Nuestro columnista Jesús Cossio nos presenta un cómic peruano que visibiliza los activismos feministas indígenas, basado en las historias de vida de sus protagonistas. Esta publicación reivindica la identidad rural a través del quechua y el reconocimiento al esfuerzo de miles de mujeres campesinas por alcanzar el derecho a igualdad.

Jesús Cossio

Incluido en »Movimientos y Momentos: Feminismos Indígenas del Sur Global», una antología producida y publicada por el Goethe-Institut Indonesien, presenta un cómic que tiene cuatro versiones (en inglés, alemán, español y quechua) y permite mostrar una perspectiva local sobre los feminismos contemporáneos. Trilce García narra la vida de Helen Quiñones Loaiza, una educadora y activista joven de Jilayhua en Cusco, quien dedica las emisiones de su programa de radio a difundir información sobre derechos humanos, de educación sexual integral y trata de personas, entre otros asuntos de interés para sus centenares de oyentes: mujeres quechuahablantes del sur de Perú.



Para contarnos la vida de Helen, este cómic repasa algunas representaciones que se han figurado en la cultura nacional sobre mujeres indígenas simbólicas (Mama Ocllo) e históricas (Micaela Bastidas). En ambos casos, escudriñando el rol de “compañeras”, que convencionalmente se les asigna, antes que hacer referencia a su rol autónomamente activo. Otro mérito de las autoras es contextualizar los alcances del feminismo moderno en contraste con las vidas de muchas mujeres de generaciones anteriores en zonas rurales andinas y su frustración de vivir en sociedades conservadoras que las limitaba del acceso a la educación y a una realización profesional. Las autoras no contraponen el rol maternal tradicional de las mujeres en zonas rurales a la idea de “exitosa mujer profesional” (propia del llamado feminismo blanco) sino que, a través de las vivencias de la misma Helen, procuran conciliar la calidez que los afectos maternales, significan en la cultura andina con las capacidades que (desde) el feminismo se ofrece: detener los abusos domésticos y rechazar la reclusión de las mujeres como únicamente cuidadoras de hijos. 

El cómic, acertadamente, está contado en un tono testimonial que apela al coloquialismo y al humor, más que ser un manual para entender el feminismo del siglo XXI. Algunas de sus partes más logradas son aquellas en las que acompañamos a la protagonista en la reivindicación de su identidad rural a través del quechua y el reconocimiento de que su esfuerzo en los estudios es una manera de alcanzar el anhelo de muchas mujeres de generaciones pasadas que no pudieron educarse. La lucha, por cierto, continúa: aún hay que bregar para romper la visión patriarcal y machista que obliga a las mujeres a “quedarse en la casa y criar a los hijos”. Felizmente cómics como este muestran los avances significativos en esta lucha. 

     

Este cómic puede ser leído en: https://trilcegarcia.com/warmimasiy