En Perú, las niñas menores de 14 años víctimas de violación son forzadas a continuar con embarazos que ellas rechazan y ponen en peligro sus vidas. Desde 2018 hasta septiembre de 2021, un total de 4 mil 758 niñas tuvieron partos por violación de acuerdo al Sistema de Registro del Certificado de Nacido Vivo del Ministerio de Salud (Minsa).

Al no estar sus cuerpos preparados para soportar un embarazo, enfrentan cuatro veces más posibilidades de fallecer. A pesar de esto, el personal médico no cumple con informarles a ellas y a sus familias que existe la posibilidad de acceder al aborto terapéutico, legal en el país desde 1924 y que cuenta con un protocolo para su aplicación aprobado en 2014 por el Minsa.

Estas son algunas historias de niñas que, además de lidiar con las secuelas psicológicas y emocionales de la violencia sexual, también conviven con el recuerdo de haber sido forzadas a continuar con embarazos que nunca desearon.

‘Nicole’

Cuando tenía 13 años, Nicole quedó embarazada. El violador fue su vecino. La gestación le causó severas complicaciones de salud, tuvo que ser internada de emergencia hasta tres veces en el hospital Rebagliati de Lima. A pesar de esto, el personal de salud nunca le informó que tenía derecho a solicitar el aborto terapéutico.

Fue forzada a llevar el embarazo, que culminó con un parto prematuro y la posterior muerte del recién nacido. Incluso ahora, Nicole intenta sobrellevar el trauma del embarazo forzado, de la violación y el miedo constante, pues su agresor aún no es sentenciado.

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‘Rosa’

Rosa es una niña ayacuchana que quedó embarazada a los 12 años luego de que dos hombres de su comunidad abusaran sexualmente de ella. En el hospital regional de Ayacucho nunca le dieron el kit de emergencia para prevenir embarazos no deseados y, cuando la familia solicitó el aborto terapéutico, el personal de salud nunca les respondió.

Su cuerpo no resistió y tuvo un aborto espontáneo. Lee su historia completa aquí.

‘Camila’

Desde que tenía 9 años, Camila era violada por su padre y a los 13 quedó embarazada. Su madre solicitó un aborto terapéutico, pero el hospital ignoró su petición. Al ser un embarazo de alto riesgo, el cuerpo de Camila no resistió y tuvo un aborto espontáneo.

Una fiscal decidió acusar a Camila de haberse provocado el aborto y la sometió a una investigación. Su caso ha sido presentado ante el Comité de Derechos del Niño de las Naciones Unidas para denunciar la persecución y desprotección del Estado peruano hacia las niñas víctimas de violencia.

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