este evento LGTBIQ+ se lleve a cabo.
Es por ello que en 2024, la Red Peruana TLGB denunció por discriminación al alcalde de Miraflores, Carlos Canales, y a su subgerente de Comercialización, encargado de dar seguimiento a los trámites. El proceso sigue en curso en el Ministerio Público.
“Ingresamos la denuncia por miedo a que el Serenazgo pueda llegar y agredir a las parejas y todas las personas que iban a participar, porque nosotros, en ejercicio de nuestro derecho a la reunión y manifestación pública, habíamos decidido continuar con las bodas simbólicas”, comenta Juárez.
Este 2025, la Municipalidad sí les negó explícitamente el armado del estrado en el Parque del Amor alegando que el espacio estaba ocupado por otra actividad, aunque los organizadores resaltan que no estaban pidiendo el uso exclusivo del parque.

Resistir y seguir luchando por el derecho a un matrimonio igualitario
Pese a las barreras que se les ha puesto, “El amor no discrimina” se realizará en su edición número 23 este viernes 14 de febrero. Según el registro de la Red Peruana TLGB, alrededor de 400 parejas se han casado simbólicamente en este evento en el Parque del Amor, lo que muestra la necesidad de que sus voces sean escuchadas para la legalización del matrimonio igualitario.
Aunque representativa, esta cifra sería mucho mayor si se garantizaran políticas de no discriminación por orientación sexual en todos los ámbitos, sostiene Juárez. El vocero resalta que la mayoría de ellos ha sido agredido al menos una vez en su vida por ser parte de la comunidad LGTBIQ+, violencia que aumenta si muestran afecto en público.
Así, el realizar las bodas simbólicas y besatones en el Parque del Amor constituye para ellxs una manera de resistir y mostrarse sin miedo. Las parejas celebran el amor, acuden con trajes de gala ―vestidos blancos, velos, ternos, etc.―, maquillados, perfumados, listos para esta ocasión especial. Familiares, amigos y todo aquel que pase por el lugar son testigos de las uniones que el Estado no garantiza.
No faltan los anillos, bouquets, pastel de bodas y todo lo que uno pueda imaginarse para honrar el amor, ese que no distingue ni limita.
“Esta es una celebración del amor, y el amor es amor, eso no lo podemos desconocer. Independientemente a nuestras identidades o a cómo decidamos expresarnos, el amor no discrimina”, sentencia Eduardo Juárez.
