Por: Milton López Tarabochia
El Perú fue uno de los países que impulsó con mayor energía que se logre el Acuerdo de París para evitar que la temperatura global supere los 1.5 °C durante las Conferencias de las Partes (COP). En especial cuando fue sede de la COP20 en Lima. El mismo interés mostró en la posterior COP21 en París. El objetivo de ello era reducir los impactos del cambio climático en el planeta.
Una de las herramientas para lograr este objetivo es la mitigación de emisión de gases de efecto invernadero a través de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC por sus siglas en inglés). El Perú se comprometió a reducir hasta en 30% sus emisiones para el 2030, según el documento titulado “Contribución prevista y determinada a nivel nacional (INDC) de la República del Perú”.
Dentro de la NDC encontramos diferentes posibilidades para poder reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en procesos industriales, bosques, residuos sólidos, transporte, energía, entre otros. “Energía y transporte son los sectores que más emiten gases de efecto invernadero”, según Mariela Canepa, directora de Políticas de WWF Perú.
Una de las medidas para aportar a la mitigación de gases en el sector energía es la Combinación de Energías Renovables, que permitirá lograr superar el límite de 5% de los Recursos Energéticos Renovables (RER), de acuerdo al documento del Ministerio del Ambiente del Perú titulado Operación Cambio, la respuesta peruana al cambio climático. Opciones de Mitigación del Sector Energía. 2018.
Como ya informamos en un artículo pasado en Wayka, este límite del 5% que coloca un tope para el desarrollo de las energías renovables en el Perú se oficializó mediante el Decreto Legislativo 1002 en el 2008. Sin embargo, esa barrera resulta insuficiente ante el desarrollo avanzado de las energías renovables en el mundo.
Una ambición limitada
Juan Coronado, presidente de la Sociedad Peruana de Energías Renovables (SPR) compartió con nosotros información que revela cómo el Perú se ha quedado en el último eslabón de la cadena de países que están abriéndole las puertas a las energías renovables.
Solo para comenzar, Chile tiene programado para el 2050 tener una matriz energética renovable hasta del 90%; Brasil del 23% al 2040; Argentina del 20% al 2020; Uruguay de 15% al 2015; y Arabia Saudí de 10% al 2023, pese a ser incluso un país miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
La incógnita que resalta frente a la estadística presentada es, ¿por qué al Perú le ha costado tanto desarrollar las energías renovables? Y más aún, ¿por qué sus ambiciones son tan limitadas en comparación al resto del mundo?
“La razones que explican el poco ingreso de las energías renovables al Perú es la persistencia de grandes lobbies que influyen sobre las autoridades para velar sus intereses. Son compañías relacionadas a los combustibles fósiles y la generación de gas”, declaró para Wayka, Juan Coronada de SPR.
El abandono de las energías provenientes del petróleo y el gas incluso ya lo demostró el Banco Mundial, cuando en diciembre del año pasado anunció que dejará de financiar proyectos de explotación de petróleo y gas a partir de 2020.
Debemos romper mitos
De acuerdo a Coronado de la SPR los mitos que se han construido alrededor de las energías renovables están vinculados de manera íntima con los beneficios de las energías renovables.
Para comenzar, a diferencia de los combustibles fósiles o el gas natural, las energías renovables son fuentes naturales inagotables porque se encuentran en la naturaleza de manera indefinida. Tenemos los ejemplo de la energía solar; la energía eólica extraída a partir de la fuerza del viento; la biomasa; mediante el procesamiento de residuos orgánicos; la geotérmica, obtenida a partir del calor interior de la tierra.
En el Perú la mitad de la generación de energía eléctrica está dominada por el gas natural, y la otra por el agua, como las hidroeléctricas. En la actualidad casi el 4% solo pertenece a las energías renovables. No obstante, si hablamos de las no convencionales, este porcentaje se reduce a 2.8%.
El peligro de depender del agua o el gas natural reside en los accidentes que suceden de forma habitual que dañan el ambiente y elevan las tarifas de pago por la energía a los peruanos.
Debido a la revelación del caso de corrupción de Odebrecht, empresa brasileña que pagó a autoridades peruanas de todos los partidos políticos para obtener contratos de infraestructuras públicas, a inicios del 2017 se tuvo que paralizar uno de los proyectos que iba a proveer de energía eléctrica a seis regiones del sur peruano, el Gasoducto del Sur. Por supuesto, esta paralización elevó las tarifas eléctricas.
En febrero de este año por otro lado se dio una rotura en el ducto del proyecto Camisea al sur del Perú, en la región de Cusco. El ducto subterráneo tiene como función el transporte líquidos de gas natural (LGN). El accidente también afectó el ambiente y el territorio indígena local debido al derrame de hidrocarburos. Más de 20 personas fueron afectadas.
“Con las hidroeléctricas también hay un peligro latente. Con las sequías se podría reducir la cantidad de agua que haga funcionar a este tipo de infraestructuras. Con las energías renovables no convencionales esto no sucede, existe seguridad energética”, resaltó Coronado.
Como muchas de las actividades productivas del Perú, el sector energético está localizado cerca o se encuentra en la misma capital. El 80% de las generadoras eléctricas están ubicadas en el centro, según información de la SPR, cuando en el resto del Perú existe un gran potencial para el desarrollo de las energías renovables no convencionales.
En el norte existe un potencial solar y de vientos para la energía solar y eólica, respectivamente. Mientras que el oriente, es decir, la Amazonía, se encuentran ecosistemas que favorecen el establecimiento de generadores de energía solar y de biomasa. En el caso del sur peruano por ser una zona de volcanes está la posibilidad de generar energía geotérmica, solar y eólica.
Las energías renovables no convencionales no solo sacarían una sonrisa al planeta, sino al bolsillo del peruano. De acuerdo a información de la SPR, los peruanos pagamos por la energía eléctrica de nuestras casas hasta 140 US$ por megawatt-hora (MW/h), mientras que en la cuarta y última licitación para que el Estado peruano compre energías renovables se obtuvo el precio de 38 US$ MW/h por energía solar y 98 US$ MW/h en energía de biomasa.
Para que los beneficios citados de las energías renovables no convencionales puedan ser disfrutados por más peruanos debe aprobarse el Reglamento de Generación Distribuida, dijo Coronado.
“En setiembre del 2015 se publicó la modificación de la Ley de Concesiones Eléctricas. Esta decía que se permitía la generación distribuida, es decir, que puedas generar tu propia energía y que la red te pueda comprar los excedentes. El tema es que la manera cómo se iba a hacer este comercio iba a ser nombrado en el reglamento y le daba 6 meses al Ministerio de Energía y Minas para que lo haga. Es 2018 y aún nada”, manifestó el presidente de la SPR.
La ministra de Energía y Minas, Ángela Grossheim Barrientos prometió a Juan Coronado, según declaraciones de él mismo, que la reglamentación será aprobada en el primer trimestre de este año, es decir, hasta fin de marzo.
La energía es un tema que involucra a todos los peruanos. No falta nada para que cuando vendamos nuestro cobre al exterior se nos pregunté con qué tipo de energía se le extrajo para que pueda ser aceptado en el mercado internacional, advirtió Juan Coronado.